/ viernes 31 de mayo de 2019

El interés del morbo

“El morbo hace que los humanos nos comportemos como seres desinhibidos en ciertas ocasiones”.- Megan Maxwell

Estoy convencido que la mayor parte de los mejicanos no leemos, no somos personas capaces de anhelar una cultura en la que conozcamos el por qué de las cosas y sus consecuencias; pero tampoco nos enteramos de las noticias, tal vez sí sepamos quien ganó en el fut, en el beis, o algún otro deporte.

Nos enteramos de la página roja, pero si llegamos a conocer algún acontecimiento social o político nos guiamos por el sensacionalismo que causa, aunque desconozcamos su esencia, el por qué de su origen y si su presentación por parte de los medios es creíble y correcta; pero también, desconociendo los alcances que pueda tener aquello que de momento se presenta con la intención de causar bastante sensación.

En lo personal he constatado que muchas de las noticias no son lo veraces que señalan ser, y siempre por lo regular existe algún dato cambiado, lo que sucede en la transmisión de una a otra persona, máxime si no fue expresado correctamente, tiende a tener imprecisiones. Es como el juego del teléfono descompuesto.

La opinión personal o particular vale que se pueda realizar, tratándose de un reportaje, de una crónica, entrevista, artículo o columna, debiendo expresarse también con conocimiento de causa y sabiendo que, lo que se dice se encuentra fundamentado y respaldado por pruebas o estudios de investigación.

Pero la noticia debe mostrarse en la forma en que sucede, transmitiéndose la realidad, en forma objetiva, sin deformar, ni tergiversar los hechos, pero guardando la opinión personal o particular para cuando se tenga la oportunidad de realizar algún artículo específico al respecto.

Los efectos en la comunicación pueden ser positivos o negativos, pero si esta noticia proviene de alguien cuyo deseo fue impactar, elevar el sensacionalismo de algún hecho, con el fin de obtener alguna opinión positiva o negativa sobre algo o alguna persona, es de tomarse en cuenta.

O sembrar una discordia, dividir, señalar o denunciar sin probar, ante una sociedad que no ha leído, que no se ha cultivado, que no está familiarizada con las noticias, puede ser grave y crear un malestar social según la propagación que tenga la forma en que se presenta el acontecimiento y que, en múltiples ocasiones ha provocado linchamientos de inocentes, que fueron señalados erróneamente por haber cometido un delito, que en realidad ni existió.

Dicen los que saben que, a todo ese tipo de personas que no están acostumbradas a leer, a conocer personalmente los hechos y no estar dispuestos a que les demuestre lo que se presenta como noticia, lo importante para ellos es la morbosidad, que es como un interés obsesivo que hasta puede ser enfermizo, como el de tener atracción hacia hechos y sucesos desagradables, sangrientos, violentos y sombríos.

Innumerables personas se sienten atraídos por el sufrimiento ajeno, cabe recordar el público que tenían los programas de Laura Bozzo, llenos de morbosidad, dotados de falsedad para atracción del público, pues si el programa no tuviera ese tipo de contenidos, no tendría la audiencia que lo mantenía como los de mayor expectación, de un público que muchos pudiéramos catalogar como ignorante e inculto.

Tratando de impactar con la noticia, si esta gira en torno de mostrar desventuras, fracasos y tragedias, en las que aparezca el dolor de hombres y mujeres que en alguna ocasión estuvieron encumbrados y con cierta categoría política, habrá siempre un público iletrado e inculto que aceptará la noticia con bastante agrado y hasta la festeja, aún sin conocer si aquello es veraz o no.

La escritora y filóloga valenciana, especializada en temática fantástica Laura Gallegos García, nos indica en sus memorias: “Supongo que nos dan más morbo las cosas malas, las imágenes de violencia. Nos hacen sentir seguros en nuestras casas y cómodos en nuestras vidas, o nos hunden en la miseria y nos reafirman en nuestra creencia de que el mundo es una mierda”.

La forma en la que transmiten los acontecimientos o determinados conceptos, nos da la pauta de conocer también la calidad y capacidad intelectual de quien las emite, que pudiendo ser algún disparate se le puede requerir el por qué señaló aquello, para no calificarla con el morbo cotidiano; como cuando un periodista de las conferencias mañaneras de López Obrador, directamente le preguntó a él: -“A qué se refería con 10 mil años de antigüedad de México”.

Respondiendo: - “Que tiene que ver con la antropología, desde cuando se conoce que existe el hombre en América, pues desde hace, alrededor de 5 ó 10 mil millones de años”. Creo que esto sí es de guardar bastante consideración, pues cualquier persona que tenga algún estudio profesional y señale lo anterior, no está en sus cabales, y en caso de que a mí me solicitara trabajo esta persona, el empleo que le pudiera asignar de acuerdo a sus conocimientos y forma de exponerlos, sería el de intendente o mandadero.

Pero podemos aclararle a quien dijo semejante disparate que, en el año de 2010, se ha calculado que la formación y existencia de nuestro planeta data de aproximadamente 4,470 millones de años, con un margen de error de aproximadamente el 1%. A quien se le puede presentar el argumento serio y bien fundamentado, pero que seguramente responderá: “Que él tiene otros datos”, y que, por supuesto, le creerán y respaldarán el pueblo bueno y sabio que a él le siguen.

