/ viernes 23 de agosto de 2019

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A 500 años de la conquista, cara o cruz: Hernán Cortés (Segunda de dos partes)

El 18 de noviembre de 1518 Hernán Cortés se embarcó de Cuba a la Nueva España, al mando de 11 navíos y 547 hombres. Tres meses después, el 18 de febrero de 1519, Hernán Cortés pondría pie en Cozumel. Cortés toca tierra el Viernes Santo, por lo que, en señal de luto por la muerte de Jesucristo, él y su ejército visiten capa negra, imagen que se transmite mucho después para que en el corazón del imperio mexica lo confundan con Quetzalcóatl que regresa de su exilio. Llegó a los 34 años de edad. Para esa época ya era una persona mayor. La historia cambiaría para siempre.

El 14 de marzo de 1519 se desencadena el primer enfrentamiento entre el ejército de Cortés y un pueblo mesoamericano, el cual se le conoce como la Batalla de Centla. Alejandro Suárez, expresa que no sólo se trata dela primera victoria española, sino que, como botín de guerra, el pueblo Potonchán -en tierras de lo que hoy es Tabasco- le regala a los vencedores un tributo de joyas, animales, pieles y 20 jovencitas, entre ellas, Malitzin, quien será años más adelante la intérprete de Cortés ante Moctezuma y madre del primer mestizo, Martín Cortés.

Su viaje continuó por la costa del Caribe hasta llegar a lo que hoy es Veracruz, donde funda la Villa Rica de la Vera Cruz. Aquí es donde se mezcla su conocimiento político con lo legal. Haber fundado el 22 de abril de 1519 el primer Ayuntamiento de América le permitió romper lazos con Diego de Velázquez, y tener línea directa con el rey de España.

Desde Veracruz, y ya con comunicación con Moctezuma, tlatoani mexica, comienza su avanzada al centro de lo que hoy es México. El resto, es la historia de la Conquista: su buena relación con Moctezuma, sus alianzas con los pueblos enemigos de los mexicas, el asedio a Tenochtitlán y la caída del imperio.

Al cumplirse 500 años del inicio de la Conquista, la figura de Cortés vuelve a ser motivo de polémica y debate. Es ya tema de un nuevo libro, escrito por los historiadores Úrsula Camba y Alejandro Rosas, aparecido hace unos días en la editorial Taurus (Cara o cruz: Hernán Cortés). El conquistador es “el gran apestado de la historia nacional y el gran olvidado de la historia hispánica”, dicen en la introducción de la obra. “En el menos peor de los casos, su memoria se encuentra en una especie de limbo en ambos continentes: ni es de aquí ni es de allá. No deja de ser surrealista que la sociedad mexicana no haya podido darle vuelta a la página de la Conquista, ni que no la entienda como parte de un proceso histórico, y siga considerando que el origen de nuestros males (la corrupción, la desidia, la facilidad para procrastinar, el agandalle y otras perlitas), sean herencia española”.

Así es la historia humana universal y local. Llena de aciertos y de errores, de hazañas y fracasos, de luces y sombras, de amores y odios, de libertades y de esclavitudes, de lealtades y de traiciones, de individualismos y de colectivos, de esperanzas y barbaries, de batallas y pacificaciones, de fobias y de filias. Y, todo ello, se podría consensuar que es parte misma de la propia condición humana.

El 13 de agosto de 1521, se consumó la conquista de Tenochtitlán; Cuauhtémoc, último Emperador Azteca y defensor de la ciudad, cayó en poder del conquistador. Hernán Cortés regresó a su patria 23 años después de haber salido de ella. Murió en Castilleja de la Cuesta en 1547 a los 62 años de edad; sus restos reposan en el templo de Jesús de Nazareno anexo al Hospital de Jesús. Hernán Cortés es estimado como uno de los conquistadores y colonizadores más importantes de España.

Por su parte, admiradores y detractores del conquistador y de sus huestes, se han enfrentado en discusiones y argumentaciones que van desde llamarlos “conquistadores, saqueadores y asesinos destructores” hasta los que los nombran “portadores de la religión, lengua y constructores”. Es una polémica permanente que, en este 500 aniversario de la referida gesta, se reactualiza y tiene sus nuevos expositores y protagonistas.

Sin más, Cortés pasó a ser el fundador involuntario de lo que hoy conocemos como México. La mezcla de cultura, idioma, religión y demás cosas que hoy definen a nuestra nación. En nuestra historia hay muchos héroes que los recordamos como traidores, y traidores que son héroes. En el caso de Cortés, no hay duda de que es uno de los personajes que más deberíamos de repensar por lo que hizo.

El Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM ha diseñado un amplio programa que dio inicio con el ciclo de conferencias “El Historiador Frente a la Historia”, que este 2019 tendrá el doble objetivo de conmemorar “el encuentro de dos mundos” y homenajear al historiador Miguel León-Portilla. Tendrán una intensa actividad en 2019 para evaluar y reflexionar el aniversario número 500 de la llegada de Hernán Cortés.

La conquista y sus secuelas merecen nuevos análisis que estimulen el conocimiento y la reflexión de la historia nacional. Me quedo con la sensación de que México y su sociedad han estado en la mira de quienes buscan poder y riquezas hasta nuestros días. El tiempo trascurrido, el análisis científico, la reflexión serena debe prevalecer por encima de filias y fobias y terminar de comprender que el México actual no puede entenderse sin España y sin sus culturas originarias.

