/ martes 8 de septiembre de 2020

El informe del año de la pandemia

La pandemia coronavirus sigue (son ya 27, 310,029 casos y 893,432 muertes). Con ritmos diferenciados que afectan la vida social, cultural, económica, y política de todos los países del mundo.

En México independientemente de la interpretación de las cifras y las curvas que no se aplanan, la nueva normalidad que se está conformando desembocará en 2021 en una crisis sanitaria convergente con una recesión económica que impactará los resultados del proceso electoral en que se votará por 21,368 cargos.

En ese escenario se presentaron en 2020 los informes gubernamentales que mandata la legislación estatal y federal, sobre el estado que guarda la administración pública. En el caso de Durango enmarcado en el sistema estatal de rendición de cuentas y vinculados a los planes estatal y municipales de desarrollo. Guardando las medidas sanitarias acudieron a los respectivos recintos oficiales, donde se expresaron los posicionamientos, respectivamente, de regidores y diputados, de las fracciones partidistas con presencia en el Cabildo y en el Congreso local.

Como sabemos, en estos cuerpos colegiados plurales se hará el análisis y la glosa del documento escrito que contiene el primer informe del presidente municipal Jorge Salum del Palacio y el cuarto del gobernador José Aispuro Torres. Un tema obligado que ambos abordaron fue el de la estrategia de gestión de la contingencia sanitaria en los ámbitos de su competencia (en nuestro estado más de 6839 confirmados y 521 defunciones por Covid-19).

EL SEGUNDO INFORME DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

La pandemia y el estilo personal del presidente Andrés Manuel López Obrador introdujeron cambios a la forma y el fondo de los tradicionales informes presidenciales de los que fui testigo desde el sexenio del presidente Luis Echeverría cuando se decía que el 1° de septiembre era el “Día del Presidente”. Se mantiene el envío del documento escrito al Poder Legislativo, que durante los últimos años ha entregado el titular de la Secretaría de Gobernación. Pero los informes contenían datos duros potenciados en el mensaje político en que se resaltaban los logros matizados con algunas reflexiones autocríticas y los desafíos a enfrentar en el futuro.

Considerando las nuevas circunstancias voy a compartir algunas apreciaciones sobre el contenido del discurso del Segundo informe del presidente López Obrador qué pronunció en el Salón de Tesorería del Palacio Nacional ante una centena de sus colaboradores e invitados.

Fue diferente el escenario. Hubo respeto a las medidas sanitarias. Esta vez no fue la sede del Congreso de La Unión ni en un acto masivo en el Zócalo de la Ciudad de México. Sin embargo el presidente López Obrador mantuvo el tono del discurso de “las mañaneras”, en las que informa y manda mensajes toda la semana de lunes a viernes. En la del 1° de septiembre no improvisó. Hubo un discurso escrito y pensado conforme la visión histórica y el itinerario político que ha seguido desde la campaña.

En mi apreciación el redireccionamiento de la temática apuntó al proceso electoral de 2021. En concordancia con su triunfalismo político electoral, ya hizo historia, con la contundente votación de 2018, al igual que Vicente Fox, sacó al PRI de Los Pinos. Ese es el perfil exitoso del político ganador de elecciones y el luchador social que sabe hablarle al pueblo y mostrar su voluntad de hacer realidad la inclusión social en un país de gran disparidad socioeconómica. Su mensaje de “primero los pobres”, convence.

En cuanto a la eficacia y perspectiva de su gestión gubernamental. En su discurso da la impresión de que en los dos primeros años ya se sentaron las bases de la Cuarta Transformación. “Es mucho lo realizado y en lo fundamental nos queda realmente poco por definir... Una vez que se tengan construidos los cimientos sólo quedará la tarea determinar la obra de transformación y seguir gobernando con rectitud y amor al pueblo”. Le quedan cuatro años para trascender por sus acciones estructurales, como un estadista.

Del cambio que se adivina en el segundo informe, resalto: Primero; el combate a la corrupción le genera la mayor aprobación. Segundo; el discurso de la austeridad republicana es valorado por la población. Tercero; los programas sociales son los que la práctica le proporciona la mayor calificación entre las familias.

No reiteró en su discurso, (“es motivo de orgullo poder decir que a siete de cada diez familias está llegando cuando menos un beneficio o algo de presupuesto público”). Cuatro; “el discurso de la pandemia”, enfocado más a la rehabilitación del sistema hospitalario y a la promesa de conseguir la vacuna de “manera universal gratuita” le da buenos dividendos, a pesar de los trágicos números. (634,000 contagiados y 67,558 decesos por Covid-19).

Sus resonancias políticas se harán sentir en el proceso electoral del 2021, a pesar de los encontronazos de las tribus de Morena.

Se mantiene el envío del documento escrito al Poder Legislativo, que durante los últimos años ha entregado el titular de la Secretaría de Gobernación. Pero los informes contenían datos duros potenciados en el mensaje político en que se resaltaban los logros matizados con algunas reflexiones autocríticas y los desafíos a enfrentar en el futuro.

