El ejercicio periodístico
Esta colaboración la realicé a propósito con reflexiones sobre el
oficio periodístico, porque está dedicado a dos reconocidos periodistas: A
Joaquín Martínez Garza, quien fungió como director de nuestra casa
editora hasta el jueves 15 de junio de 2023 día que decidió jubilarse
después de 36 años de servicio; y a Jorge Ibáñez Ascencio, quien fungió
como subdirector de El Sol de Durango hasta ayer miércoles 15 de
noviembre de 2023, quien también ha decidido jubilarse después de 41
de servicio. A los dos extraordinarios periodistas
pero mejores amigos, cabe expresarles mi gratitud por sus enseñanzas y
oportunos consejos, deseando que puedan realizar todos sus anhelos que
dejaron en el tintero de la vida y además -seguramente lo mejor- gozar
de una mayor convivencia familiar. Un fuerte abrazote con todo respeto
y profunda amistad.
Es tiempo de valorar, en su exacta dimensión, la labor periodística. Sin el periodismo, el hombre conocería su realidad únicamente a través de versiones orales, resúmenes e interpretaciones históricas y anecdotarios.
La información e interpretación del acontecer social aporta elementos para que el hombre sepa, analice, calcule, descarte, suponga, proponga, reclame, planifique, decida. Por su propia dinámica, el periodismo opera como estimulante y no como sedante del cambio social.
A Durango le han nacido hombres y mujeres que, dotados de un excepcional talento, han logrado dar proyección universal a la tierra que les nutrió sus primeros anhelos estéticos. Igual maestría les ha distinguido tanto en el ejercicio literario como en la elaboración de una sinfonía: No nos han sido ajenos ni el verso ni la nota. Bajo el azul purísimo de su cielo se han forjado pintores, científicos, guerreros, actores, escritores, educadores, diplomáticos, escultores, historiadores, entre otros, que con su quehacer han modificado y enriquecido la circunstancia histórica que nos tocó vivir.
Mantengamos vivo el amor por lo durangueño, que ha dado estilo y rumbo a esta ciudad provincial, fantásticamente protegida por San Jorge traspasando al dragón mitológico, donde el azul de su cielo y los crepúsculos que son como acuarela de dorados, de lilas y de castaños, señala el centro espiritual de una tierra que tiene en el mapa la espléndida forma de un gran corazón.
De todos los afluentes que constituyen la civilización, el único incompatible con la dictadura es la libertad de la palabra. Sólo la libertad de la palabra fue y será odiada intensamente por todos los tiranos, porque se opone a su afán demoniaco de rehacer el mundo a su guisa. La enemistad que hay entre la libertad de la palabra y el despotismo es eterna.
El periodismo comenzó en la inmortal Roma, entre aquellos patricios que tenían gran vocación para el derecho, y donde germinaron las grandes tesis de la humanidad, cuando los oradores hacían circular, en tablas de cera, grabadas con el estilo las noticias más sensacionales de la política romana.
El primer periodista del cristianismo fue Saulo de Tarso de Cilicia, cuyas epístolas o como diríamos ahora, editoriales, se leen aún a través de más de dos mil años. Tras este publicismo vino el periodismo formal cuando la Francia gloriosa aprovechó la gran invención de Gutenberg, hasta llegar a nuestros días, en que muchos sociólogos y políticos lo han denominado el indiscutible “cuarto poder”. Pero desde Cicerón en los comienzos, los periodistas auténticos han estado chocando de continuo con los césares que espantaron al mundo.
El fin de la era de un medio es el comienzo de la era de otro. Es una verdad a medias. Cuando surgió el Cinematógrafo, muchos pronosticaron la muerte del Teatro. La llegada de la televisión era el heraldo que marcaba el paso del cine y la radio al cuarto de los tiliches; con la aparición de la televisión por cable hubo quien dijera que la televisión abierta estaba acabada. Y, sin embargo, seguimos aplaudiendo a Shakespeare en el escenario, vamos al cine aunque compremos el BD, seguimos escuchando radio también aunque nos comuniquemos por Twitter o Facebook, y estemos preparándonos para lo que vendrá después.
En la Constitución de 1917 se encuentran los preceptos que establecen las garantías de libertad de expresión, de ideas y de imprenta (escribir y publicar). Sus antecedentes históricos se localizan en las Constituciones de Apatzingán y de Cádiz, pero la implantación definitiva de estas garantías que son innatas al individuo, ha requerido el derramamiento de mucha sangre y el esfuerzo constante de superiores arquetipos humanos, que como el duranguense Francisco Zarco Mateos, llenan con luz propia la historia de México. En la época juarista refulgieron en todo su esplendor los hombres más gloriosos del periodismo nacional.
Periodicidad, oportunidad, verosimilitud e interés público son características fundamentales del ejercicio periodístico. La transmisión y el enjuiciamiento de los hechos hacen del periodismo una disciplina básicamente intelectual, que se expresa con palabras. El periodismo pervierte su función cuando tergiversa, cuando miente, cuando negocia y cuando escamotea información.