/ sábado 26 de marzo de 2022

En Cartera

El verbo del latín colere, de donde proviene la palabra cultura, es agrícola por excelencia. Con este verbo los romanos expresaron más tarde, aparte del cuidado de la tierra, también el de los hombres. Nació así la preciosa palabra cultura, que aún hoy tiene dos significados diversos pero paralelos. Es cultura la del agro y la del ingenio. El concepto cultura basado en la explotación del suelo se transformó, en el correr de los años y se aplicó a las obras producidas por el hombre en general, y especialmente en lo tocante a las cosas del espíritu.

Para el investigador y escritor Guillermo Marín, señala que la cultura popular es la sabiduría producto de la experiencia de la vida de muchas generaciones de un pueblo. Es conocimiento trasmitido de generación tras generación, en el que se van sumando los descubrimientos y los aportes, individuales y colectivos, de orden material e inmaterial para facilitar la vida entre las personas, las familias y las comunidades. La cultura popular es un legado y representa el potencial de sabiduría y experiencia para enfrentar los desafíos de la vida.

Las culturas populares, entre culturas de lejanos y diferentes lugares, muchas veces son casi igual, porque se trata de la sabiduría y la experiencia del ser humano frente a la vida, independientemente de su cultura, lengua o nacionalidad. La cultura popular es entonces, un importante patrimonio cultural que le pertenece al pueblo. Los conocimientos de la cultura popular también están en el orden intangible de los valores, principios, actitudes, modales, lenguaje y formas de relacionarse de manera interpersonal, familiar, en comunidad y entre comunidades.

La cultura popular, por siglos, fue el medio por el cual las personas se humanizaban, educaban y socializaban. Cuando no existían instituciones educativas, la cultura popular, era quien enseñaba a las personas a saber cuál era la mejor forma de proceder. Por eso, en la cultura popular, los abuelos ocupan un papel fundamental, porque son la experiencia, la sabiduría viva en la familia y la comunidad.

Sin embargo, a partir de la creación de la colonización a escala global por Europa, que en cinco siglos se ha dedicado a “descubrir”, invadir y explotar a los pueblos de los demás continentes, comenzó la agresión a las culturas populares en el mundo. Así, después la colonización vino el capitalismo, la modernidad, el neoliberalismo y la globalización, lo que implicó la destrucción sistemática de las culturas populares de los pueblos, para imponer una nueva forma de vivir, nuevos valores y principios de vida, que tienen en su conjunto, como objetivo fundamental, la creación de riqueza de forma desmedida y enajenante por unos cuantos a través de la expoliación deshumanizada de los pueblos del planeta. Es aquí, donde la cultura popular es fundamental para mantener la resistencia cultural, la dignidad y la calidad de vida de los pueblos.

Usted, amable lector, puede verlo en Oaxaca, pueblos como los del Istmo de Tehuantepec, que, a través de la defensa de la lengua, sus tradiciones, fiestas, usos y costumbres, su calidad de vida es totalmente diferente de aquellos que se entregaron mansamente a la supuesta modernidad, y perdieron no solo la cultura, su forma de ser y su paisaje urbano, y fueron explotados sus recursos naturales –bosques y minas- en forma irracional.

Olvidar nuestra cultura popular, es olvidar a nuestros ancestros, representa literalmente tirar a la basura su experiencia de vida, y asumir torpemente, formas de vida que siempre vienen de fuera y que han homogenizado la forma de vida consumista, individualista e irresponsable que llamamos “vida moderna”.


El verbo del latín colere, de donde proviene la palabra cultura, es agrícola por excelencia. Con este verbo los romanos expresaron más tarde, aparte del cuidado de la tierra, también el de los hombres. Nació así la preciosa palabra cultura, que aún hoy tiene dos significados diversos pero paralelos. Es cultura la del agro y la del ingenio. El concepto cultura basado en la explotación del suelo se transformó, en el correr de los años y se aplicó a las obras producidas por el hombre en general, y especialmente en lo tocante a las cosas del espíritu.

Para el investigador y escritor Guillermo Marín, señala que la cultura popular es la sabiduría producto de la experiencia de la vida de muchas generaciones de un pueblo. Es conocimiento trasmitido de generación tras generación, en el que se van sumando los descubrimientos y los aportes, individuales y colectivos, de orden material e inmaterial para facilitar la vida entre las personas, las familias y las comunidades. La cultura popular es un legado y representa el potencial de sabiduría y experiencia para enfrentar los desafíos de la vida.

Las culturas populares, entre culturas de lejanos y diferentes lugares, muchas veces son casi igual, porque se trata de la sabiduría y la experiencia del ser humano frente a la vida, independientemente de su cultura, lengua o nacionalidad. La cultura popular es entonces, un importante patrimonio cultural que le pertenece al pueblo. Los conocimientos de la cultura popular también están en el orden intangible de los valores, principios, actitudes, modales, lenguaje y formas de relacionarse de manera interpersonal, familiar, en comunidad y entre comunidades.

La cultura popular, por siglos, fue el medio por el cual las personas se humanizaban, educaban y socializaban. Cuando no existían instituciones educativas, la cultura popular, era quien enseñaba a las personas a saber cuál era la mejor forma de proceder. Por eso, en la cultura popular, los abuelos ocupan un papel fundamental, porque son la experiencia, la sabiduría viva en la familia y la comunidad.

Sin embargo, a partir de la creación de la colonización a escala global por Europa, que en cinco siglos se ha dedicado a “descubrir”, invadir y explotar a los pueblos de los demás continentes, comenzó la agresión a las culturas populares en el mundo. Así, después la colonización vino el capitalismo, la modernidad, el neoliberalismo y la globalización, lo que implicó la destrucción sistemática de las culturas populares de los pueblos, para imponer una nueva forma de vivir, nuevos valores y principios de vida, que tienen en su conjunto, como objetivo fundamental, la creación de riqueza de forma desmedida y enajenante por unos cuantos a través de la expoliación deshumanizada de los pueblos del planeta. Es aquí, donde la cultura popular es fundamental para mantener la resistencia cultural, la dignidad y la calidad de vida de los pueblos.

Usted, amable lector, puede verlo en Oaxaca, pueblos como los del Istmo de Tehuantepec, que, a través de la defensa de la lengua, sus tradiciones, fiestas, usos y costumbres, su calidad de vida es totalmente diferente de aquellos que se entregaron mansamente a la supuesta modernidad, y perdieron no solo la cultura, su forma de ser y su paisaje urbano, y fueron explotados sus recursos naturales –bosques y minas- en forma irracional.

Olvidar nuestra cultura popular, es olvidar a nuestros ancestros, representa literalmente tirar a la basura su experiencia de vida, y asumir torpemente, formas de vida que siempre vienen de fuera y que han homogenizado la forma de vida consumista, individualista e irresponsable que llamamos “vida moderna”.


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