/ viernes 17 de abril de 2020

Es mejor encontrar la razón

La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.- René Descartes

Considero que forzosamente hemos experimentado insatisfacción cuando de lo que nos ilusionamos, su resultado no fue el deseado, cuando no se cumplieron los objetivos esperados, cuando de una larga lista que consideramos lograríamos la totalidad, solo obtuvimos positivamente una cuarta parte de ella y, muchas veces hasta sufrimos porque lo deseado o lo esperado resultó diferente.

Existen situaciones aún más difíciles de aceptar, como cuando confiamos en alguna persona que nos convenció con su impactante labia y su actitud controladora, que además de ofrecernos lo deseado le depositamos una confianza total y hasta en ocasiones, llegamos a meter las manos al fuego por aquel proyecto. Pero al transcurso del tiempo que ya se auguraba un resultado, no fue posible, se aceptan las excusas, pero ante tanto pretexto y tanto tiempo acontecido sin ver el efecto positivo de lo ofrecido, aparece la duda, pero nos resistimos a creer que lo que se nos prometió fue falso o incorrecto.

Si nos abandonamos a la consideración de alguna persona por sus ofrecimientos o promesas, puede ser que se trate de un individuo “controlador” cuya primera característica en su contacto, es que, tratará de brindarnos sobreprotección, nunca señalará como llegará a ayudarnos, pero afirmará que será capaz de lograr todo lo que promete. Al no lograr su objetivo, encontrará siempre los pretextos necesarios y como característica especial de ese tipo de personas, es la intolerancia hacia algo que no le plazca, que vaya en contra de sus sueños o le incomode.

Si somos víctimas de un embaucamiento, costará trabajo aceptar que se aprovecharon de nuestra ingenuidad y sufrimos un engaño, pues siempre ha sido menester tener ilusiones, aunque lo razonable no lo consideremos formalmente. Cabe recordar una frase de Samuel Johnson: “Se puede tener por compañera a la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón”.

Pero tratando de aceptar un engaño, también es conveniente recordar lo señalado por Mark Twain, “Es más fácil engañar a la gente que convencerla que ha sido engañada”, pues aceptar que fuimos burlados deja en evidencia que nos vieron la cara, que actuamos con torpeza, por ignorancia o ingenuidad, y nuestro ego nos impediría a toda costa, haber sido víctimas de una mofa.

En lugar de reconocer, siempre se busca la justificación, así como el encontrar culpables, pero la aceptación no es resignación, sino que es afrontar el reconocimiento de la razón, que a su vez nos hace sentir personas capaces de distinguir con sabiduría lo que es correcto, la realidad del caso o de las circunstancias.

Lo que puede acallar nuestro orgullo ante el reconocimiento de haber sido engañados es que, tuvimos la capacidad de análisis para distinguir la razón, que no es otra cosa más que, la habilidad de haber reconocido los conceptos cuestionados, de los cuales establecimos su coherencia o contradicción y se encontró la verdad.

Arthur Rubinstein no se equivocó al manifestar que “no hay fórmula para el éxito excepto, tal vez, la aceptación incondicional de la vida y lo que trae”, pero mayor será el reconocimiento de cualquier persona que admita haberse equivocado, pues rectificar es de sabios.

Completamente sorprendido he quedado, de la aceptación por parte López Obrador, quien al inicio de la pandemia que vivimos no aceptaba guardar los cuidados requeridos por los especialistas; textualmente decía: “Hay quien dice que por lo de coronavirus no hay que abrazarse. Pero hay que abrazarse, no pasa nada”; y también decía que saliéramos a comer nuestros tacos y que él nos diría cuando ya no deberíamos de salir de nuestras casas. Considero que ante las críticas que mundialmente le hicieron por sus desacatos, ahora ha aceptado y reconocido que no debemos salir de nuestras casas y resguardarnos ante el virus latente.

Pues si el mismo López Obrador ha reconocido algo, creo que es mayormente posible que sus seguidores, ante las razones evidentes que no pueden dejar de ver, tienen la capacidad de aceptar que el presidente ha estado errando absolutamente en todo, que ha actuado con nepotismo y como dictador imponiendo cargos, que ha verificado la adquisición de multitud de bienes sin licitación alguna, pudiendo señalar tan solo la compra de 671 autotanques por un total de 92 millones de dólares, para atender la distribución de gasolinas y evitar el desabasto que se suscitó, pero que, en la actualidad no se tiene ni siquiera conocimiento, de la situación que guardan dichas unidades; la adquisición por parte de la (Sedena), de al menos 2,234 vehículos, sin proceso de licitación, que se destinarán para uso de la Policía Militar y de la Guardia Nacional. Su pregón de austeridad, que recorta presupuestos para hospitales, pero destina 2,100 millones de pesos para formar jugadores, entrenadores promoviendo el beisbol, que hoy las carencias de equipo en los hospitales son manifiestas y se recienten ante la pandemia que se está viviendo y que reclaman médicos y enfermeras en redes sociales.

Considero que es tiempo para que sus seguidores que creyeron en él se den cuenta y reconozcan que se equivocaron, que en realidad no está haciendo nada solo regalando dinero a ninis y flojos, pero también está hundiendo al país en todos los aspectos.

Respeto a mis amigos que difieren de mi pensamiento, aunque no creo que sea prudente, cerrar los ojos a la razón y no tengan argumentos para proceder en forma adversa a la verdad.

