/ domingo 13 de diciembre de 2020

El Mundo según MAGL

UN CUENTO DE NUNCA ACABAR

Hace cuando menos 75 años, siendo yo un pequeñito sin malicia todavía, existía la costumbre, casi obligación, de que los abuelitos contaran a los nietos algún cuento antes de dormir y cuando no tenían ganas de esforzarse y que los chilpayates se durmieran, nos “contaban” un relato adormecedor que decía:

-Este era un gato, con sus pies de trapo y sus ojos al revés… ¿Quieres que te lo cuente otra vez?

Y hoy día vemos que la historia se repite, sólo que en vez de gato es Gatell el personaje, con sus gráficas al revés, quien aunque no queramos, nos cuenta un cuento de nunca acabar; ya vamos para el doble de muertos que él mismo nos contó que sería una catástrofe y que era la lejana cifra de 60,000 fallecidos.

LOS DOS COCHINITOS.- Lástima que se ha perdido la costumbre de organizar los burlesques, pues podría hacerse una buena parodia de esta canción de Cri Cri, el grillo cantor lo ensayó:

-Dos cochinitos ya están en la cama, los cochinitos después llegarán.

Y acostaditos los dos sin pijama, dentro de un rato los dos soñarán.

Uno soñaba que era un rey y se apellidaba López Gatell.

El gran ministro le hizo temer dos mil conferencias nomás para él.

Otro soñaba allá en el bar, que la gente extrañaba al gran Calderón.

Mas de repente se le acabó el ron, no cascó su partido y se puso a llorar.

Y el tercer cochinito aún no se me ocurre quien pudiera ser, así que se aceptan sugerencias.

REVISANDO UNA BELLA HISTORIA.- A pesar de mis 66 años de haber ingresado a la Universidad Juárez, entonces Instituto e inicialmente Colegio Civil, fundado en 1826, me considero un neófito en cuanto a la historia de tan gloriosa Institución y gracias a un regalo que me hiciera personalmente el inolvidable maestro el Lic. Ignacio Gallegos de su libro “Apuntes para la historia del Instituto Juárez de Durango”, me permiten compartir datos curiosos de sus inicios, como los nombres de su personal docente fundador: Director, don José del Regato; catedráticos: don Francisco Gómez Palacio, don Cayetano Mascareñas, don José Gerónimo Hernández, Lic. Aniceto Barraza y José Ma. Hernández, qué tan chingones no serían que todos merecieron el nombre de una calle.

Dato curioso que en el Art. II de su reglamento se establecía como obligación preferente el estudio preferente de la religión y como materias el catecismo del padre Ripalda, el catecismo Grande de Pougtn y la lectura de la Sagrada Escritura y el colmo, los alumnos que desearan entrar al colegio, deberán saber leer y escribir (ni modo que no) las 4 primeras reglas de contar y recitar de memoria el catecismo del padre Ripalda.

Qué bueno que no me tocó ese tiempo, pues la única oración que me sé de memoria es el padre nuestro, que rezo con devoción y que procuro actualizar. Por lo que donde reza líbranos de todo mal lo cambié a líbranos del mugroso Covid-19. Amén.

Hasta la próxima.

UN CUENTO DE NUNCA ACABAR

Hace cuando menos 75 años, siendo yo un pequeñito sin malicia todavía, existía la costumbre, casi obligación, de que los abuelitos contaran a los nietos algún cuento antes de dormir y cuando no tenían ganas de esforzarse y que los chilpayates se durmieran, nos “contaban” un relato adormecedor que decía:

-Este era un gato, con sus pies de trapo y sus ojos al revés… ¿Quieres que te lo cuente otra vez?

Y hoy día vemos que la historia se repite, sólo que en vez de gato es Gatell el personaje, con sus gráficas al revés, quien aunque no queramos, nos cuenta un cuento de nunca acabar; ya vamos para el doble de muertos que él mismo nos contó que sería una catástrofe y que era la lejana cifra de 60,000 fallecidos.

LOS DOS COCHINITOS.- Lástima que se ha perdido la costumbre de organizar los burlesques, pues podría hacerse una buena parodia de esta canción de Cri Cri, el grillo cantor lo ensayó:

-Dos cochinitos ya están en la cama, los cochinitos después llegarán.

Y acostaditos los dos sin pijama, dentro de un rato los dos soñarán.

Uno soñaba que era un rey y se apellidaba López Gatell.

El gran ministro le hizo temer dos mil conferencias nomás para él.

Otro soñaba allá en el bar, que la gente extrañaba al gran Calderón.

Mas de repente se le acabó el ron, no cascó su partido y se puso a llorar.

Y el tercer cochinito aún no se me ocurre quien pudiera ser, así que se aceptan sugerencias.

REVISANDO UNA BELLA HISTORIA.- A pesar de mis 66 años de haber ingresado a la Universidad Juárez, entonces Instituto e inicialmente Colegio Civil, fundado en 1826, me considero un neófito en cuanto a la historia de tan gloriosa Institución y gracias a un regalo que me hiciera personalmente el inolvidable maestro el Lic. Ignacio Gallegos de su libro “Apuntes para la historia del Instituto Juárez de Durango”, me permiten compartir datos curiosos de sus inicios, como los nombres de su personal docente fundador: Director, don José del Regato; catedráticos: don Francisco Gómez Palacio, don Cayetano Mascareñas, don José Gerónimo Hernández, Lic. Aniceto Barraza y José Ma. Hernández, qué tan chingones no serían que todos merecieron el nombre de una calle.

Dato curioso que en el Art. II de su reglamento se establecía como obligación preferente el estudio preferente de la religión y como materias el catecismo del padre Ripalda, el catecismo Grande de Pougtn y la lectura de la Sagrada Escritura y el colmo, los alumnos que desearan entrar al colegio, deberán saber leer y escribir (ni modo que no) las 4 primeras reglas de contar y recitar de memoria el catecismo del padre Ripalda.

Qué bueno que no me tocó ese tiempo, pues la única oración que me sé de memoria es el padre nuestro, que rezo con devoción y que procuro actualizar. Por lo que donde reza líbranos de todo mal lo cambié a líbranos del mugroso Covid-19. Amén.

Hasta la próxima.