Conforme sube el termómetro en materia electoral, los protagonistas pierden el tiempo en hacer declaraciones a los medios. En este contexto, hace unos días Iván Ramírez soltó de su ronco pecho: “hasta Andrés Manuel viene del PRI”. Si partimos de la premisa de que el tricolor es el alma máter de todos los Partidos en México, entonces, como dice el corrido, “no hay nada que discutir”.
Hasta donde sabemos, el experredista es una especie de vocero de Morena o de Rosendo Salgado, como usted lo quiera ver. No sabemos si el hoy morenista hizo las declaraciones a título personal o a nombre del Partido de Morena. Ya pronto sabremos si a través de Iván Ramírez, Rosendo envía un mensaje, porque el que avisa no engaña.
Como diría Rubén Aguilar, lo que Iván Ramírez quiso decir fue, sólo dos expriistas pueden ser candidatos de Morena: Héctor Vela y Otniel García Navarro. Si AMLO viene del PRI, ¿entonces ellos pueden ser candidatos de Morena? Esto en clara referencia a Héctor y a Otniel que, por cierto, cada quien tiene su amarrador, Enrique Novelo es el de García Navarro y Rosendo Salgado el de Vela Valenzuela. Bueno, como dijo el clásico, eso dice la gente.
Sólo que hay un pequeño problema: no todos los expriistas son iguales ni pueden ser medidos con la misma vara. Iván tiene razón cuando afirma lo de López Obrador, y solo le faltó mencionar al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. ¿Cuántos expriistas existen con la calidad moral, personal y política de la figura de Andrés Manuel?, ¿tendrían cabida en Morena los hermanos Moreira, el exgobernador de Chihuahua César Duarte, el de Veracruz Javier Duarte o los exgobernadores Andrés Granier de Tabasco o Fausto Vallejo Figueroa de Michoacán?
Si López Obrador se fue del PRI y después del PRD es porque se dio cuenta de que en esos partidos nunca llegaría a ser presidente de la República.
Durante muchos años, toda la partidocracia del país se unió para no dejarlo llegar a Palacio Nacional en su calidad de presidente constitucional de los mexicanos, precisamente por lo que hoy está haciendo, tratar de acabar con la corrupción y los corruptos.
En el tema local, tal parece que lo declarado por Iván Ramírez lleva dedicatoria. Si por alguna razón la opinión de Rosendo Salgado pesa más que todo, entonces desde ahora se podría decir que Héctor Vela Valenzuela será el candidato.
¿Qué precio podría pagar Rosendo Salgado si se atreve? En primer lugar, el PAN se alzaría fácilmente con la victoria, porque hasta los de Morena votarían por las palomitas blancas vestidas de azul y los “morenos” se quedarían chiflando en la loma, y si nos permiten ir más lejos, hasta el PRI podría salir beneficiado. ¿Por qué? Tendrían dos candidatos a la Presidencia Municipal, porque donde hubo fuego cenizas quedan.
¿Se quedarán cruzados de brazos Nacho Aguado y Sandra Amaya? Y si las declaraciones de Iván llevan destinatario, puede suceder que todos los que aspiran a la Presidencia Municipal de Durango al interior de Morena, seguramente le harían una especie de TUCOM a don Rosendo Salgado y la militancia de Morena se revelaría, de eso usted no tenga duda.
Hay que medirle el agua a los camotes. Si Morena quiere ganar la Presidencia Municipal, más les vale que pongan a la candidata o candidato que no tenga cola que le pisen, o como el título de la película: “El pasado me condena”. La sociedad ya no quiere a los mismos, ni más de lo mismo, sean del partido que sean. Recuerden: Los electores cobran caro cuando van a las urnas.
