/ domingo 22 de septiembre de 2019

Iván Ramírez se perfila a la dirigencia de Morena

Tal parece que ahora si va en serio el “cierre de filas” del morenismo tradicional, en el proceso interno de renovación de la dirigencia estatal, ya que han sido las bases las que se han manifestado, hasta ahora, sin la injerencia de personajes encumbrados, tanto locales como foráneos, lo que augura un escenario de unidad al final de la contienda.

En función de lo anterior, Morena en Durango va por el rescate de la esencia del proyecto con el que nació, y la coincidencia al interior del partido, según comentarios de algunos de los representantes de varias de las corrientes que aún se mueven, es que Iván Ramírez, uno de los tres candidatos, es el perfil idóneo para encabezar una especie de relanzamiento del Movimiento de Regeneración Nacional local, a partir de que se lleve a cabo la elección el próximo 10 de noviembre.

Y es que ya está generalizada “la cargada” interesante que día a día se le suma al joven morenista, que si algo tiene a su favor, es el trabajo realizado desde las bases, incluso, al lado del mismísimo López Obrador, por lo que sin que sea necesario, tiene un reconocimiento en los cuadros nacionales del partido.

Tanto Aldo Pacheco, como Silvestre Flores, los otros dos aspirantes, no han demostrado mucho interés en realizar ese trabajo de talalacha que se realiza en el proselitismo por llevar adeptos a su causa, de ahí que el único que lo hace día a día, sea considerado como el candidato que al final podría ser de unidad para aglutinar a todo el morenismo duranguense.

Conforme a las fechas de la convocatoria que establece las reglas de la renovación interna, el 12 de octubre, se habrá de llevar a cabo la asamblea en que serán electos los delegados que constituirán el Consejo Estatal del 10 de noviembre, en que se definirá a la dirigencia en Durango.

Tal como lo manifestaron al inicio del proceso los militantes tradicionales de Morena, la renovación tendría que darse sin la intromisión de los personajes foráneos y locales, que han sido factor de división en el pasado, y lo cual quedó en evidencia con los resultados electorales últimos.

Y al parecer lo anterior se ha cumplido, ya que los intentos por influir en el proceso interno, se han topado con las posturas irreversibles de “cierre de filas”, y hasta la fecha, afirman, serán las bases las que decidan quién encabece los destinos de Morena en el territorio estatal.

Incluso, al menos no como en el pasado, los funcionarios y legisladores locales y federales de Morena, se han abstenido de participar abiertamente en el proceso interno, lo que también es valorado por la militancia, según los comentarios vertidos

Esperan que lo que sucede con el nombramiento del nuevo superdelegado, no influya tampoco en la elección partidista. Hay incertidumbre porque llegó Édgar Morales, y ahora se dice que el que arribará al cargo será Manuel Espino. No quieren que ello tenga repercusiones, y cada circunstancia circule por el carril que le corresponde.

Otro factor que se ha manejado, al menos hacia el exterior del partido, son las filias y fobias de los duranguenses del partido, hacia los tres aspirantes a la dirigencia nacional de Morena: Bertha Luján, Yeidckol Polevnski y Mario Delgado.

No quieren que las preferencias o antipatías que los tres candidatos generan en sus campañas, se refleje en el proceso interno estatal, ya que el fuerte de la nueva dirigencia local, radicará precisamente en sus militantes, y no en el poder político, económico y social de sus personajes encumbrados, y es en lo que coinciden las corrientes de morenistas, y hasta ahora se ha cumplido, afirman.

Señalan varios de ellos, que de los personajes que mantuvieron en su poder la dirigencia estatal, ya no se les ha visto, y no porque no quisieran, sino debido a que los militantes ya los tienen catalogados y no han permitido su intromisión.

El 10 de noviembre, no solamente se elegirá a la dirigencia estatal, sino también a los delegados por Durango que acudirán al Consejo Nacional, en que se tomará la decisión sobre quienes habrán de integrar el nuevo comité ejecutivo nacional de Morena.

El fuerte de los dirigentes de Durango, si es que todo sale como lo han pronosticado, será el soporte de su militancia, y no en el poder e influencia de funcionarios públicos y legisladores.

