/ lunes 13 de junio de 2022

Equilibrio político

Además de reflejar modificaciones en el mapa político de Durango, los resultados electorales del pasado 5 de junio, generan la expectativa de que habrá equilibrio en el ejercicio del poder, y que por ende los contrapesos inhibirán la corrupción y las acciones gubernamentales autoritarias que han impedido el crecimiento.

A diferencia del resto de los estados, en Durango confluirán de manera balanceada, las fuerzas políticas que ostentan el poder a través de los tres órdenes de gobierno: PRI, PAN y PRD, además de la gubernatura, tendrán 20 municipios; Morena, PT y Pvem, la Presidencia de la República y 18 Ayuntamientos y MC uno.

Está también el Congreso del Estado, donde la nivelación de fuerzas se refleja en acuerdos por consenso para aprobar reformas a la Constitución local y leyes reglamentarias. En la práctica parlamentaria, al menos en lo que va de la actual Legislatura, ha sido relegado el mayoriteo.

Opiniones de los politólogos nacionales, afirman que los votos de Morena provinieron en su gran mayoría de personas beneficiadas con los programas sociales. Aunque un gran porcentaje se decidió por el voto diferenciado al depositarlo a favor del candidato priista Esteban Villegas, olvidándose de la “marca”

Con tal escenario, lo que sigue es la construcción de los gobiernos de coalición, al menos en el caso de la alianza “Va por Durango”, con la integración de gabinetes plurales y multifuncionales.

El reto para el virtual titular del ejecutivo estatal, Esteban Villegas Villarreal, será invitar a colaboradores con perfiles que le garanticen el funcionamiento del aparato gubernamental. Que sean servidores públicos con vocación y conocedores de los temas que habrán de operar. Deberán desterrarse los funcionarios que han aprendido a “nadar de a muertito”.

Lo mismo habrá de suceder en los gobiernos municipales que son los más cercanos a la gente, primero para atiendan los servicios públicos con servidores honestos, y después para establecer una real y estrecha coordinación de objetivos y acciones con las políticas públicas federal y estatal, que emanen de los planes de desarrollo. Durango puede ser modelo a seguir.


Además de reflejar modificaciones en el mapa político de Durango, los resultados electorales del pasado 5 de junio, generan la expectativa de que habrá equilibrio en el ejercicio del poder, y que por ende los contrapesos inhibirán la corrupción y las acciones gubernamentales autoritarias que han impedido el crecimiento.

A diferencia del resto de los estados, en Durango confluirán de manera balanceada, las fuerzas políticas que ostentan el poder a través de los tres órdenes de gobierno: PRI, PAN y PRD, además de la gubernatura, tendrán 20 municipios; Morena, PT y Pvem, la Presidencia de la República y 18 Ayuntamientos y MC uno.

Está también el Congreso del Estado, donde la nivelación de fuerzas se refleja en acuerdos por consenso para aprobar reformas a la Constitución local y leyes reglamentarias. En la práctica parlamentaria, al menos en lo que va de la actual Legislatura, ha sido relegado el mayoriteo.

Opiniones de los politólogos nacionales, afirman que los votos de Morena provinieron en su gran mayoría de personas beneficiadas con los programas sociales. Aunque un gran porcentaje se decidió por el voto diferenciado al depositarlo a favor del candidato priista Esteban Villegas, olvidándose de la “marca”

Con tal escenario, lo que sigue es la construcción de los gobiernos de coalición, al menos en el caso de la alianza “Va por Durango”, con la integración de gabinetes plurales y multifuncionales.

El reto para el virtual titular del ejecutivo estatal, Esteban Villegas Villarreal, será invitar a colaboradores con perfiles que le garanticen el funcionamiento del aparato gubernamental. Que sean servidores públicos con vocación y conocedores de los temas que habrán de operar. Deberán desterrarse los funcionarios que han aprendido a “nadar de a muertito”.

Lo mismo habrá de suceder en los gobiernos municipales que son los más cercanos a la gente, primero para atiendan los servicios públicos con servidores honestos, y después para establecer una real y estrecha coordinación de objetivos y acciones con las políticas públicas federal y estatal, que emanen de los planes de desarrollo. Durango puede ser modelo a seguir.