/ miércoles 3 de julio de 2019

Hacer un alto en el camino

La ruta para alcanzar nuestras metas está llena de esfuerzos, desvíos e incluso retrasos, sin embargo, es tan agradable la sensación del logro de nuestros sueños, es tanto lo que llena, que bien vale recorrer ese camino.

No obstante, a veces es necesario hacer un alto. Aun cuando pudiera ser frustrante, ya que el deseo de lograr esa anhelada meta es muy fuerte, es preciso confiar en qué es lo adecuado.

A veces es indispensable parar y hacer un alto en el camino, en nuestro camino lleno de muchas cosas por el que transitamos en una velocidad vertiginosa, viendo la vida pasar delante de nuestros ojos sin poder hacer más que dejarnos llevar por la corriente.

Y en este sentido tenemos que considerar que no vinimos a este mundo para ir a la velocidad de la rápida corriente de hoy, sino que nuestro paso es lo que nos permite trascender.

Por eso, estamos aquí para diseñar nuestra vida, para sacar a flote nuestras verdaderas fortalezas y dejar una huella en este mundo con nuestro trabajo apasionado, estamos para trazar planes que nos ayuden a cumplir nuestras metas, pero sobre todo para disfrutar de la vid, para detenernos a contemplar los pequeños pasos que damos y que contribuyen al éxito, para regocijarnos de lo lejos que llegamos día a día y estar orgullosas de nuestro esfuerzo, para ver nuestros aciertos pero también nuestros errores y aprender de ellos. Para sentirnos vivos porque estamos en movimiento, dirigiéndonos a nuestras cimas de éxito.

Cuando vamos corriendo sin parar, sin levantar la cabeza para ver todo el panorama, corremos el riesgo de ir a la meta equivocada o de no disfrutar el camino de manera que al llegar a la cima no podemos disfrutarla porque tenemos tanto cansancio acumulado.

Hay metas individuales o colectivas que nos enormes, por tanto, también tienen sus desafíos. Y existen momentos donde sentimos que el obstáculo en frente a nosotros es como una pared inmensa e infranqueable.

Y si bien, en la vida habrá épocas en las que debemos trabajar sin parar, es cierto también que debemos tener descanso de calidad, tanto físico como mental, como cuando hacemos ejercicio y debemos tomar una pausa para continuar más adelante.

En estos tiempos en que nos detenemos, es clave evaluar lo que hemos venido haciendo y ver si están contribuyendo a nuestras metas de éxito, es importante repasar nuestras prioridades y sobre todo, retomar energía para volver con fuerza a nuestras rutinas, pero más vivos, más despiertos, dispuestos a estar atentos a los pequeños detalles que suceden y disfrutar cada paso porque estamos convencidos de que nos acerca al lugar donde queremos estar.

Hacer este alto, es una clave de éxito porque permite dar un breve vistazo al mundo tanto al exterior como interior, para ver si algo cambió, las circunstancias, las tendencias, los compañeros de camino, y es posible que nosotros mismos, tal vez ya no queramos más ese sueño, o nuestro nivel de madurez o nuestra situación cambió y es importante hacer los ajustes para ir en la dirección correcta.

De ahí que sea fundamental en este periodo, darle tiempo y espacio a la reflexión, a la calma y a la meditación y evaluar de una manera juiciosa, a modo de balance de lo que se ha logrado y qué cambios debes hacer para conseguir el rumbo, en nuestro propio alto en el camino.

Y así, podemos seguir con decisión nuestro rumbo, o bien, dar el golpe de timón que necesita nuestra vida.

La ruta para alcanzar nuestras metas está llena de esfuerzos, desvíos e incluso retrasos, sin embargo, es tan agradable la sensación del logro de nuestros sueños, es tanto lo que llena, que bien vale recorrer ese camino.

No obstante, a veces es necesario hacer un alto. Aun cuando pudiera ser frustrante, ya que el deseo de lograr esa anhelada meta es muy fuerte, es preciso confiar en qué es lo adecuado.

A veces es indispensable parar y hacer un alto en el camino, en nuestro camino lleno de muchas cosas por el que transitamos en una velocidad vertiginosa, viendo la vida pasar delante de nuestros ojos sin poder hacer más que dejarnos llevar por la corriente.

Y en este sentido tenemos que considerar que no vinimos a este mundo para ir a la velocidad de la rápida corriente de hoy, sino que nuestro paso es lo que nos permite trascender.

Por eso, estamos aquí para diseñar nuestra vida, para sacar a flote nuestras verdaderas fortalezas y dejar una huella en este mundo con nuestro trabajo apasionado, estamos para trazar planes que nos ayuden a cumplir nuestras metas, pero sobre todo para disfrutar de la vid, para detenernos a contemplar los pequeños pasos que damos y que contribuyen al éxito, para regocijarnos de lo lejos que llegamos día a día y estar orgullosas de nuestro esfuerzo, para ver nuestros aciertos pero también nuestros errores y aprender de ellos. Para sentirnos vivos porque estamos en movimiento, dirigiéndonos a nuestras cimas de éxito.

Cuando vamos corriendo sin parar, sin levantar la cabeza para ver todo el panorama, corremos el riesgo de ir a la meta equivocada o de no disfrutar el camino de manera que al llegar a la cima no podemos disfrutarla porque tenemos tanto cansancio acumulado.

Hay metas individuales o colectivas que nos enormes, por tanto, también tienen sus desafíos. Y existen momentos donde sentimos que el obstáculo en frente a nosotros es como una pared inmensa e infranqueable.

Y si bien, en la vida habrá épocas en las que debemos trabajar sin parar, es cierto también que debemos tener descanso de calidad, tanto físico como mental, como cuando hacemos ejercicio y debemos tomar una pausa para continuar más adelante.

En estos tiempos en que nos detenemos, es clave evaluar lo que hemos venido haciendo y ver si están contribuyendo a nuestras metas de éxito, es importante repasar nuestras prioridades y sobre todo, retomar energía para volver con fuerza a nuestras rutinas, pero más vivos, más despiertos, dispuestos a estar atentos a los pequeños detalles que suceden y disfrutar cada paso porque estamos convencidos de que nos acerca al lugar donde queremos estar.

Hacer este alto, es una clave de éxito porque permite dar un breve vistazo al mundo tanto al exterior como interior, para ver si algo cambió, las circunstancias, las tendencias, los compañeros de camino, y es posible que nosotros mismos, tal vez ya no queramos más ese sueño, o nuestro nivel de madurez o nuestra situación cambió y es importante hacer los ajustes para ir en la dirección correcta.

De ahí que sea fundamental en este periodo, darle tiempo y espacio a la reflexión, a la calma y a la meditación y evaluar de una manera juiciosa, a modo de balance de lo que se ha logrado y qué cambios debes hacer para conseguir el rumbo, en nuestro propio alto en el camino.

Y así, podemos seguir con decisión nuestro rumbo, o bien, dar el golpe de timón que necesita nuestra vida.