/ sábado 9 de octubre de 2021

Expresándose libremente se sabrá la realidad

Por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para la democracia y la paz duradera, los periodistas María Ressa de Filipinas y Dimitry Muratov de Rusia son nombrados los ganadores del premio Nobel de la paz.

El pasado jueves, como cada 7 de octubre de cada año y desde el año 1953, tuvo lugar la entrega de la medalla Belisario Domínguez, que es el máximo galardón que se entrega el Senado de la República, para reconocer a hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de la patria o de la humanidad.

El 3 de enero de 1953, a propuesta del presidente Adolfo Ruiz Cortines, se expidió el decreto y, en esta ocasión, la comisión especial para la entrega de esta presea, decidió fuera entregada a la senadora Morena Ifigenia Martínez.

Esta presea lleva el nombre de Belisario Domínguez, por haber sido valiente en sus expresiones como constante opositor de Victoriano Huerta; y el mayor impacto social que le guarda la historia, consistió en los discursos pronunciados en la Cámara de Senadores los días 23 y 29 de septiembre de 1913, al igual que innumerables manifestaciones políticas por las que defendía con valentía la libertad de expresión.

Las expresiones de Belisario Domínguez causaron enorme dolor a Victoriano Huerta y en venganza el día 7 de octubre de 1913, Belisario Domínguez fue sacado de su habitación en el hotel en el que se hospedaba, para después ser martirizado y un colega de él, de nombre Aureliano Urrutia le cortó la lengua en un quirófano y después lo asesinaron. Pero Urrutia mandó la lenga a su amigo Victoriano Huerta, como galardón y como muestra de que ya no podría expresarse jamás.

La libre expresión es uno de los derechos fundamentales del hombre, esencial en la lucha para el respeto y promoción de los derechos humanos, sin ella estamos condenados a la opresión, que además es una garantía de nuestra constitución, que conocemos la garantía de la libertad de expresarse, por cualquier vía, así como publicar escritos sobre cualquier materia.

Ante el conocimiento que, se haría la entrega de la medalla Belisario Domínguez por parte de presidente a Ifigenia Martínez, la senadora Lilly Tellez, convocó a sus compañeros del senado a preparase para que, ante la comparecencia del presidente, se le preguntara sobre las circunstancias que consideran están retrasando el progreso del país.

El presidente, en una conferencia desde Puebla, manifestó que declinaba su participación en la entrega de la presea en favor de Ifigenia, para evitar caer en provocaciones que pretendía hacer en su contra la senadora Lilly Tellez.

Y a su vez, la senadora Lilly Téllez, respondió que nunca agrediría al presidente, “pues ni que fuera Layda Sansores o Noroña, pero que sí deseaba explicarle que viola la constitución constantemente.

De lo que es posible reflexionar, ¿cómo tratándose de otorgar una presea que lleva el nombre de quien tanto defendió la libertad de expresión, y que por ello le cortaron la lengua y luego lo asesinaron, rehúye el presidente a entregar la medalla a quien dice admirar tanto, ahora rechace cualquier intento de él? En un país que le urge el diálogo y que él ha pregonado que hay que respetar a quien piense diferente. Dialogo que ha reclamado en sus 18 años de campaña, y del que hoy ha hecho un monólogo tedioso en sus mañaneras con periodistas inventados y con preguntas preparadas, en donde él si agrede, difama, insulta, maldice, humilla y se enorgullece de hacerlo.

Sabemos que la senadora Tellez, no es como Layda o Noroña, o como él. Pues entonces cree el león que todos son de su condición. Comprensible también, pues de lo que se le impute de violaciones a la Constitución, ya basta de tener siempre otros datos y no demostrarlos. Pero con miedo que le tenga a una dama es suficiente para conocer la calidad de persona que es.

Por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es una precondición para la democracia y la paz duradera, los periodistas María Ressa de Filipinas y Dimitry Muratov de Rusia son nombrados los ganadores del premio Nobel de la paz.

El pasado jueves, como cada 7 de octubre de cada año y desde el año 1953, tuvo lugar la entrega de la medalla Belisario Domínguez, que es el máximo galardón que se entrega el Senado de la República, para reconocer a hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de la patria o de la humanidad.

El 3 de enero de 1953, a propuesta del presidente Adolfo Ruiz Cortines, se expidió el decreto y, en esta ocasión, la comisión especial para la entrega de esta presea, decidió fuera entregada a la senadora Morena Ifigenia Martínez.

Esta presea lleva el nombre de Belisario Domínguez, por haber sido valiente en sus expresiones como constante opositor de Victoriano Huerta; y el mayor impacto social que le guarda la historia, consistió en los discursos pronunciados en la Cámara de Senadores los días 23 y 29 de septiembre de 1913, al igual que innumerables manifestaciones políticas por las que defendía con valentía la libertad de expresión.

Las expresiones de Belisario Domínguez causaron enorme dolor a Victoriano Huerta y en venganza el día 7 de octubre de 1913, Belisario Domínguez fue sacado de su habitación en el hotel en el que se hospedaba, para después ser martirizado y un colega de él, de nombre Aureliano Urrutia le cortó la lengua en un quirófano y después lo asesinaron. Pero Urrutia mandó la lenga a su amigo Victoriano Huerta, como galardón y como muestra de que ya no podría expresarse jamás.

La libre expresión es uno de los derechos fundamentales del hombre, esencial en la lucha para el respeto y promoción de los derechos humanos, sin ella estamos condenados a la opresión, que además es una garantía de nuestra constitución, que conocemos la garantía de la libertad de expresarse, por cualquier vía, así como publicar escritos sobre cualquier materia.

Ante el conocimiento que, se haría la entrega de la medalla Belisario Domínguez por parte de presidente a Ifigenia Martínez, la senadora Lilly Tellez, convocó a sus compañeros del senado a preparase para que, ante la comparecencia del presidente, se le preguntara sobre las circunstancias que consideran están retrasando el progreso del país.

El presidente, en una conferencia desde Puebla, manifestó que declinaba su participación en la entrega de la presea en favor de Ifigenia, para evitar caer en provocaciones que pretendía hacer en su contra la senadora Lilly Tellez.

Y a su vez, la senadora Lilly Téllez, respondió que nunca agrediría al presidente, “pues ni que fuera Layda Sansores o Noroña, pero que sí deseaba explicarle que viola la constitución constantemente.

De lo que es posible reflexionar, ¿cómo tratándose de otorgar una presea que lleva el nombre de quien tanto defendió la libertad de expresión, y que por ello le cortaron la lengua y luego lo asesinaron, rehúye el presidente a entregar la medalla a quien dice admirar tanto, ahora rechace cualquier intento de él? En un país que le urge el diálogo y que él ha pregonado que hay que respetar a quien piense diferente. Dialogo que ha reclamado en sus 18 años de campaña, y del que hoy ha hecho un monólogo tedioso en sus mañaneras con periodistas inventados y con preguntas preparadas, en donde él si agrede, difama, insulta, maldice, humilla y se enorgullece de hacerlo.

Sabemos que la senadora Tellez, no es como Layda o Noroña, o como él. Pues entonces cree el león que todos son de su condición. Comprensible también, pues de lo que se le impute de violaciones a la Constitución, ya basta de tener siempre otros datos y no demostrarlos. Pero con miedo que le tenga a una dama es suficiente para conocer la calidad de persona que es.