/ miércoles 1 de septiembre de 2021

Haiga sido, como haiga sido

No me fijé o no recuerdo, pero tampoco me importa, el nombre ni el canal de televisión; pero era un pseudoperiodista temporero, haciendo sus pininos o emergente. Lo que sí debe hacer la empresa de marras, es despedirlo ipso facto por las burradas que dijo en el espacio respectivo

Se refirió a la demanda anunciada por Andrés Manuel y su canciller Marcelo Ebrard en contra de varias empresas fabricantes de armas de fuego, residenciadas en la Unión Americana y el aprendiz a que me refiero intentando hacer gala del dominio de la diplomacia y el derecho internacional, afirmó que la instancia iba a ser ignorada por el gobierno de Estados Unidos y los congresistas del vecino país. ¡Válgame el Santo Niñito!

Cinéfilo como es usted, tengo la seguridad de que recordará aquella película de 2003 protagonizada por John Cusack, Gene Hackamn, Dustin Hoffman y Rachel Weisz, basada en la novela de John Grisham.

El argumento versa sobre el juicio iniciado en Nueva Orleans por una viuda, contra un poderoso consorcio dedicado a la manufactura de armas de fuego, al que hace responsable de la muerte de su esposo, estando de por medio millones de dólares. Es lógico suponer que la factoría se defenderá como gato boca arriba, recurriendo a todos los medios legales e ilegales para defender sus intereses e indirectamente continuar asesinando vivientes por todo el mundo.

En la película, la ofendida está representada por Wendall Rohr interpretado por Dustin Hoffman, afamado abogado del sur de aquella nación que todavía conserva principios morales e imprime un interés personal al caso. Su contraparte es un inescrupuloso pero también hábil especialista en elección de jurados llamado Rankin Fitch, a quien da vida Gene Hackman. Éste instala un cuarto de guerra, en el que espía a su contrincante pero también los quehaceres del jurado para llegado el momento manipularlos.

Para no extendernos mucho adelantaremos, que el veredicto finalmente favorece a la parte actora, en virtud de que el jurado se decanta por la responsabilidad objetiva de la empresa, en la hechura de los artefactos, ya que no puede desligarse, así como así, de los resultados de sus actos que terminan causando fatales consecuencias.

Por citar sólo algunos ejemplos, están los atentados sufridos por escolapios en plena institución o viandantes a la luz del día y en la calle, por dementes que abren fuego contra las multitudes sin otra razón que su ofuscado entendimiento.

Esto es exactamente lo que hace el hermano Andrés Manuel y el presidenciable Marcelo. Es una demanda civil en contra de un particular, en la que nada tiene que ver el gobierno de Estados Unidos y mucho menos senadores y diputados gringos, puesto que se están sometiendo a la jurisdicción de un juez a quien conforme la legislación de aquel país le toca conocer. Probanzas van a sobrar al estado mexicano.

Para empezar ahí está la descarada operación “rápido y furioso” cuyo objetivo principal abortó en el sexenio del ya para entonces “Comandante Borolas”. Per se, este asunto es un hecho notorio y Felipe Calderón alcanzó fama pública con este suceso que todavía se le recrimina, puesto que está en la memoria del pueblo de México; por el que muy pronto el buen “fecal “, será llamado por la Corte Internacional de La Haya, que le ha encontrado elementos suficientes que lo convierten en delincuente por la hecatombe en México.

Luego mi querido lector, no se deje influenciar por los detractores de la administración federal, que a toda costa intentan ningunear todo cuanto hace. Lo mismo dijeron cuando AMLO pidió que España y el Vaticano ofrecieran disculpas a los pueblos originarios del país por los maltratos, humillaciones, saqueos y mancillamiento de su vida y cultura; no obstante, tuvo un gran impacto a nivel mundial, que era el propósito buscado por el mandatario para que otros estados voltearan a ver este país y comprobar que aún existimos.

Asimismo han intentado reducir a la indiferencia, el reciente homenaje a Simón Bolívar, al que se dieron cita representantes de la mayoría de las naciones latinoamericanas; en él, López Obrador pronunció un vibrante discurso que cimbró las fibras de los habitantes de este continente.

Tenga pues la seguridad de que la demanda de que hemos venido hablando debe prosperar, pero independientemente del resultado jurídico quedará un precedente que exima a México como responsable único y absoluto de la violencia que campea y que se adjudica sólo a las fuerzas del orden cuando que, por lo menos se debe, en el peor de los casos, compartir con los hacedores del armamento y las autoridades estadounidenses obligadas a regular la compra y distribución de las letales armas.

Y no hablamos de hondas o resorteras, sino de equipo que en cuestión de minutos puede acabar con un pueblo entero, ya que se han esforzado por irlos construyendo cada día más fatídicos, importando sólo el lucro y con un infinito desprecio hacia el hombre.

