/ miércoles 24 de marzo de 2021

Guadalupe Victoria: Aniversario luctuoso de un olvidado

El pasado 21 de marzo conmemoramos el aniversario luctuoso de Guadalupe Victoria, primer presidente de México, por lo que la Gran Logia de Estado que porta su nombre, celebró con júbilo el acontecimiento, montando una guardia de honor en el monumento que lleva su nombre.

Victoria fue un hombre de ideales liberales, que puso la República federalista por encima de sus intereses personales. Su muerte acaeció en Perote, Veracruz, el 21 de marzo de 1843. Victoria es más recordado como el primer presidente del México independiente que por su actuación pública y su brillante y heroica actuación en la lucha insurgente. Su participación en la guerra de Independencia, convirtieron a Guadalupe Victoria en un caudillo valeroso y en un elemento valioso para la causa, lo que pronto le valió el reconocimiento de sus superiores. Adoptó el nombre de Guadalupe Victoria: el primero, en nombre de la virgen que sirve de estandarte a los independentistas y Victoria como muestra del desmedido anhelo de triunfo.

Para 1824, la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos declaraba en su artículo cuarto que "la forma de gobierno será una República, representativa, popular y federal". Los candidatos con mayor representatividad popular eran don Guadalupe Victoria y don Nicolás Bravo, correspondiéndole el triunfo al primero. Don Nicolás Bravo ocuparía la vicepresidencia. El 10 de octubre de 1824, don Guadalupe Victoria asumió el cargo de mayor responsabilidad en la joven nación. Al tomar posesión de la Presidencia, en su discurso aludió a las dificultades que enfrentaría su gobierno pero con la firme convicción de consolidar la independencia y la libertad.

En ocasión de la exhumación de los restos de Guadalupe Victoria en el 2010, en el monumento a la Independencia, se comentó que en la urna funeraria del prócer durangueño había un hueso de una pata de un venado junto a los supuestos restos de José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix (Guadalupe Victoria), y de manera inaudita se señaló que habían encontrado huesos de un recién nacido así como alguna osamenta de mujer. Este héroe durangueño de 58 años de edad quien falleciera en la fortaleza de Perote en Veracruz el 21 de marzo de 1843, recobró relativa vigencia al ser tema de interés local y nacional ya que sus restos que inicialmente fueran inhumados en la capilla de dicha fortaleza, por mandato expreso de Antonio López de Santa, el 8 de abril de 1843 fueron trasladados al cementerio de Santa Paula, en el mismo lugar de Veracruz. Posteriormente, el 3 de mayo de 1923 los restos fueron trasladados por disposición del presidente Obregón al Panteón de Dolores de la Ciudad de México, después de una serie de honores a su investidura y finalmente el 15 de septiembre de 1925 fueron trasladados a la columna de la Independencia por el presidente Plutarco Elías Calles. Sin embargo, se especuló que tanto sus ojos como su lengua habían sido llevados e inhumados en Puebla por un general de nombre Alejandro García; esta circunstancia puso de manifiesto la sospecha del destino que persiguió el cuerpo de Victoria después de su muerte, y para sorpresa de los durangueños en 2010 se puso en duda la autenticidad de sus restos que aparecieron acompañados de unos huesos de venado, de un niño y una mujer.

El pasado 21 de marzo conmemoramos el aniversario luctuoso de Guadalupe Victoria, primer presidente de México, por lo que la Gran Logia de Estado que porta su nombre, celebró con júbilo el acontecimiento, montando una guardia de honor en el monumento que lleva su nombre.

Victoria fue un hombre de ideales liberales, que puso la República federalista por encima de sus intereses personales. Su muerte acaeció en Perote, Veracruz, el 21 de marzo de 1843. Victoria es más recordado como el primer presidente del México independiente que por su actuación pública y su brillante y heroica actuación en la lucha insurgente. Su participación en la guerra de Independencia, convirtieron a Guadalupe Victoria en un caudillo valeroso y en un elemento valioso para la causa, lo que pronto le valió el reconocimiento de sus superiores. Adoptó el nombre de Guadalupe Victoria: el primero, en nombre de la virgen que sirve de estandarte a los independentistas y Victoria como muestra del desmedido anhelo de triunfo.

Para 1824, la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos declaraba en su artículo cuarto que "la forma de gobierno será una República, representativa, popular y federal". Los candidatos con mayor representatividad popular eran don Guadalupe Victoria y don Nicolás Bravo, correspondiéndole el triunfo al primero. Don Nicolás Bravo ocuparía la vicepresidencia. El 10 de octubre de 1824, don Guadalupe Victoria asumió el cargo de mayor responsabilidad en la joven nación. Al tomar posesión de la Presidencia, en su discurso aludió a las dificultades que enfrentaría su gobierno pero con la firme convicción de consolidar la independencia y la libertad.

En ocasión de la exhumación de los restos de Guadalupe Victoria en el 2010, en el monumento a la Independencia, se comentó que en la urna funeraria del prócer durangueño había un hueso de una pata de un venado junto a los supuestos restos de José Miguel Ramón Adaucto Fernández Félix (Guadalupe Victoria), y de manera inaudita se señaló que habían encontrado huesos de un recién nacido así como alguna osamenta de mujer. Este héroe durangueño de 58 años de edad quien falleciera en la fortaleza de Perote en Veracruz el 21 de marzo de 1843, recobró relativa vigencia al ser tema de interés local y nacional ya que sus restos que inicialmente fueran inhumados en la capilla de dicha fortaleza, por mandato expreso de Antonio López de Santa, el 8 de abril de 1843 fueron trasladados al cementerio de Santa Paula, en el mismo lugar de Veracruz. Posteriormente, el 3 de mayo de 1923 los restos fueron trasladados por disposición del presidente Obregón al Panteón de Dolores de la Ciudad de México, después de una serie de honores a su investidura y finalmente el 15 de septiembre de 1925 fueron trasladados a la columna de la Independencia por el presidente Plutarco Elías Calles. Sin embargo, se especuló que tanto sus ojos como su lengua habían sido llevados e inhumados en Puebla por un general de nombre Alejandro García; esta circunstancia puso de manifiesto la sospecha del destino que persiguió el cuerpo de Victoria después de su muerte, y para sorpresa de los durangueños en 2010 se puso en duda la autenticidad de sus restos que aparecieron acompañados de unos huesos de venado, de un niño y una mujer.