El miércoles pasado, se estrenó en las mañaneras el mentirómetro, para dar a conocer las supuestas mentiras de los medios de información convencionales, considerando que es para contrarrestar, o encontrar una excusa de tanta ficción, patrañas, mendacidades y demás que de las mañaneras se informan, o de las excusas y falsedades que manifestó este jueves, con motivo de los tres años de su triunfo electoral.
Debido a la simpatía y obediencia al presidente, se ha declarado constitucional por la SCJN, realizar una consulta con un costo de millones de pesos, con una pregunta totalmente ambigua y absurda, tal como: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminados a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?; algo totalmente confuso que, sabemos son facultades de los gobernantes realizar lo que corresponda y de conformidad con la aplicación de las normas establecidas, para el esclarecimiento de cualquier situación anómala que haya sucedido en nuestro país y sea merecedora de un castigo.
En un país gobernado por gente normal, si conoce de un delito, en lugar de pregonarlo como chisme en las conferencias mañaneras, actuaría de inmediato y ordenaría con las pruebas correspondientes la iniciación de una averiguación a fin de que, quien haya cometido la infracción sea juzgado por los tribunales previamente establecidos y con las leyes vigentes.
No habrá quien se oponga a que se aplique la ley en contra de cualquier infractor, y que todos cumplamos con nuestras obligaciones para saber vivir y convivir en una sociedad justa y responsable. ¿De qué sirve una consulta obscura y turbia, en la que se malgaste el dinero que pagamos con nuestros impuestos?
Si resultara que todos votáramos que sí a la vaga e imprecisa consulta, es algo que el presidente ya debería haberlo realizado desde que llegó al poder, pues así lo prometió, como prometió también, que desde el primer día de su gobierno los narcos cambiarían las armas por tractores, hasta lo juró. En varias ocasiones prometió y confirmó el 16 de enero del año pasado que, para el 1° de diciembre de 2020, México contaría con servicios de salud gratuitos y de calidad como en Dinamarca o Reino Unido; la realidad es que existe un desabasto de medicinas en todo el país, y los niños mueren de cáncer por falta de quimioterapias.
Mentirómetro que es parte del cúmulo de cuentos que lleva a cabo para satisfacción del morbo de sus seguidores, de quienes resulta increíble su ceguera a la realidad y crean aún las falacias que les dice. La organización Signos Vitales asegura que AMLO miente, en promedio, 80 veces en sus mañaneras y que está a punto de duplicar las 23 mil mentiras que The Washington Post le contabilizó a Trump en todo su mandato. Ahora debemos agregar el montón que dijo el jueves pasado.
Consultas, mentirómetro, rifas, etc., que son el truco que le ha valido para hacer sus caprichos, dejar de cumplir con sus obligaciones que también desconoce, y seguir fomentando el odio de su pueblo bueno y sabio en contra de las políticas del pasado, quienes son los culpables absolutos de todo lo malo que existe y de lo nulo e infructuoso que ha resultado su trabajo en la actual administración.
La clase media que desea formar, de igual forma es seleccionar a quienes para él son los que se autonombrarán como buenos, y quienes señalemos sus mentiras, incapacidades, ineptitudes y demás verdades, seremos los malos. Y así como utiliza a la UIF, para investigar a Murayama y su familia y a quienes él considere, bloquear cuentas de quien quiera, debería utilizar su poder para presentar pruebas y denunciar y quitarse de estar haciendo supuestas consultas y chismes de personas y administraciones anteriores que, aunque no esté yo de acuerdo con ellas, no solucionará absolutamente nada, pero sí distraer a sus seguidores.
Salir a votar por esa consulta inocua, es prestarse a tirar miles de millones de pesos que podrían emplearse en medicamentos para los niños que padecen cáncer, y que López Gatell tacha de golpistas. Atender en sí todas sus farsas, es alentar a que continúen la ficción, las patrañas y las mendacidades, que ya son cotidianas en todas sus peroratas.
