/ jueves 23 de enero de 2020

¿El poder en México es la historia de las ocurrencias?

En esta columna, sería imposible enumerar todas las ocurrencias de la clase política mexicana, este tema, es motivo de un ensayo. La definición de ocurrencia es la siguiente: “idea inesperada de hacer algo o pensamiento original y repentino, sobre algo que hay que hacer”.

Otra dice: “Dicho o hecho ingenioso o graciosos que se le ocurre a una persona”. Si hacemos historia de las políticas y políticos, entonces México sería, el país de las ocurrencias.

Como dicen por ahí: hay de ocurrencias a ocurrencias. Tenemos de primera, de segunda, de tercera y hasta de cuarta ¿A quién se le ocurrió fundar lo que hoy es el PRI? Nada más y nada menos, que a Plutarco Elías Calles. Un organismo político que no se fundó para tomar el poder, porque ya lo tenía, la ocurrencia consistió en juntar a los caudillos de la Revolución, para hacer elecciones fraudulentas y durar setenta años en el poder. Pero esto no significó una ocurrencia, resultó ser una pesadilla ¿A quién se le ocurrió hacer el fraude más grande electoral en la historia de México? Ya recordó: a Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Manuel Bartlett, el PRI y el PAN.

Como dicen por ahí: Lo que en el pobre es borrachera, en el rico son relaciones públicas. En el pasado, los presidentes del PRI y del PAN no hicieron ocurrencias, tomaron decisiones del más alto nivel de las políticas públicas. Cuando Vicente Fox construyó las famosas cabañas en Los Pinos, no piense usted, que fue una ocurrencia de la señora Martha no, sólo fue un proyecto para embellecer la residencia oficial.

Cuando Felipe Calderón se vistió de general para declararle la guerra al narco, no vivimos una ocurrencia sólo se tomó la sabia decisión para tener como consecuencia uno de los países más violentos del mundo. Cuando Carlos Salinas le vendió Telmex a Carlos Slim, estuvo muy lejos de ser una ocurrencia con el tiempo significó que Slim se convirtiera, en uno de los hombres más ricos del mundo.

Nadie en su sano juicio puede decir que Enrique Peña Nieto fuera un presidente ocurrente. La famosa Casa Blanca no puede ser considerada una ocurrencia, más bien son regalos que le hicieron sus constructores favoritos, que ganaron millones de dólares haciendo negocios privados, con recursos públicos. Ya se ha comentado en medios nacionales que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, no cometieron una ocurrencia cuando compraron el polémico avión presidencial, sólo fue, una acción para cumplir sus múltiples compromisos presidenciales y no andar, por tierra o en vuelos comerciales. Intentar construir lo que sería el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México nunca fue una ocurrencia, en cambio cancelarlo sí, “La estafa maestra, La Estela de Luz, la operación Zafiro” entre otras cosas, pueden ser todo menos ocurrencias a diferencia, de lo que hoy sucede.

En esta columna, sería imposible enumerar todas las ocurrencias de la clase política mexicana, este tema, es motivo de un ensayo. La definición de ocurrencia es la siguiente: “idea inesperada de hacer algo o pensamiento original y repentino, sobre algo que hay que hacer”.

Otra dice: “Dicho o hecho ingenioso o graciosos que se le ocurre a una persona”. Si hacemos historia de las políticas y políticos, entonces México sería, el país de las ocurrencias.

Como dicen por ahí: hay de ocurrencias a ocurrencias. Tenemos de primera, de segunda, de tercera y hasta de cuarta ¿A quién se le ocurrió fundar lo que hoy es el PRI? Nada más y nada menos, que a Plutarco Elías Calles. Un organismo político que no se fundó para tomar el poder, porque ya lo tenía, la ocurrencia consistió en juntar a los caudillos de la Revolución, para hacer elecciones fraudulentas y durar setenta años en el poder. Pero esto no significó una ocurrencia, resultó ser una pesadilla ¿A quién se le ocurrió hacer el fraude más grande electoral en la historia de México? Ya recordó: a Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Manuel Bartlett, el PRI y el PAN.

Como dicen por ahí: Lo que en el pobre es borrachera, en el rico son relaciones públicas. En el pasado, los presidentes del PRI y del PAN no hicieron ocurrencias, tomaron decisiones del más alto nivel de las políticas públicas. Cuando Vicente Fox construyó las famosas cabañas en Los Pinos, no piense usted, que fue una ocurrencia de la señora Martha no, sólo fue un proyecto para embellecer la residencia oficial.

Cuando Felipe Calderón se vistió de general para declararle la guerra al narco, no vivimos una ocurrencia sólo se tomó la sabia decisión para tener como consecuencia uno de los países más violentos del mundo. Cuando Carlos Salinas le vendió Telmex a Carlos Slim, estuvo muy lejos de ser una ocurrencia con el tiempo significó que Slim se convirtiera, en uno de los hombres más ricos del mundo.

Nadie en su sano juicio puede decir que Enrique Peña Nieto fuera un presidente ocurrente. La famosa Casa Blanca no puede ser considerada una ocurrencia, más bien son regalos que le hicieron sus constructores favoritos, que ganaron millones de dólares haciendo negocios privados, con recursos públicos. Ya se ha comentado en medios nacionales que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, no cometieron una ocurrencia cuando compraron el polémico avión presidencial, sólo fue, una acción para cumplir sus múltiples compromisos presidenciales y no andar, por tierra o en vuelos comerciales. Intentar construir lo que sería el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México nunca fue una ocurrencia, en cambio cancelarlo sí, “La estafa maestra, La Estela de Luz, la operación Zafiro” entre otras cosas, pueden ser todo menos ocurrencias a diferencia, de lo que hoy sucede.