/ miércoles 12 de agosto de 2020

¡Hasta siempre al pianista durangueño, Ramón Aguirre!

El pasado 2 de agosto del año en curso, recibimos la triste noticia del fallecimiento del maestro José Ramón Aguirre Aguilera, un hombre cuyas convicciones personales y profesionales fueron hasta su muerte, el profundo amor que le profesó a Durango y a su gente.

Su quehacer académico quedó de manifiesto en la Escuela Superior de Música de la Universidad Juárez del Estado de Durango, donde es recordado por caracterizarse como un virtuoso del piano, además de su magisterio catedralicio en el ámbito musical, sumado al rescate biográfico que efectuó acerca de distinguidos personajes de la música en Durango, al escribir sendas investigaciones que hoy son referencia para docentes y musicólogos de México, nos referimos a los libros: “Alberto M. Alvarado, biografía y catálogo de obras” y “Ricardo Castro, vida y obra”; textos a los que el maestro Aguirre, le dedicó años de intensa labor historiográfica en materia musical, que fueron coronados con su publicación hace más de 25 años.

Tuve la fortuna de convivir con él y de disfrutar sus aleccionadoras charlas, alusivas a temas de música y de baile. Recuerdo con especial emoción la oportunidad que tuvimos en La Habana, Cuba, de participar en un encuentro cultural entre Durango y Cuba, evento organizado por la maestra Irma Galván Juárez, presidenta de la “Asociación Cultural Quivira”, quien, gracias a sus diligencias, prácticamente abrió los escenarios culturales en la isla, en donde a decir del propio maestro Aguirre, brindó uno de los conciertos más memorables que haya experimentado, durante su trayectoria musical.

Recuerdo con añoranza, al maestro Ramón, aquella tarde del 18 de octubre del 2015, en ocasión de la presentación de un magno concierto en la Casa Cultural del Alba, en La Habana.

Lo evoco sentado al piano, acompañando al tenor Ramón Centeno y a la soprano Gilam de la Caridad Santorio, con temas como Granada y María la O, entre muchas más; cuando el espíritu de entrega y pasión del maestro Ramón, ejecutaba los melodiosos acordes en el majestuoso piano de cola; y en aquel instante febril, se imbuía con el ritmo y la armoniosa voz de estos grandiosos intérpretes internacionales del Bel Canto.

Ese era el maestro Aguirre Aguilera, que deja como herencia sus magistrales interpretaciones al piano, en el plano internacional y que resulta oportuno que la sociedad de Durango conozca la calidad interpretativa y humana del bien recordado maestro Ramón Aguirre.

Otra muestra, de gratitud que desplegó en la isla cubana, fue el verificado en el teatro de la Biblioteca Nacional José Martí, de La Habana, Cuba, escenario considerado uno de los sitios culturales más emblemáticos de la isla; en aquel histórico coliseo, el maestro Ramón, brindó a la comunidad cubana un soberbio concierto con música mexicana, resaltando con especial esmero, las composiciones del gran concertista duranguense de talla internacional Ricardo Castro; durante su ejecución artística, el maestro Aguirre, conquistó el aplauso de la concurrencia, y en un acto de sublime gesto de gratitud, estrenó el vals “Irmat”, que fue una composición en honor a la maestra Irma Galván, entregándole durante el programa, la partitura musical de su autoría. Fue un emotivo acto de generosidad, de esos que caracterizaron al maestro Aguirre, durante su fecunda existencia.

Juntos recorrimos al lado de los integrantes de la Asociación Cultural Quivira, los sitios turísticos y culturales de La Habana, surgiendo de aquella memorable visita una sólida amistad, hasta que la muerte sorprendió en estos días de recogimiento pandémico, quien deja como herencia su pasión por la identidad durangueña, esa que identifica a los duranguenses más allá de sus fronteras. Descanse en paz nuestro bien recordado amigo.

El pasado 2 de agosto del año en curso, recibimos la triste noticia del fallecimiento del maestro José Ramón Aguirre Aguilera, un hombre cuyas convicciones personales y profesionales fueron hasta su muerte, el profundo amor que le profesó a Durango y a su gente.

Su quehacer académico quedó de manifiesto en la Escuela Superior de Música de la Universidad Juárez del Estado de Durango, donde es recordado por caracterizarse como un virtuoso del piano, además de su magisterio catedralicio en el ámbito musical, sumado al rescate biográfico que efectuó acerca de distinguidos personajes de la música en Durango, al escribir sendas investigaciones que hoy son referencia para docentes y musicólogos de México, nos referimos a los libros: “Alberto M. Alvarado, biografía y catálogo de obras” y “Ricardo Castro, vida y obra”; textos a los que el maestro Aguirre, le dedicó años de intensa labor historiográfica en materia musical, que fueron coronados con su publicación hace más de 25 años.

Tuve la fortuna de convivir con él y de disfrutar sus aleccionadoras charlas, alusivas a temas de música y de baile. Recuerdo con especial emoción la oportunidad que tuvimos en La Habana, Cuba, de participar en un encuentro cultural entre Durango y Cuba, evento organizado por la maestra Irma Galván Juárez, presidenta de la “Asociación Cultural Quivira”, quien, gracias a sus diligencias, prácticamente abrió los escenarios culturales en la isla, en donde a decir del propio maestro Aguirre, brindó uno de los conciertos más memorables que haya experimentado, durante su trayectoria musical.

Recuerdo con añoranza, al maestro Ramón, aquella tarde del 18 de octubre del 2015, en ocasión de la presentación de un magno concierto en la Casa Cultural del Alba, en La Habana.

Lo evoco sentado al piano, acompañando al tenor Ramón Centeno y a la soprano Gilam de la Caridad Santorio, con temas como Granada y María la O, entre muchas más; cuando el espíritu de entrega y pasión del maestro Ramón, ejecutaba los melodiosos acordes en el majestuoso piano de cola; y en aquel instante febril, se imbuía con el ritmo y la armoniosa voz de estos grandiosos intérpretes internacionales del Bel Canto.

Ese era el maestro Aguirre Aguilera, que deja como herencia sus magistrales interpretaciones al piano, en el plano internacional y que resulta oportuno que la sociedad de Durango conozca la calidad interpretativa y humana del bien recordado maestro Ramón Aguirre.

Otra muestra, de gratitud que desplegó en la isla cubana, fue el verificado en el teatro de la Biblioteca Nacional José Martí, de La Habana, Cuba, escenario considerado uno de los sitios culturales más emblemáticos de la isla; en aquel histórico coliseo, el maestro Ramón, brindó a la comunidad cubana un soberbio concierto con música mexicana, resaltando con especial esmero, las composiciones del gran concertista duranguense de talla internacional Ricardo Castro; durante su ejecución artística, el maestro Aguirre, conquistó el aplauso de la concurrencia, y en un acto de sublime gesto de gratitud, estrenó el vals “Irmat”, que fue una composición en honor a la maestra Irma Galván, entregándole durante el programa, la partitura musical de su autoría. Fue un emotivo acto de generosidad, de esos que caracterizaron al maestro Aguirre, durante su fecunda existencia.

Juntos recorrimos al lado de los integrantes de la Asociación Cultural Quivira, los sitios turísticos y culturales de La Habana, surgiendo de aquella memorable visita una sólida amistad, hasta que la muerte sorprendió en estos días de recogimiento pandémico, quien deja como herencia su pasión por la identidad durangueña, esa que identifica a los duranguenses más allá de sus fronteras. Descanse en paz nuestro bien recordado amigo.