/ domingo 11 de agosto de 2019

INTELLEGO UT CREDAM

Las fiestas de Nuevo Ideal

Una vez más nuestro amado terruño está de fiesta, una emisión más de la Feria de Nuevo Ideal, bello espacio de la geografía duranguense que año con año, desde hace ya algunas décadas ofrece a los propios moradores y a los vecinos de la región.

Esta oportunidad de desfogue necesario, en el que las familias disfrutan de unos días de esparcimiento y diversión, permitiendo conjugar el encuentro y el gozo que hermana con el patriótico espíritu de saber que somos como mexicanos hijos de este pueblo y que nos enorgullece expresarlo juntos, sobre todo, en momentos tan especiales que abonan a hacer patente nuestros mejores valores y aquilatar nuestras ancestrales tradiciones.

Con ocasión de esta feliz circunstancia, quiero unirme a la alegría de esta amada comunidad duranguense de vecinos, amigos y compañeros de la vida, que a diario transcurren las calles y caminos de nuestro gran Nuevo Ideal, tierra de hombres y mujeres que abren su corazón generoso que rinden tributo a la cultura del esfuerzo, del sacrificio y de la entrega abnegada que transforma y curte el carácter.

Se destaca en esta fiesta el reencuentro de las familias que se hace generosamente palpable en los hogares, las calles, la plaza, la iglesia; el regreso de los ausentes trae un gran alivio, no sólo a la economía del pueblo, sino especialmente a los vacíos de afecto cercano donde la lejanía no deja de hacer sus estragos.

El reencuentro de los seres queridos y la tierra querida, es la gran bienvenida por grande estima entre unos y otros. Es además, un gran placer volverse a estrechar con un sincero sentimiento de aprecio. Desde tiempos muy atrás, se disfruta de muchos eventos culturales como son los jaripeos, cabalgatas, bailongos, encuentros deportivos, desfiles, vendutas, los juegos mecánicos y juegos de loterías y todo lo que es una gran fiesta.

Con la certeza y convicción que somos merecedores de espacios más dignos, acordes a la extraordinaria respuesta de la comunidad y en aprecio a recompensar las labores, los esfuerzos y los sacrificios de todos los vecinos de este bendito lugar y sus alrededores, particularmente, para honrar el generoso esfuerzo de quienes llegan de lejos, de quienes nos visitan y contemplan este rostro alegre de un pueblo crece y florece en su diario caminar.

Sin embargo, amar a nuestro pueblo es mucho más que hacerle poesías, dedicarle versos o hacerle homenajes. Para amar a nuestro pueblo primeramente hay que entenderlo, hay que saber qué le pasa, por qué sufre, por qué se alegra. Para amar a un pueblo hay que conocerle, saber cómo es, cuáles son sus bellezas y sus problemas, y quizá muchos de nosotros que hemos nacido aquí o que vivimos aquí, no conocemos a este pueblo o lo conocemos tan por encima, que... en realidad... no sabemos casi nada.

Lo cierto es que por encima de todo y a pesar de todo, hemos de sentirnos bendecidos por el Dios de toda bondad, que nos permite contemplar a las familias que forman esta comunidad, con un corazón siempre pleno de esperanza por una vida mejor, dejando entrever en sus rostros el anhelo de encontrar mejores condiciones de vida que puedan generar progreso y bienestar en todos los campos de la vida.

Nuestra profunda convicción es que Dios camina con nosotros, es nuestro compañero del camino, Él socorre a cada persona de cada familia de nuestro Nuevo Ideal, su presencia y su abundante bendición se traduce en la alegría de saber que no vamos solos, pues Él dirige nuestros pasos y es el artífice de nuestra oportunidad que hemos de aprovechar con responsabilidad, imprimiéndole la más alta dosis de calidad.

Hoy es también una ocasión para tomar conciencia, de saber que somos este pueblo y que nos hermana no solo la vecindad, sino sobre todo la fe, la esperanza, el anhelo de ser mejores, el deseo de poner nuestro granito de arena para construir esta nuestra casa común, en un espacio digno para ofrecer cosas grandes a los que vienen detrás de nosotros. Hemos de recuperar la capacidad de ser humildes para entender el papel que nos toca desempeñar para ofrecernos en un amor tan valiente y sincero de hermanos y compañeros del camino, para amar todo lo bueno y bello que hay en nuestro pueblo y para tratar de corregir y superar lo que no tenga que ver con nuestra Fe y no alimente la sana esperanza.

Es tiempo también de reconocer a quienes forjaron este espíritu bravío de la “cultura del trabajo y esfuerzo”, del “amor y el afán por el deporte”, que repercute en la formación de una sociedad de mente y de cuerpo sanos.

Fueron muchos los motivos para que los pobladores de la región se ausentaran de su pueblo y rancherías, para salir en busca de una mejor oportunidad de vida. Hoy honramos a quienes queriendo estar en su pueblo no lo están pues siguen buscando la vida en otros espacios de nuestro planeta, especialmente en cualquier punto de los Estados Unidos de Norteamérica.

No están por gusto, están por necesidad, a ellos: Queridos padres, hermanos, primos, tíos o amigos, esposos, apreciados paisanos, que el Dios de todo poder les bendiga siempre y la Virgen santísima de Guadalupe “Madre del migrante”, les acompañe siempre y les proteja con su maternal presencia. Que el Dios de la historia siga colmando de abundante bendición a nuestro pueblo y a cada una de sus familias. Que Él nos siga guiando por los senderos del auténtico progreso, el que se finca en la justicia y la paz.

