/ domingo 12 de junio de 2022

Era Biden

Si bien el año pasado los demócratas se presumían de controlar las dos cámaras del congreso y además la Casa Blanca, hoy el panorama se ve frágil para dicho partido. El debate sobre la capacidad del presidente Joe Biden para mantener a Estados Unidos a flote se ve pronto a concluir con las elecciones de mitad de mandato en noviembre. No cabe duda de que el presidente ha tenido que enfrentar varios retos. Entre una recuperación económica, preservación del liderazgo mundial, adaptación al cambio climático, manejo de pandemia y la negociación con otros para la solución de la crisis migratoria, el mandatario urge por mantener la estabilidad de su país.

Asimismo, en un mundo interconectado, donde el efecto mariposa es más fuerte que nunca, la resolución a dichas problemáticas ha sido difícil de materializar, esto debido a la multiplicidad de intereses nacionales que existen en las negociaciones entre Estados Unidos y sus socios. La interdependencia que se ha generado en un sistema internacional globalizado obliga a Biden a tomar en cuenta lo que sus socios le piden a cambio. Tal es el caso del financiamiento de crecimiento económico en conflicto con el medio ambiente; la seguridad energética con la guerra en Ucrania y las caravanas de migrantes con la recuperación económica del país. Es aquí donde el presidente americano encuentra dificultades, pues en Washington el Congreso sí es un contrapeso para el Ejecutivo.

Por esta razón, Biden se ha visto sumergido, no sólo en una polarización dentro del sistema internacional, sino en su propio Estado. No es sorpresa que en un gobierno donde al presidente se le denominó como lame duck (incapaz) desde que entró al Despacho Oval, la cooperación bipartidista sea extrañada. Al comenzar el año, republicanos y demócratas aprobaron en conjunto una serie de iniciativas legislativas, entre ellas, la renovación de la ley de protección a mujeres, la mejora del servicio postal y la reparación de infraestructura. Sin embargo, con una economía que apenas se recupera, una seguridad energética amenazada por la guerra y la agravación de la crisis migratoria, el debate entre partidos se endurece y vuelve más difícil la aprobación de las propuestas del Ejecutivo. El mandatario incluso ha declarado que el GOP (en referencia al Partido Republicano) ha bloqueado y retrasado los planes de la Casa Blanca, algo que arriesga aún más la mayoría del Partido Demócrata en las dos cámaras.

De esta manera, la incertidumbre para las elecciones de mitad de mandato crece para Biden. Si bien el presente gobierno se caracteriza por ser uno de los que ha creado más empleos, 6.6 millones desde el 2021, las ambiciones de su agenda Build Back Better (Reconstruir Mejor) se ven obstaculizadas. Además de contar con las trabas que los republicanos ponen, el mandatario incluso ha tenido que lidiar con senadores demócratas que rechazan sus iniciativas, entre ellos Joe Manchin. Junto a esto, pese a los bajos índices presentados en el desempleo, la Casa Blanca encuentra una frustración en la imposibilidad de cumplir las promesas en las políticas migratorias. La persistencia de la pandemia y el estancamiento que las propuestas legislativas sufren en el Congreso, han debilitado la capacidad del presidente de cumplir sus objetivos en la agenda, tanto doméstica, como exterior.

Como resultado, algunos actores observan al presidente Joe Biden débil frente a su gobierno por la falta de apoyo que se le ha brindado y por los problemas a solucionar en la arena global como líder mundial. Surgen varias preguntas para el presidente de si podrá o no sacar a flote a Estados Unidos. Y más importante: ¿continuará por liderar el sistema internacional? Eso sí, una cosa es indiscutible, el mandatario recibió el país en una era compleja donde la gravedad de las crisis, económica, migratoria, climática y sanitaria, llega a niveles récord.

*Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México

Si bien el año pasado los demócratas se presumían de controlar las dos cámaras del congreso y además la Casa Blanca, hoy el panorama se ve frágil para dicho partido. El debate sobre la capacidad del presidente Joe Biden para mantener a Estados Unidos a flote se ve pronto a concluir con las elecciones de mitad de mandato en noviembre. No cabe duda de que el presidente ha tenido que enfrentar varios retos. Entre una recuperación económica, preservación del liderazgo mundial, adaptación al cambio climático, manejo de pandemia y la negociación con otros para la solución de la crisis migratoria, el mandatario urge por mantener la estabilidad de su país.

Asimismo, en un mundo interconectado, donde el efecto mariposa es más fuerte que nunca, la resolución a dichas problemáticas ha sido difícil de materializar, esto debido a la multiplicidad de intereses nacionales que existen en las negociaciones entre Estados Unidos y sus socios. La interdependencia que se ha generado en un sistema internacional globalizado obliga a Biden a tomar en cuenta lo que sus socios le piden a cambio. Tal es el caso del financiamiento de crecimiento económico en conflicto con el medio ambiente; la seguridad energética con la guerra en Ucrania y las caravanas de migrantes con la recuperación económica del país. Es aquí donde el presidente americano encuentra dificultades, pues en Washington el Congreso sí es un contrapeso para el Ejecutivo.

Por esta razón, Biden se ha visto sumergido, no sólo en una polarización dentro del sistema internacional, sino en su propio Estado. No es sorpresa que en un gobierno donde al presidente se le denominó como lame duck (incapaz) desde que entró al Despacho Oval, la cooperación bipartidista sea extrañada. Al comenzar el año, republicanos y demócratas aprobaron en conjunto una serie de iniciativas legislativas, entre ellas, la renovación de la ley de protección a mujeres, la mejora del servicio postal y la reparación de infraestructura. Sin embargo, con una economía que apenas se recupera, una seguridad energética amenazada por la guerra y la agravación de la crisis migratoria, el debate entre partidos se endurece y vuelve más difícil la aprobación de las propuestas del Ejecutivo. El mandatario incluso ha declarado que el GOP (en referencia al Partido Republicano) ha bloqueado y retrasado los planes de la Casa Blanca, algo que arriesga aún más la mayoría del Partido Demócrata en las dos cámaras.

De esta manera, la incertidumbre para las elecciones de mitad de mandato crece para Biden. Si bien el presente gobierno se caracteriza por ser uno de los que ha creado más empleos, 6.6 millones desde el 2021, las ambiciones de su agenda Build Back Better (Reconstruir Mejor) se ven obstaculizadas. Además de contar con las trabas que los republicanos ponen, el mandatario incluso ha tenido que lidiar con senadores demócratas que rechazan sus iniciativas, entre ellos Joe Manchin. Junto a esto, pese a los bajos índices presentados en el desempleo, la Casa Blanca encuentra una frustración en la imposibilidad de cumplir las promesas en las políticas migratorias. La persistencia de la pandemia y el estancamiento que las propuestas legislativas sufren en el Congreso, han debilitado la capacidad del presidente de cumplir sus objetivos en la agenda, tanto doméstica, como exterior.

Como resultado, algunos actores observan al presidente Joe Biden débil frente a su gobierno por la falta de apoyo que se le ha brindado y por los problemas a solucionar en la arena global como líder mundial. Surgen varias preguntas para el presidente de si podrá o no sacar a flote a Estados Unidos. Y más importante: ¿continuará por liderar el sistema internacional? Eso sí, una cosa es indiscutible, el mandatario recibió el país en una era compleja donde la gravedad de las crisis, económica, migratoria, climática y sanitaria, llega a niveles récord.

*Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México

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