Ni cajas de ‘seguridad’ de bancos son seguras (1)
En nuestra colaboración publicada por nuestra Casa Editora en esta misma sección el sábado 8 del mes en curso titulado “Santiago Nieto trabajamos coordinados o fracasamos aislados”, señalamos que en preguntas del público al expositor, Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, recibió de Enrique Rodríguez Nájera un oficio solicitando su intervención por un saqueo a todas luces ilegal de una cantidad importante en dólares de una caja de “seguridad” contratada con una institución bancaria.
El ingeniero Rodríguez Nájera me agradeció telefónicamente el comentario y me invitó a charlar para explicarme del robo del que fue objeto por Banamex. En muy agradable diálogo primero abordó los lazos de amistad que desde muy temprana edad cultivó con mis hermanos. En 1951 ingresa al nivel de Secundaria al Instituto Tecnológico de Durango quedando registrado en el Grupo A y mi hermano Óscar en el Grupo “B”, y se realizaban competencias académicas a las cuales Óscar se inscribía en todas las materias y en la única que perdía era en Química, porque era donde Rodríguez Nájera ganaba y era en la única en que se inscribía.
Terminada la Secundaria Vocacional ambos se trasladan a la Ciudad de México a inscribirse en el Instituto Politécnico Nacional, Enrique en la carrera de Ing. Metalúrgico en la Escuela de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (ESIQIE) y Óscar en la carrera de Ing. Civil en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA). El Ing. Rodríguez Nájera se regresa a Durango y a invitación del director del ITD, Ing. Mariano Cuéllar Guerrero, se incorpora como maestro en 1962, impartiendo 12 clases con una percepción mensual de 1,725 pesos mensuales. Óscar se reincorpora como estudiante al ITD, ya que contrae matrimonio y trunca su carrera profesional en el IPN, y estudia la carrera de Técnico Maderero en 1962 y el Ing. Rodríguez Nájera es su maestro en la materia de Física. Óscar logra ser Cuadro de Honor por el promedio de calificaciones más alto obtenido, es líder estudiantil y la noche en que partirían a México para ser elegido dirigente del Círculo Nacional Estudiantil de los Tecnológicos Regionales, el martes 13 de octubre de 1964 sufren un accidente automovilístico chocando contra el entonces estrecho puente de Celulósicos en la bajada de Nombre de Dios a la ciudad de Durango, perdiendo la vida además de Óscar los estudiantes Raúl Partida quien sería el secretario de organización de la nueva mesa directiva del Círculo Nacional y José Ariel Valencia Paredes, quien fungía como el presidente del Círculo Nacional Estudiantil de los Tecnológicos Regionales, además dirigían las sociedades de alumnos de los Tecnológicos de Orizaba y de Mérida, respectivamente.
Para recibir su primer cheque como docente era necesario esperar entre 3 y 4 meses en que llegara de la Federación, y Rodríguez Nájera era ya casado desde cuando cursaba el quinto año de profesional, rentó una casa por las calles de Aquiles Serdán y Apartado, y sólo contaba con un colchón, una mesa y una silla, por lo que Óscar procedió a solicitarle al director del Tecno que le incrementara el sueldo, cosa que no sucedió pero sí le autorizaron un préstamo de 1,500 pesos. Además Óscar le juntó un grupo de estudiantes para que les diera pasantías de química. Lo que también vino a aligerar la carga por la espera de la remuneración como profesor.
Señala Enrique Rodríguez que con Sergio –también hermano, y que apodaban el “Cagliostro”- que cursaba un año más adelante, se conocieron cuando Sergio y González Romero le quitaron a Enrique dos paletas, una en cada mano y uno por un lado y otro por la otra y en sus respectivas bicicletas partieron su fuga. Después se las regresaron y cimentaron una sólida amistad que se siguió cultivando en la Ciudad de México cuando Sergio estudió con éxito la carrera de Ingeniero Químico en la misma ESIQUIE del IPN. Ahí en la Ciudad de México, también tuvo la oportunidad de establecer amistad con el hermano mayor Héctor, egresado de la Escuela Libre de Derecho y que aquí en Durango siguieron cultivando esa sólida y respetable amistad. (Continuará).