La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.- René Descartes

Considero que forzosamente hemos experimentado insatisfacción cuando de lo que nos ilusionamos, su resultado no fue el deseado, cuando no se cumplieron los objetivos esperados, cuando de una larga lista que consideramos lograríamos la totalidad, solo obtuvimos positivamente una cuarta parte de ella y, muchas veces hasta sufrimos porque lo deseado o lo esperado resultó diferente.

Existen situaciones aún más difíciles de aceptar, como cuando confiamos en alguna persona que nos convenció con su impactante labia y su actitud controladora, que además de ofrecernos lo deseado le depositamos una confianza total y hasta en ocasiones, llegamos a meter las manos al fuego por aquel proyecto. Pero al transcurso del tiempo que ya se auguraba un resultado, no fue posible, se aceptan las excusas, pero ante tanto pretexto y tanto tiempo acontecido sin ver el efecto positivo de lo ofrecido, aparece la duda, pero nos resistimos a creer que lo que se nos prometió fue falso o incorrecto.

Si nos abandonamos a la consideración de alguna persona por sus ofrecimientos o promesas, puede ser que se trate de un individuo “controlador” cuya primera característica en su contacto, es que, tratará de brindarnos sobreprotección, nunca señalará como llegará a ayudarnos, pero afirmará que será capaz de lograr todo lo que promete. Al no lograr su objetivo, encontrará siempre los pretextos necesarios y como característica especial de ese tipo de personas, es la intolerancia hacia algo que no le plazca, que vaya en contra de sus sueños o le incomode.

Si somos víctimas de un embaucamiento, costará trabajo aceptar que se aprovecharon de nuestra ingenuidad y sufrimos un engaño, pues siempre ha sido menester tener ilusiones, aunque lo razonable no lo consideremos formalmente. Cabe recordar una frase de Samuel Johnson: “Se puede tener por compañera a la fantasía, pero se debe tener como guía a la razón”.

Pero tratando de aceptar un engaño, también es conveniente recordar lo señalado por Mark Twain, “Es más fácil engañar a la gente que convencerla que ha sido engañada”, pues aceptar que fuimos burlados deja en evidencia que nos vieron la cara, que actuamos con torpeza, por ignorancia o ingenuidad, y nuestro ego nos impediría a toda costa, haber sido víctimas de una mofa.

En lugar de reconocer, siempre se busca la justificación, así como el encontrar culpables, pero la aceptación no es resignación, sino que es afrontar el reconocimiento de la razón, que a su vez nos hace sentir personas capaces de distinguir con sabiduría lo que es correcto, la realidad del caso o de las circunstancias.

Lo que puede acallar nuestro orgullo ante el reconocimiento de haber sido engañados es que, tuvimos la capacidad de análisis para distinguir la razón, que no es otra cosa más que, la habilidad de haber reconocido los conceptos cuestionados, de los cuales establecimos su coherencia o contradicción y se encontró la verdad.

Arthur Rubinstein no se equivocó al manifestar que “no hay fórmula para el éxito excepto, tal vez, la aceptación incondicional de la vida y lo que trae”, pero mayor será el reconocimiento de cualquier persona que admita haberse equivocado, pues rectificar es de sabios.

Completamente sorprendido he quedado, de la aceptación por parte López Obrador, quien al inicio de la pandemia que vivimos no aceptaba guardar los cuidados requeridos por los especialistas; textualmente decía: “Hay quien dice que por lo de coronavirus no hay que abrazarse. Pero hay que abrazarse, no pasa nada”; y también decía que saliéramos a comer nuestros tacos y que él nos diría cuando ya no deberíamos de salir de nuestras casas. Considero que ante las críticas que mundialmente le hicieron por sus desacatos, ahora ha aceptado y reconocido que no debemos salir de nuestras casas y resguardarnos ante el virus latente.

Pues si el mismo López Obrador ha reconocido algo, creo que es mayormente posible que sus seguidores, ante las razones evidentes que no pueden dejar de ver, tienen la capacidad de aceptar que el presidente ha estado errando absolutamente en todo, que ha actuado con nepotismo y como dictador imponiendo cargos, que ha verificado la adquisición de multitud de bienes sin licitación alguna, pudiendo señalar tan solo la compra de 671 autotanques por un total de 92 millones de dólares, para atender la distribución de gasolinas y evitar el desabasto que se suscitó, pero que, en la actualidad no se tiene ni siquiera conocimiento, de la situación que guardan dichas unidades; la adquisición por parte de la (Sedena), de al menos 2,234 vehículos, sin proceso de licitación, que se destinarán para uso de la Policía Militar y de la Guardia Nacional. Su pregón de austeridad, que recorta presupuestos para hospitales, pero destina 2,100 millones de pesos para formar jugadores, entrenadores promoviendo el beisbol, que hoy las carencias de equipo en los hospitales son manifiestas y se recienten ante la pandemia que se está viviendo y que reclaman médicos y enfermeras en redes sociales.

Considero que es tiempo para que sus seguidores que creyeron en él se den cuenta y reconozcan que se equivocaron, que en realidad no está haciendo nada solo regalando dinero a ninis y flojos, pero también está hundiendo al país en todos los aspectos.

Respeto a mis amigos que difieren de mi pensamiento, aunque no creo que sea prudente, cerrar los ojos a la razón y no tengan argumentos para proceder en forma adversa a la verdad.