“El morbo hace que los humanos nos comportemos como seres desinhibidos en ciertas ocasiones”.- Megan Maxwell

Estoy convencido que la mayor parte de los mejicanos no leemos, no somos personas capaces de anhelar una cultura en la que conozcamos el por qué de las cosas y sus consecuencias; pero tampoco nos enteramos de las noticias, tal vez sí sepamos quien ganó en el fut, en el beis, o algún otro deporte.

Nos enteramos de la página roja, pero si llegamos a conocer algún acontecimiento social o político nos guiamos por el sensacionalismo que causa, aunque desconozcamos su esencia, el por qué de su origen y si su presentación por parte de los medios es creíble y correcta; pero también, desconociendo los alcances que pueda tener aquello que de momento se presenta con la intención de causar bastante sensación.

En lo personal he constatado que muchas de las noticias no son lo veraces que señalan ser, y siempre por lo regular existe algún dato cambiado, lo que sucede en la transmisión de una a otra persona, máxime si no fue expresado correctamente, tiende a tener imprecisiones. Es como el juego del teléfono descompuesto.

La opinión personal o particular vale que se pueda realizar, tratándose de un reportaje, de una crónica, entrevista, artículo o columna, debiendo expresarse también con conocimiento de causa y sabiendo que, lo que se dice se encuentra fundamentado y respaldado por pruebas o estudios de investigación.

Pero la noticia debe mostrarse en la forma en que sucede, transmitiéndose la realidad, en forma objetiva, sin deformar, ni tergiversar los hechos, pero guardando la opinión personal o particular para cuando se tenga la oportunidad de realizar algún artículo específico al respecto.

Los efectos en la comunicación pueden ser positivos o negativos, pero si esta noticia proviene de alguien cuyo deseo fue impactar, elevar el sensacionalismo de algún hecho, con el fin de obtener alguna opinión positiva o negativa sobre algo o alguna persona, es de tomarse en cuenta.

O sembrar una discordia, dividir, señalar o denunciar sin probar, ante una sociedad que no ha leído, que no se ha cultivado, que no está familiarizada con las noticias, puede ser grave y crear un malestar social según la propagación que tenga la forma en que se presenta el acontecimiento y que, en múltiples ocasiones ha provocado linchamientos de inocentes, que fueron señalados erróneamente por haber cometido un delito, que en realidad ni existió.

Dicen los que saben que, a todo ese tipo de personas que no están acostumbradas a leer, a conocer personalmente los hechos y no estar dispuestos a que les demuestre lo que se presenta como noticia, lo importante para ellos es la morbosidad, que es como un interés obsesivo que hasta puede ser enfermizo, como el de tener atracción hacia hechos y sucesos desagradables, sangrientos, violentos y sombríos.

Innumerables personas se sienten atraídos por el sufrimiento ajeno, cabe recordar el público que tenían los programas de Laura Bozzo, llenos de morbosidad, dotados de falsedad para atracción del público, pues si el programa no tuviera ese tipo de contenidos, no tendría la audiencia que lo mantenía como los de mayor expectación, de un público que muchos pudiéramos catalogar como ignorante e inculto.

Tratando de impactar con la noticia, si esta gira en torno de mostrar desventuras, fracasos y tragedias, en las que aparezca el dolor de hombres y mujeres que en alguna ocasión estuvieron encumbrados y con cierta categoría política, habrá siempre un público iletrado e inculto que aceptará la noticia con bastante agrado y hasta la festeja, aún sin conocer si aquello es veraz o no.

La escritora y filóloga valenciana, especializada en temática fantástica Laura Gallegos García, nos indica en sus memorias: “Supongo que nos dan más morbo las cosas malas, las imágenes de violencia. Nos hacen sentir seguros en nuestras casas y cómodos en nuestras vidas, o nos hunden en la miseria y nos reafirman en nuestra creencia de que el mundo es una mierda”.

La forma en la que transmiten los acontecimientos o determinados conceptos, nos da la pauta de conocer también la calidad y capacidad intelectual de quien las emite, que pudiendo ser algún disparate se le puede requerir el por qué señaló aquello, para no calificarla con el morbo cotidiano; como cuando un periodista de las conferencias mañaneras de López Obrador, directamente le preguntó a él: -“A qué se refería con 10 mil años de antigüedad de México”.

Respondiendo: - “Que tiene que ver con la antropología, desde cuando se conoce que existe el hombre en América, pues desde hace, alrededor de 5 ó 10 mil millones de años”. Creo que esto sí es de guardar bastante consideración, pues cualquier persona que tenga algún estudio profesional y señale lo anterior, no está en sus cabales, y en caso de que a mí me solicitara trabajo esta persona, el empleo que le pudiera asignar de acuerdo a sus conocimientos y forma de exponerlos, sería el de intendente o mandadero.

Pero podemos aclararle a quien dijo semejante disparate que, en el año de 2010, se ha calculado que la formación y existencia de nuestro planeta data de aproximadamente 4,470 millones de años, con un margen de error de aproximadamente el 1%. A quien se le puede presentar el argumento serio y bien fundamentado, pero que seguramente responderá: “Que él tiene otros datos”, y que, por supuesto, le creerán y respaldarán el pueblo bueno y sabio que a él le siguen.