La respuesta no se hizo esperar. Ya había ocurrido cuando regresó a los medios en Durango. José Ramón Enríquez, hoy Senador de Morena, volvió a Durango y, en conferencia de prensa ratificó los anuncios que realizó semanas antes, sólo que ahora remasterizado.
Aquella vez, los mismos militantes de Morena en Durango se unieron y cerraron filas en torno a la “pureza” del partido y de las “trayectorias” añejas. Luego de senda reunión, ventilaron mensajes en redes sociales para mostrar su unidad y la fortaleza el partido en Durango.
Esta vez no fue diferente, sólo que la respuesta vino desde la misma Presidencia Municipal y en voz del mismísimo alcalde. Apenas unos días antes, el legislador tránsfuga reapareció y anunció inversiones por más de 35 millones de pesos en obras públicas que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes deberá ejecutar en todos sus procesos.
Pero, también en su primer acto público presencial tras su internamiento en la CDMX por sus padecimientos, Jorge Salum del Palacio le quitó la sonrisa. Denuncias por presuntos desvíos de 14 millones de pesos realizados durante su periodo como alcalde de la ciudad, fueron presentadas ante la Fiscalía Estatal Anticorrupción contra ex funcionarios municipales –directores y subdirectores-.
El hecho opacó la celebración del 457 aniversario de la ciudad. Los Tres Poderes ahí presentes, los políticos encumbrados del Estado atestiguaron el anuncio del edil. ¿Sorpresa? No creo que haya sido para algunos. Ese tipo de anuncios no se realiza sin consensos previos. Para los medios de comunicación fue la nota. El festejo quedó de lado; la política por encima de la historia.
Vaya regalo para la más de cuatro veces y media centenaria ciudad.
Muda, con la monja escondida al fondo, la ciudad vio cómo terminaban su fiesta aún antes de comenzar. Pareciera que esta vez no había nada qué festejar. Con la FENADU cancelada desde meses atrás producto de la pandemia, sin el estruendo de la música, el ágape y la celebración en su honor, la callada y tranquila ciudad entró en el bullicio político; otra vez.
fiel a su estilo, el senador no apareció para fijar una postura, envió a escuderos que dieron una tibia respuesta. ¡Venganza política! Clamaron. La política por encima de la supuesta verdad.
Era cuestión de tiempo. La reacción a la campaña anticipada de José Ramón a la anhelada candidatura al gobierno estatal de 2022 vendría, solo que el también oftalmólogo no la vio venir. No estaban preparado ni él, ni sus huestes. ¿Qué le harían daño?, claro que sí. Sería la ratificación de la sombra de corrupción sembrada desde que terminó su gestión como presidente municipal; sería la mancha en su discurso de honestidad de siempre y el símbolo máximo de su nueva casa, la 4T.
Hubo una réplica –aunque en mucho menor grado- del sismo que sacudió al priismo con la detención de su expulsado ex gobernador de Chihuahua, César Duarte y la extradición de Emilio Lozoya. Sí, mucho menor, pero no por ello inocuo. Es, además, el preámbulo de lo que viene con la ya culminada auditoría externa a su administración; esto sí se lo anunciaron.
José Ramón tendrá que acostumbrarse a que cada paso que dé en pos de, tendrá una respuesta de propios y extraños a su partido. Es una línea que debe tener o tiene ya bien definida. Que las denuncias prosperen judicialmente como desean muchos, es otro tema.
La acción del alcalde, para algunos, es un error e inviable jurídicamente hablando. No prosperará. Se alargarán como son todos los procesos de esta índole, los acusados se defenderán; el golpe mediático se irá diluyendo con el tiempo y –dicen- al final los inculpados no serán vinculados a proceso.
Sería un boomerang para Salum.
Otros, dicen que sí hay elementos de prueba y el daño será contundente e irreversible para José Ramón Enríquez. Que es solo la punta de la hebra que lo conducirá al descrédito y al final de su carrera política en Durango.
Pero, golpe que no tumba fortalece.
