/ martes 22 de diciembre de 2020

El paréntesis decembrino

Pareciera que a partir del día 12 de diciembre y hasta el 6 de enero se abriera una especie de paréntesis en la cotidianidad de los mexicanos, durante este tiempo se vive una conveniente modorra, lo único importante es gastar dinero y divertirse en jolgorios y francachelas.

Y más, hace que no importen las consecuencias de los excesos cometidos.

Algunos pensamos que el periodo decembrino de este pandémico 2020 podría ser diferente; casi 120 mil personas fallecidas por la Covid-19, hospitales al borde del colapso, el pronóstico de una caída de la economía de alrededor del 10% y la pérdida de millones de empleos eran factores más que válidos para suponerlo.

Sin embargo, la esencia del mexicano, bullanguera y de me vale veinte kilos de no me importa lo que pase se impuso, los centros y plazas comerciales de las ciudades del país lucen hasta las lámparas y ya se tienen reportes de reuniones en donde la sana distancia y el cubre bocas han quedado en el olvido.

Desafortunadamente el paréntesis decembrino no alcanzará para todos, se estima que se han perdido doce millones de empleos es lo que va de este año, cifra que desde luego no considera los millones de empleos informales que también se han perdido, ni tampoco el número de personas que han tenido que incursionar en la ocupación informal -se estima que a octubre de 2020 la tasa de informalidad laboral se situó en un 56%-, las que por obvias razones no tendrán aguinaldo.

Pero los que sí, pues a gastarlo sin reparos ni pudor, ya el año que entra Dios dirá, será electoral y lo veremos amenizado por los señores que dicen dedicarse a la política y buscar el bienestar de los mexicanos.

Pareciera que a partir del día 12 de diciembre y hasta el 6 de enero se abriera una especie de paréntesis en la cotidianidad de los mexicanos, durante este tiempo se vive una conveniente modorra, lo único importante es gastar dinero y divertirse en jolgorios y francachelas.

Y más, hace que no importen las consecuencias de los excesos cometidos.

Algunos pensamos que el periodo decembrino de este pandémico 2020 podría ser diferente; casi 120 mil personas fallecidas por la Covid-19, hospitales al borde del colapso, el pronóstico de una caída de la economía de alrededor del 10% y la pérdida de millones de empleos eran factores más que válidos para suponerlo.

Sin embargo, la esencia del mexicano, bullanguera y de me vale veinte kilos de no me importa lo que pase se impuso, los centros y plazas comerciales de las ciudades del país lucen hasta las lámparas y ya se tienen reportes de reuniones en donde la sana distancia y el cubre bocas han quedado en el olvido.

Desafortunadamente el paréntesis decembrino no alcanzará para todos, se estima que se han perdido doce millones de empleos es lo que va de este año, cifra que desde luego no considera los millones de empleos informales que también se han perdido, ni tampoco el número de personas que han tenido que incursionar en la ocupación informal -se estima que a octubre de 2020 la tasa de informalidad laboral se situó en un 56%-, las que por obvias razones no tendrán aguinaldo.

Pero los que sí, pues a gastarlo sin reparos ni pudor, ya el año que entra Dios dirá, será electoral y lo veremos amenizado por los señores que dicen dedicarse a la política y buscar el bienestar de los mexicanos.