Las fiestas de Nuevo Ideal

Una vez más nuestro amado terruño está de fiesta, una emisión más de la Feria de Nuevo Ideal, bello espacio de la geografía duranguense que año con año, desde hace ya algunas décadas ofrece a los propios moradores y a los vecinos de la región.

Esta oportunidad de desfogue necesario, en el que las familias disfrutan de unos días de esparcimiento y diversión, permitiendo conjugar el encuentro y el gozo que hermana con el patriótico espíritu de saber que somos como mexicanos hijos de este pueblo y que nos enorgullece expresarlo juntos, sobre todo, en momentos tan especiales que abonan a hacer patente nuestros mejores valores y aquilatar nuestras ancestrales tradiciones.

Con ocasión de esta feliz circunstancia, quiero unirme a la alegría de esta amada comunidad duranguense de vecinos, amigos y compañeros de la vida, que a diario transcurren las calles y caminos de nuestro gran Nuevo Ideal, tierra de hombres y mujeres que abren su corazón generoso que rinden tributo a la cultura del esfuerzo, del sacrificio y de la entrega abnegada que transforma y curte el carácter.

Se destaca en esta fiesta el reencuentro de las familias que se hace generosamente palpable en los hogares, las calles, la plaza, la iglesia; el regreso de los ausentes trae un gran alivio, no sólo a la economía del pueblo, sino especialmente a los vacíos de afecto cercano donde la lejanía no deja de hacer sus estragos.

El reencuentro de los seres queridos y la tierra querida, es la gran bienvenida por grande estima entre unos y otros. Es además, un gran placer volverse a estrechar con un sincero sentimiento de aprecio. Desde tiempos muy atrás, se disfruta de muchos eventos culturales como son los jaripeos, cabalgatas, bailongos, encuentros deportivos, desfiles, vendutas, los juegos mecánicos y juegos de loterías y todo lo que es una gran fiesta.

Con la certeza y convicción que somos merecedores de espacios más dignos, acordes a la extraordinaria respuesta de la comunidad y en aprecio a recompensar las labores, los esfuerzos y los sacrificios de todos los vecinos de este bendito lugar y sus alrededores, particularmente, para honrar el generoso esfuerzo de quienes llegan de lejos, de quienes nos visitan y contemplan este rostro alegre de un pueblo crece y florece en su diario caminar.

Sin embargo, amar a nuestro pueblo es mucho más que hacerle poesías, dedicarle versos o hacerle homenajes. Para amar a nuestro pueblo primeramente hay que entenderlo, hay que saber qué le pasa, por qué sufre, por qué se alegra. Para amar a un pueblo hay que conocerle, saber cómo es, cuáles son sus bellezas y sus problemas, y quizá muchos de nosotros que hemos nacido aquí o que vivimos aquí, no conocemos a este pueblo o lo conocemos tan por encima, que... en realidad... no sabemos casi nada.

Lo cierto es que por encima de todo y a pesar de todo, hemos de sentirnos bendecidos por el Dios de toda bondad, que nos permite contemplar a las familias que forman esta comunidad, con un corazón siempre pleno de esperanza por una vida mejor, dejando entrever en sus rostros el anhelo de encontrar mejores condiciones de vida que puedan generar progreso y bienestar en todos los campos de la vida.

Nuestra profunda convicción es que Dios camina con nosotros, es nuestro compañero del camino, Él socorre a cada persona de cada familia de nuestro Nuevo Ideal, su presencia y su abundante bendición se traduce en la alegría de saber que no vamos solos, pues Él dirige nuestros pasos y es el artífice de nuestra oportunidad que hemos de aprovechar con responsabilidad, imprimiéndole la más alta dosis de calidad.

Hoy es también una ocasión para tomar conciencia, de saber que somos este pueblo y que nos hermana no solo la vecindad, sino sobre todo la fe, la esperanza, el anhelo de ser mejores, el deseo de poner nuestro granito de arena para construir esta nuestra casa común, en un espacio digno para ofrecer cosas grandes a los que vienen detrás de nosotros. Hemos de recuperar la capacidad de ser humildes para entender el papel que nos toca desempeñar para ofrecernos en un amor tan valiente y sincero de hermanos y compañeros del camino, para amar todo lo bueno y bello que hay en nuestro pueblo y para tratar de corregir y superar lo que no tenga que ver con nuestra Fe y no alimente la sana esperanza.

Es tiempo también de reconocer a quienes forjaron este espíritu bravío de la “cultura del trabajo y esfuerzo”, del “amor y el afán por el deporte”, que repercute en la formación de una sociedad de mente y de cuerpo sanos.

Fueron muchos los motivos para que los pobladores de la región se ausentaran de su pueblo y rancherías, para salir en busca de una mejor oportunidad de vida. Hoy honramos a quienes queriendo estar en su pueblo no lo están pues siguen buscando la vida en otros espacios de nuestro planeta, especialmente en cualquier punto de los Estados Unidos de Norteamérica.

No están por gusto, están por necesidad, a ellos: Queridos padres, hermanos, primos, tíos o amigos, esposos, apreciados paisanos, que el Dios de todo poder les bendiga siempre y la Virgen santísima de Guadalupe “Madre del migrante”, les acompañe siempre y les proteja con su maternal presencia. Que el Dios de la historia siga colmando de abundante bendición a nuestro pueblo y a cada una de sus familias. Que Él nos siga guiando por los senderos del auténtico progreso, el que se finca en la justicia y la paz.