/ martes 24 de mayo de 2022

Incertidumbre educativa

Hay dudas y escepticismo entre los maestros con relación al aumento salarial, al desconocerse, incluso por las autoridades estatales del sector, la forma en que se aplicará el alza.

Sobre todo cuando se está en medio de un cambio de modelo educativo, con un proyecto de renovación de la currícula, la intención no confirmada de que el gobierno federal absorberá la nómina magisterial, la desaparición de las escuelas de tiempo completo, y además de que la notificación se hiciera en pleno proceso electoral.

El magisterio recibió con beneplácito el comunicado verbal de incremento a sus emolumentos, pero hay desconfianza y sospechosismo sobre ¿cómo se ejecutará?, y si en la práctica se reconocerá la desvalorización, hasta ahora, de la función magisterial, para reflejarlo en salarios dignos y equitativos.

De los más de 30 mil trabajadores de la educación que hay en Durango, miles perciben menos de 12 mil pesos mensuales, y otros tantos entre 12 y 20 mil. Y los hay aquellos casos que llegan a devengar hasta 60 mil pesos. Pero además en el rubro de prestaciones, hay diferencias notorias entre los estatales y federales. Por ejemplo, en los primeros las jubilaciones son al 100% del monto salarial, mientras que el ISSSTE contempla topes para los afiliados a la Federación.

Estos son factores que opacan los criterios que se utilizarían, primero para que la nómina estatal pase a la competencia federal, y segundo sobre la manera en que se habrá de aplicar el porcentaje en que subirán los diferentes sueldos.

En teoría, todos los cambios y movimientos que se realizarán, estarán en el marco del modelo de la “Nueva Escuela Mexicana”. Pero las autoridades de la SEED, desconocen actualmente las reglas de operación y los criterios que utilizará la SEP para cristalizar lo que ahora es un gran proyecto.

En el programa de la Escuela de Bienestar, a través del cual se recuperarán supuestamente los beneficios de alimentación y jornadas ampliadas, no hay recursos etiquetados para ello, por lo que en la SEED están a la espera de que se les informe de dónde dispondrán los recursos requeridos para ello.

Esta ambigüedad para aterrizar las acciones que contempla la “Nueva Escuela Mexicana”, se agudiza no sólo en los incrementos salariales, sino en lo que implicarán las modificaciones al modelo de educación. Mientras que la titular de la SEP, se ocupa en su proyecto de ser gobernadora en Edomex.

En el presupuesto de la SEP, según funcionarios de la educación, no se incluyen recursos para soportar los aumentos salariales, además de que se han recortado los fondos para la capacitación de los docentes. Hay incertidumbre.

Y mientras se desface el entuerto que significa cristalizar las medidas para el nuevo modelo educativo, los alumnos, que deben ser el objetivo principal de la transformación, parece que han quedado en el olvido, sin que se vislumbren acciones para recobrar dos años de rezago en la educación, provocados por la pandemia.


Hay dudas y escepticismo entre los maestros con relación al aumento salarial, al desconocerse, incluso por las autoridades estatales del sector, la forma en que se aplicará el alza.

Sobre todo cuando se está en medio de un cambio de modelo educativo, con un proyecto de renovación de la currícula, la intención no confirmada de que el gobierno federal absorberá la nómina magisterial, la desaparición de las escuelas de tiempo completo, y además de que la notificación se hiciera en pleno proceso electoral.

El magisterio recibió con beneplácito el comunicado verbal de incremento a sus emolumentos, pero hay desconfianza y sospechosismo sobre ¿cómo se ejecutará?, y si en la práctica se reconocerá la desvalorización, hasta ahora, de la función magisterial, para reflejarlo en salarios dignos y equitativos.

De los más de 30 mil trabajadores de la educación que hay en Durango, miles perciben menos de 12 mil pesos mensuales, y otros tantos entre 12 y 20 mil. Y los hay aquellos casos que llegan a devengar hasta 60 mil pesos. Pero además en el rubro de prestaciones, hay diferencias notorias entre los estatales y federales. Por ejemplo, en los primeros las jubilaciones son al 100% del monto salarial, mientras que el ISSSTE contempla topes para los afiliados a la Federación.

Estos son factores que opacan los criterios que se utilizarían, primero para que la nómina estatal pase a la competencia federal, y segundo sobre la manera en que se habrá de aplicar el porcentaje en que subirán los diferentes sueldos.

En teoría, todos los cambios y movimientos que se realizarán, estarán en el marco del modelo de la “Nueva Escuela Mexicana”. Pero las autoridades de la SEED, desconocen actualmente las reglas de operación y los criterios que utilizará la SEP para cristalizar lo que ahora es un gran proyecto.

En el programa de la Escuela de Bienestar, a través del cual se recuperarán supuestamente los beneficios de alimentación y jornadas ampliadas, no hay recursos etiquetados para ello, por lo que en la SEED están a la espera de que se les informe de dónde dispondrán los recursos requeridos para ello.

Esta ambigüedad para aterrizar las acciones que contempla la “Nueva Escuela Mexicana”, se agudiza no sólo en los incrementos salariales, sino en lo que implicarán las modificaciones al modelo de educación. Mientras que la titular de la SEP, se ocupa en su proyecto de ser gobernadora en Edomex.

En el presupuesto de la SEP, según funcionarios de la educación, no se incluyen recursos para soportar los aumentos salariales, además de que se han recortado los fondos para la capacitación de los docentes. Hay incertidumbre.

Y mientras se desface el entuerto que significa cristalizar las medidas para el nuevo modelo educativo, los alumnos, que deben ser el objetivo principal de la transformación, parece que han quedado en el olvido, sin que se vislumbren acciones para recobrar dos años de rezago en la educación, provocados por la pandemia.