No me fijé o no recuerdo, pero tampoco me importa, el nombre ni el canal de televisión; pero era un pseudoperiodista temporero, haciendo sus pininos o emergente. Lo que sí debe hacer la empresa de marras, es despedirlo ipso facto por las burradas que dijo en el espacio respectivo

Se refirió a la demanda anunciada por Andrés Manuel y su canciller Marcelo Ebrard en contra de varias empresas fabricantes de armas de fuego, residenciadas en la Unión Americana y el aprendiz a que me refiero intentando hacer gala del dominio de la diplomacia y el derecho internacional, afirmó que la instancia iba a ser ignorada por el gobierno de Estados Unidos y los congresistas del vecino país. ¡Válgame el Santo Niñito!

Cinéfilo como es usted, tengo la seguridad de que recordará aquella película de 2003 protagonizada por John Cusack, Gene Hackamn, Dustin Hoffman y Rachel Weisz, basada en la novela de John Grisham.

El argumento versa sobre el juicio iniciado en Nueva Orleans por una viuda, contra un poderoso consorcio dedicado a la manufactura de armas de fuego, al que hace responsable de la muerte de su esposo, estando de por medio millones de dólares. Es lógico suponer que la factoría se defenderá como gato boca arriba, recurriendo a todos los medios legales e ilegales para defender sus intereses e indirectamente continuar asesinando vivientes por todo el mundo.

En la película, la ofendida está representada por Wendall Rohr interpretado por Dustin Hoffman, afamado abogado del sur de aquella nación que todavía conserva principios morales e imprime un interés personal al caso. Su contraparte es un inescrupuloso pero también hábil especialista en elección de jurados llamado Rankin Fitch, a quien da vida Gene Hackman. Éste instala un cuarto de guerra, en el que espía a su contrincante pero también los quehaceres del jurado para llegado el momento manipularlos.

Para no extendernos mucho adelantaremos, que el veredicto finalmente favorece a la parte actora, en virtud de que el jurado se decanta por la responsabilidad objetiva de la empresa, en la hechura de los artefactos, ya que no puede desligarse, así como así, de los resultados de sus actos que terminan causando fatales consecuencias.

Por citar sólo algunos ejemplos, están los atentados sufridos por escolapios en plena institución o viandantes a la luz del día y en la calle, por dementes que abren fuego contra las multitudes sin otra razón que su ofuscado entendimiento.

Esto es exactamente lo que hace el hermano Andrés Manuel y el presidenciable Marcelo. Es una demanda civil en contra de un particular, en la que nada tiene que ver el gobierno de Estados Unidos y mucho menos senadores y diputados gringos, puesto que se están sometiendo a la jurisdicción de un juez a quien conforme la legislación de aquel país le toca conocer. Probanzas van a sobrar al estado mexicano.

Para empezar ahí está la descarada operación “rápido y furioso” cuyo objetivo principal abortó en el sexenio del ya para entonces “Comandante Borolas”. Per se, este asunto es un hecho notorio y Felipe Calderón alcanzó fama pública con este suceso que todavía se le recrimina, puesto que está en la memoria del pueblo de México; por el que muy pronto el buen “fecal “, será llamado por la Corte Internacional de La Haya, que le ha encontrado elementos suficientes que lo convierten en delincuente por la hecatombe en México.

Luego mi querido lector, no se deje influenciar por los detractores de la administración federal, que a toda costa intentan ningunear todo cuanto hace. Lo mismo dijeron cuando AMLO pidió que España y el Vaticano ofrecieran disculpas a los pueblos originarios del país por los maltratos, humillaciones, saqueos y mancillamiento de su vida y cultura; no obstante, tuvo un gran impacto a nivel mundial, que era el propósito buscado por el mandatario para que otros estados voltearan a ver este país y comprobar que aún existimos.

Asimismo han intentado reducir a la indiferencia, el reciente homenaje a Simón Bolívar, al que se dieron cita representantes de la mayoría de las naciones latinoamericanas; en él, López Obrador pronunció un vibrante discurso que cimbró las fibras de los habitantes de este continente.

Tenga pues la seguridad de que la demanda de que hemos venido hablando debe prosperar, pero independientemente del resultado jurídico quedará un precedente que exima a México como responsable único y absoluto de la violencia que campea y que se adjudica sólo a las fuerzas del orden cuando que, por lo menos se debe, en el peor de los casos, compartir con los hacedores del armamento y las autoridades estadounidenses obligadas a regular la compra y distribución de las letales armas.

Y no hablamos de hondas o resorteras, sino de equipo que en cuestión de minutos puede acabar con un pueblo entero, ya que se han esforzado por irlos construyendo cada día más fatídicos, importando sólo el lucro y con un infinito desprecio hacia el hombre.