La pandemia coronavirus sigue (son ya 27, 310,029 casos y 893,432 muertes). Con ritmos diferenciados que afectan la vida social, cultural, económica, y política de todos los países del mundo.

En México independientemente de la interpretación de las cifras y las curvas que no se aplanan, la nueva normalidad que se está conformando desembocará en 2021 en una crisis sanitaria convergente con una recesión económica que impactará los resultados del proceso electoral en que se votará por 21,368 cargos.

En ese escenario se presentaron en 2020 los informes gubernamentales que mandata la legislación estatal y federal, sobre el estado que guarda la administración pública. En el caso de Durango enmarcado en el sistema estatal de rendición de cuentas y vinculados a los planes estatal y municipales de desarrollo. Guardando las medidas sanitarias acudieron a los respectivos recintos oficiales, donde se expresaron los posicionamientos, respectivamente, de regidores y diputados, de las fracciones partidistas con presencia en el Cabildo y en el Congreso local.

Como sabemos, en estos cuerpos colegiados plurales se hará el análisis y la glosa del documento escrito que contiene el primer informe del presidente municipal Jorge Salum del Palacio y el cuarto del gobernador José Aispuro Torres. Un tema obligado que ambos abordaron fue el de la estrategia de gestión de la contingencia sanitaria en los ámbitos de su competencia (en nuestro estado más de 6839 confirmados y 521 defunciones por Covid-19).

EL SEGUNDO INFORME DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

La pandemia y el estilo personal del presidente Andrés Manuel López Obrador introdujeron cambios a la forma y el fondo de los tradicionales informes presidenciales de los que fui testigo desde el sexenio del presidente Luis Echeverría cuando se decía que el 1° de septiembre era el “Día del Presidente”. Se mantiene el envío del documento escrito al Poder Legislativo, que durante los últimos años ha entregado el titular de la Secretaría de Gobernación. Pero los informes contenían datos duros potenciados en el mensaje político en que se resaltaban los logros matizados con algunas reflexiones autocríticas y los desafíos a enfrentar en el futuro.

Considerando las nuevas circunstancias voy a compartir algunas apreciaciones sobre el contenido del discurso del Segundo informe del presidente López Obrador qué pronunció en el Salón de Tesorería del Palacio Nacional ante una centena de sus colaboradores e invitados.

Fue diferente el escenario. Hubo respeto a las medidas sanitarias. Esta vez no fue la sede del Congreso de La Unión ni en un acto masivo en el Zócalo de la Ciudad de México. Sin embargo el presidente López Obrador mantuvo el tono del discurso de “las mañaneras”, en las que informa y manda mensajes toda la semana de lunes a viernes. En la del 1° de septiembre no improvisó. Hubo un discurso escrito y pensado conforme la visión histórica y el itinerario político que ha seguido desde la campaña.

En mi apreciación el redireccionamiento de la temática apuntó al proceso electoral de 2021. En concordancia con su triunfalismo político electoral, ya hizo historia, con la contundente votación de 2018, al igual que Vicente Fox, sacó al PRI de Los Pinos. Ese es el perfil exitoso del político ganador de elecciones y el luchador social que sabe hablarle al pueblo y mostrar su voluntad de hacer realidad la inclusión social en un país de gran disparidad socioeconómica. Su mensaje de “primero los pobres”, convence.

En cuanto a la eficacia y perspectiva de su gestión gubernamental. En su discurso da la impresión de que en los dos primeros años ya se sentaron las bases de la Cuarta Transformación. “Es mucho lo realizado y en lo fundamental nos queda realmente poco por definir... Una vez que se tengan construidos los cimientos sólo quedará la tarea determinar la obra de transformación y seguir gobernando con rectitud y amor al pueblo”. Le quedan cuatro años para trascender por sus acciones estructurales, como un estadista.

Del cambio que se adivina en el segundo informe, resalto: Primero; el combate a la corrupción le genera la mayor aprobación. Segundo; el discurso de la austeridad republicana es valorado por la población. Tercero; los programas sociales son los que la práctica le proporciona la mayor calificación entre las familias.

No reiteró en su discurso, (“es motivo de orgullo poder decir que a siete de cada diez familias está llegando cuando menos un beneficio o algo de presupuesto público”). Cuatro; “el discurso de la pandemia”, enfocado más a la rehabilitación del sistema hospitalario y a la promesa de conseguir la vacuna de “manera universal gratuita” le da buenos dividendos, a pesar de los trágicos números. (634,000 contagiados y 67,558 decesos por Covid-19).

Sus resonancias políticas se harán sentir en el proceso electoral del 2021, a pesar de los encontronazos de las tribus de Morena.

Se mantiene el envío del documento escrito al Poder Legislativo, que durante los últimos años ha entregado el titular de la Secretaría de Gobernación. Pero los informes contenían datos duros potenciados en el mensaje político en que se resaltaban los logros matizados con algunas reflexiones autocríticas y los desafíos a enfrentar en el futuro.