A 500 años de la conquista, cara o cruz: Hernán Cortés (Segunda de dos partes)

El 18 de noviembre de 1518 Hernán Cortés se embarcó de Cuba a la Nueva España, al mando de 11 navíos y 547 hombres. Tres meses después, el 18 de febrero de 1519, Hernán Cortés pondría pie en Cozumel. Cortés toca tierra el Viernes Santo, por lo que, en señal de luto por la muerte de Jesucristo, él y su ejército visiten capa negra, imagen que se transmite mucho después para que en el corazón del imperio mexica lo confundan con Quetzalcóatl que regresa de su exilio. Llegó a los 34 años de edad. Para esa época ya era una persona mayor. La historia cambiaría para siempre.

El 14 de marzo de 1519 se desencadena el primer enfrentamiento entre el ejército de Cortés y un pueblo mesoamericano, el cual se le conoce como la Batalla de Centla. Alejandro Suárez, expresa que no sólo se trata dela primera victoria española, sino que, como botín de guerra, el pueblo Potonchán -en tierras de lo que hoy es Tabasco- le regala a los vencedores un tributo de joyas, animales, pieles y 20 jovencitas, entre ellas, Malitzin, quien será años más adelante la intérprete de Cortés ante Moctezuma y madre del primer mestizo, Martín Cortés.

Su viaje continuó por la costa del Caribe hasta llegar a lo que hoy es Veracruz, donde funda la Villa Rica de la Vera Cruz. Aquí es donde se mezcla su conocimiento político con lo legal. Haber fundado el 22 de abril de 1519 el primer Ayuntamiento de América le permitió romper lazos con Diego de Velázquez, y tener línea directa con el rey de España.

Desde Veracruz, y ya con comunicación con Moctezuma, tlatoani mexica, comienza su avanzada al centro de lo que hoy es México. El resto, es la historia de la Conquista: su buena relación con Moctezuma, sus alianzas con los pueblos enemigos de los mexicas, el asedio a Tenochtitlán y la caída del imperio.

Al cumplirse 500 años del inicio de la Conquista, la figura de Cortés vuelve a ser motivo de polémica y debate. Es ya tema de un nuevo libro, escrito por los historiadores Úrsula Camba y Alejandro Rosas, aparecido hace unos días en la editorial Taurus (Cara o cruz: Hernán Cortés). El conquistador es “el gran apestado de la historia nacional y el gran olvidado de la historia hispánica”, dicen en la introducción de la obra. “En el menos peor de los casos, su memoria se encuentra en una especie de limbo en ambos continentes: ni es de aquí ni es de allá. No deja de ser surrealista que la sociedad mexicana no haya podido darle vuelta a la página de la Conquista, ni que no la entienda como parte de un proceso histórico, y siga considerando que el origen de nuestros males (la corrupción, la desidia, la facilidad para procrastinar, el agandalle y otras perlitas), sean herencia española”.

Así es la historia humana universal y local. Llena de aciertos y de errores, de hazañas y fracasos, de luces y sombras, de amores y odios, de libertades y de esclavitudes, de lealtades y de traiciones, de individualismos y de colectivos, de esperanzas y barbaries, de batallas y pacificaciones, de fobias y de filias. Y, todo ello, se podría consensuar que es parte misma de la propia condición humana.

El 13 de agosto de 1521, se consumó la conquista de Tenochtitlán; Cuauhtémoc, último Emperador Azteca y defensor de la ciudad, cayó en poder del conquistador. Hernán Cortés regresó a su patria 23 años después de haber salido de ella. Murió en Castilleja de la Cuesta en 1547 a los 62 años de edad; sus restos reposan en el templo de Jesús de Nazareno anexo al Hospital de Jesús. Hernán Cortés es estimado como uno de los conquistadores y colonizadores más importantes de España.

Por su parte, admiradores y detractores del conquistador y de sus huestes, se han enfrentado en discusiones y argumentaciones que van desde llamarlos “conquistadores, saqueadores y asesinos destructores” hasta los que los nombran “portadores de la religión, lengua y constructores”. Es una polémica permanente que, en este 500 aniversario de la referida gesta, se reactualiza y tiene sus nuevos expositores y protagonistas.

Sin más, Cortés pasó a ser el fundador involuntario de lo que hoy conocemos como México. La mezcla de cultura, idioma, religión y demás cosas que hoy definen a nuestra nación. En nuestra historia hay muchos héroes que los recordamos como traidores, y traidores que son héroes. En el caso de Cortés, no hay duda de que es uno de los personajes que más deberíamos de repensar por lo que hizo.

El Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM ha diseñado un amplio programa que dio inicio con el ciclo de conferencias “El Historiador Frente a la Historia”, que este 2019 tendrá el doble objetivo de conmemorar “el encuentro de dos mundos” y homenajear al historiador Miguel León-Portilla. Tendrán una intensa actividad en 2019 para evaluar y reflexionar el aniversario número 500 de la llegada de Hernán Cortés.

La conquista y sus secuelas merecen nuevos análisis que estimulen el conocimiento y la reflexión de la historia nacional. Me quedo con la sensación de que México y su sociedad han estado en la mira de quienes buscan poder y riquezas hasta nuestros días. El tiempo trascurrido, el análisis científico, la reflexión serena debe prevalecer por encima de filias y fobias y terminar de comprender que el México actual no puede entenderse sin España y sin sus culturas originarias.

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