A 459 años de la fundación de la ciudad de Durango (II)
Con recursos que le facilitó su tío Diego de Ibarra, reclutó un ejército y cumplió cabalmente su tarea. Favoreció informalmente las fundaciones de Nombre de Dios, la ermita de Analco y los reales de minas de San José de Avino y San Lucas, todos en la clandestinidad porque no tenía facultades del Rey de España para establecer fundaciones.
Luchó y creció en la brega de la conquista y después de ocho años de ser conquistador, el 24 de junio de 1562 recibió del Virrey de la Nueva España don Luis de Velasco sus Capitulaciones como Gobernador y Capitán General de las tierras que fuera descubriendo. Dispuso de inmediato que desde el Valle de San Juan donde se encontraba acampando su fuerza, saliera Alonso de Pacheco a fundar la Villa, quien inició el trazo y puso la primera piedra el 14 de abril de 1563, para que dos meses y veinticuatro días después, el día 8 de julio de 1563 se presentara el gobernador a declarar formalmente la fundación de la Villa. Fue deseo del capitán Francisco de Ibarra y Arandia que la nueva Villa llevara el nombre de Durango en recuerdo de Durango de Vizcaya en España, lugar de nacimiento de los padres del fundador.
Lamentablemente no existe reseña escrita que dé noticias de este acto solemne, porque Baltasar de Obregón, cronista de Francisco de Ibarra y Arandia, en esas fechas aún no se incorporaba a sus huestes, por lo que el primer libro de Actas de Cabildo lo escribió Sebastián de Quiroz, primer escribano del primer Ayuntamiento de la Villa de Durango.
Pero ese primer Libro de Actas, se ha perdido para siempre. El historiador José Fernando Ramírez fue el descubridor en 1851 de la fecha de la fundación de la Villa de Durango, y por las costumbres y ordenanzas de la época nos llevan a la conclusión de que ese día 8 de julio de 1563 llegó a este lugar el gobernador y capitán general montado y armado acompañado de su ejército, desmontó su cabalgadura, vestía traje de gala color carmesí y amarillo oro, que eran los colores de la España señorial, venía equipado de armadura, yelmo, adarga, lanza, espada y escudero y ordenó a sus acompañantes que pusieran su rodilla en tierra, clavó con decisión en el piso el estandarte de la Nueva Vizcaya y dijo a su escribano don Sebastián de Quiroz: “Señor escribano, apunte usted para que quede asentado en el acta:
“Yo Francisco de Ibarra y Arandia, gobernador y capitán general de la Gobernación de la Nueva Vizcaya, por voluntad de su majestad el rey de España, del virrey de la Nueva España don Luis de Velasco, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de su majestad Felipe II Rey de España y de las Indias Orientales; mando, dispongo y ordeno se funde en este lugar la Villa de Durango que serás en lo sucesivo la capital de mi gobernación.
“Ordeno también que un pregonero salga de inmediato a pregonar la noticia a los cuatro puntos cardinales de la Villa, diciendo que en el nombre de Nuestro señor Jesucristo, por voluntad del Rey de España y orden de Francisco de Ibarra, gobernador y capitán general de estas tierras, de hoy en adelante y hasta la consumación de los siglos, aquí se asentará la Villa de Durango”.
La historia nos señala que la primera conquista de México termina en 1546 con el descubrimiento de los ricos depósitos de plata de Zacatecas, casi simultáneamente a la muerte del audaz extremeño Hernán Cortés en 1547. La segunda Conquista conocida como “Guerra de los Chichimecas” ensangrentó cuatro décadas, de 1550 a 1590 y fue la guerra contra indígenas más prolongada en la historia del Continente Americano. Y el acontecimiento más importante de la segunda conquista fue la fundación de Durango, con lo que las armas españolas iniciaron la colonización del norte de México. (Continuará)