La impunidad ataca otra vez; sobre las patentes; parecer ser que sí existe y un chiste
Emilio "N", exdirector de Pemex, para justificar sus movimientos ilícitos y muy lucrativos, alega que fue forzado y presionado, y preguntamos:
¿Te presionaron? ¿Te forzaron? ¿Y el palacete en España, y las cuentas bancarias millonarias?. En nuestro derecho penal se castiga tanto el autor intelectual de un delito como el autor material, de lo contrario pensaremos que la impunidad ataca otra vez.
SOBRE LAS PATENTES
La historia nos habla de la época de la Conquista. Los grandes potencias europeas del territorio americano para extraer sus grandes riquezas que trasladaban, principalmente España e Inglaterra, usaban enormes barcos, y se creó una gran rivalidad, y a la corona inglesa se le ocurrió (que ca… tan ocurrentes) crear la figura de los corsarios, a la que otorgaban la patente de corso para asaltar a los barcos de otras nacionalidades para robarles los tesoros que transportaban.
La historia vuelve a repetirse 500 años después, pero las patentes no se otorgan a los corsarios, sino a los laboratorios farmacéuticos, y es un asalto en el costo de las medicinas de patente que llegan a costar 1,500 mientras los genéricos nos cuestan 200; ya lo veremos cuando se empiecen a comercializar las vacunas y medicinas para el Covid-19.
PARECER SER QUE SÍ EXISTE
A pesar del pesar, de que aquí en Durango ya sobrepasamos las 300 defunciones por la pandemia del coronavirus, todavía hay quienes dudan de la existencia y peligrosidad con su repetida y necia reflexión:
Yo no conozco a nadie que se haya contagiado de coronavirus.
Esperando que ese terco argumento pierda su vigencia, pues dudo que alguien no conozca a nuestro estimado gobernador, doctor José Rosas Aispuro Torres, a quien deseamos una profunda recuperación, pues desafortunadamente su contacto con el pueblo lo expuso al contagio y dio positivo al Covid.
No sean terquejos ¡y usen cubrebocas!
EL CHISTE DE HOY
Resulta que Remigio Nevares, un exitoso bracerito asentado en Chicago, aprovechando sus vacaciones decidió visitar a su familia en Durango y como tenía algún malestar fue a ver al doctor que le recetó algunos medicamentos y al pasar por Texas fue a una farmacia a surtirlos. Así, con asombro vio que las aspirinas tenían el tamaño de un hotcakes, diciéndole el empleado:
Aquí en Texas tenemos las aspirinas más grandes del mundo. Lo mismo sucedió con una inyección grandísima que también dijeron que eran las más grandes de la tierra.
A continuación le preguntaron qué otra medicina le hacía falta surtir, y Remigio un tanto asustado recogió su receta médica mientras dice al farmacéutico:
Nada más me llevo la aspirina y la inyección, ¡el supositorio mejor lo compro cuando llegue a Durango!
HASTA LA PRÓXIMA