Tal parece que ahora si va en serio el “cierre de filas” del morenismo tradicional, en el proceso interno de renovación de la dirigencia estatal, ya que han sido las bases las que se han manifestado, hasta ahora, sin la injerencia de personajes encumbrados, tanto locales como foráneos, lo que augura un escenario de unidad al final de la contienda.

En función de lo anterior, Morena en Durango va por el rescate de la esencia del proyecto con el que nació, y la coincidencia al interior del partido, según comentarios de algunos de los representantes de varias de las corrientes que aún se mueven, es que Iván Ramírez, uno de los tres candidatos, es el perfil idóneo para encabezar una especie de relanzamiento del Movimiento de Regeneración Nacional local, a partir de que se lleve a cabo la elección el próximo 10 de noviembre.

Y es que ya está generalizada “la cargada” interesante que día a día se le suma al joven morenista, que si algo tiene a su favor, es el trabajo realizado desde las bases, incluso, al lado del mismísimo López Obrador, por lo que sin que sea necesario, tiene un reconocimiento en los cuadros nacionales del partido.

Tanto Aldo Pacheco, como Silvestre Flores, los otros dos aspirantes, no han demostrado mucho interés en realizar ese trabajo de talalacha que se realiza en el proselitismo por llevar adeptos a su causa, de ahí que el único que lo hace día a día, sea considerado como el candidato que al final podría ser de unidad para aglutinar a todo el morenismo duranguense.

Conforme a las fechas de la convocatoria que establece las reglas de la renovación interna, el 12 de octubre, se habrá de llevar a cabo la asamblea en que serán electos los delegados que constituirán el Consejo Estatal del 10 de noviembre, en que se definirá a la dirigencia en Durango.

Tal como lo manifestaron al inicio del proceso los militantes tradicionales de Morena, la renovación tendría que darse sin la intromisión de los personajes foráneos y locales, que han sido factor de división en el pasado, y lo cual quedó en evidencia con los resultados electorales últimos.

Y al parecer lo anterior se ha cumplido, ya que los intentos por influir en el proceso interno, se han topado con las posturas irreversibles de “cierre de filas”, y hasta la fecha, afirman, serán las bases las que decidan quién encabece los destinos de Morena en el territorio estatal.

Incluso, al menos no como en el pasado, los funcionarios y legisladores locales y federales de Morena, se han abstenido de participar abiertamente en el proceso interno, lo que también es valorado por la militancia, según los comentarios vertidos

Esperan que lo que sucede con el nombramiento del nuevo superdelegado, no influya tampoco en la elección partidista. Hay incertidumbre porque llegó Édgar Morales, y ahora se dice que el que arribará al cargo será Manuel Espino. No quieren que ello tenga repercusiones, y cada circunstancia circule por el carril que le corresponde.

Otro factor que se ha manejado, al menos hacia el exterior del partido, son las filias y fobias de los duranguenses del partido, hacia los tres aspirantes a la dirigencia nacional de Morena: Bertha Luján, Yeidckol Polevnski y Mario Delgado.

No quieren que las preferencias o antipatías que los tres candidatos generan en sus campañas, se refleje en el proceso interno estatal, ya que el fuerte de la nueva dirigencia local, radicará precisamente en sus militantes, y no en el poder político, económico y social de sus personajes encumbrados, y es en lo que coinciden las corrientes de morenistas, y hasta ahora se ha cumplido, afirman.

Señalan varios de ellos, que de los personajes que mantuvieron en su poder la dirigencia estatal, ya no se les ha visto, y no porque no quisieran, sino debido a que los militantes ya los tienen catalogados y no han permitido su intromisión.

El 10 de noviembre, no solamente se elegirá a la dirigencia estatal, sino también a los delegados por Durango que acudirán al Consejo Nacional, en que se tomará la decisión sobre quienes habrán de integrar el nuevo comité ejecutivo nacional de Morena.

El fuerte de los dirigentes de Durango, si es que todo sale como lo han pronosticado, será el soporte de su militancia, y no en el poder e influencia de funcionarios públicos y legisladores.