/ viernes 30 de abril de 2021

El trabajo es sagrado

Para muchos el trabajo es un acceso al consumo mientras que para otros viene a ser una “maldición”. Desde la perspectiva bíblica, el trabajo es sagrado.

En primer lugar, el trabajo es una necesidad básica del ser humano. Cuando una persona no trabaja siente una pérdida interior. El trabajo especialmente para los hombres les ayuda a crecer emocional, física y espiritualmente. Se dice de Jesús que a los 12 años crecía “en todo” (Lc. 2:40), probablemente esto coincidió con la entrada a la carpintería de su papá José.

También, el ser gente productiva, creativa, solucionadora de problemas, generadora de bienes y servicios es una forma concreta de amar a nuestros semejantes. El trabajo dedicado de una mamá provee una atmósfera de amor a su esposo e hijos que hace que ellos quieran estar en la casa, disfruten de una rica cena o se alisten para ir a la escuela con entusiasmo. El trabajo dedicado de un papá genera una atmósfera de seguridad y de valor, que hace que la esposa e hijos se sientan dignos, valorados y significativos.

Por último, la manera en que trabajo revela quién soy: El trabajo permite que lo que hay dentro de mí sea revelado al mundo exterior. Entonces cuando trabajo, aquello que hay en mi interior se hace evidente: excelencia, mediocridad, diligencia, o pereza; fe o incredulidad; empatía o apatía, etc. El trabajo es uno de los principales indicadores del estado de nuestro corazón. Me dice un alumno de la universidad: “¿Cómo puedo hacer para pasar la materia lo más fácil posible?”. Tu trabajo revela la condición de tu alma, actitudes, pensamientos, etc.

En cierta ocasión, Jesús dijo a los judíos religiosos que querían matarlo: “Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo” (Jn. 5:17 BAD). El trabajo es parte de la naturaleza divina, es sagrado.

leonardolombar@gmail.com

Para muchos el trabajo es un acceso al consumo mientras que para otros viene a ser una “maldición”. Desde la perspectiva bíblica, el trabajo es sagrado.

En primer lugar, el trabajo es una necesidad básica del ser humano. Cuando una persona no trabaja siente una pérdida interior. El trabajo especialmente para los hombres les ayuda a crecer emocional, física y espiritualmente. Se dice de Jesús que a los 12 años crecía “en todo” (Lc. 2:40), probablemente esto coincidió con la entrada a la carpintería de su papá José.

También, el ser gente productiva, creativa, solucionadora de problemas, generadora de bienes y servicios es una forma concreta de amar a nuestros semejantes. El trabajo dedicado de una mamá provee una atmósfera de amor a su esposo e hijos que hace que ellos quieran estar en la casa, disfruten de una rica cena o se alisten para ir a la escuela con entusiasmo. El trabajo dedicado de un papá genera una atmósfera de seguridad y de valor, que hace que la esposa e hijos se sientan dignos, valorados y significativos.

Por último, la manera en que trabajo revela quién soy: El trabajo permite que lo que hay dentro de mí sea revelado al mundo exterior. Entonces cuando trabajo, aquello que hay en mi interior se hace evidente: excelencia, mediocridad, diligencia, o pereza; fe o incredulidad; empatía o apatía, etc. El trabajo es uno de los principales indicadores del estado de nuestro corazón. Me dice un alumno de la universidad: “¿Cómo puedo hacer para pasar la materia lo más fácil posible?”. Tu trabajo revela la condición de tu alma, actitudes, pensamientos, etc.

En cierta ocasión, Jesús dijo a los judíos religiosos que querían matarlo: “Mi Padre aun hoy está trabajando, y yo también trabajo” (Jn. 5:17 BAD). El trabajo es parte de la naturaleza divina, es sagrado.

leonardolombar@gmail.com

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