/ lunes 9 de septiembre de 2019

José Ramón Enríquez, en el ojo del huracán político

Para los opositores políticos a José Ramón Enríquez, para quienes lo conocen, y sobre todo sus más cercanos, ven con seguridad que el galeno insistirá, desde el Senado de la República, en aterrizar su proyecto 2022, a pesar de que el escenario local actual le es totalmente adverso, y la expectativa es que se acrecentarán los saldos negativos en su contra en las próximas semanas.

Sale a colación el escenario político del oftalmólogo, luego del revés que le diera la actual administración municipal, al señalar que es inviable el proyecto de Ciudad Gobierno, que Enríquez abanderó dentro de los diez compromisos, que incumplió, pero que al irse, dejó la expectativa de que serían benéficos para el nuevo gobierno municipal.

“El mundo se le vino abajo” al expresidente municipal, al perder los comicios del pasado junio, y con ello quedar en la incertidumbre el proyecto político exitoso que vislumbró al 2022 con sus colaboradores.

Y, sin embargo, quienes lo conocen, y sobre todo, a quienes dejó “empinados” políticamente por decirlo coloquialmente, aún tienen la esperanza de que encuentre los resquicios que le permitan revivir sus pretensiones rumbo a la gubernatura.

A Enríquez le dio el síndrome de Gonzalo, que después de los resultados electorales negativos, le daba por retirarse del ambiente político. El anterior alcalde de Durango, luego que desocupó la silla principal del Palacio de Escárzaga, se aisló, y sus más cercanos argumentan que aún es un misterio lo que habrá de realizar.

Esperan que reaparezca en un escaño de la Cámara Alta, desde donde, de acuerdo a comentarios que supuestamente había hecho en los últimos días antes de que dejara el poder municipal, empiece a recomponer su proyecto, y pueda auxiliar a las “viudas” políticas que abandonó, cual político que ya es.

Enríquez se navegó con el estandarte de provenir de la sociedad civil, al expresarse mal supuestamente a los políticos, cuando él, en la práctica, se comportó como todo un experto en las lides del servicio público de antaño, y aplicó decisiones que lo dejaron ver como “todo un experto”.

Afirman, que incluso, rebasó a sus maestros que lo incorporaron a la política, como lo fue el gobernador de Durango, 2004-2010, con quien comenzó en una Secretaría de Estado, y a quien le juró venganza política, luego que lo bajó del gabinete.

Durante su campaña para reelegirse en la Alcaldía, estableció muchos compromisos políticos, económicos y sociales, los cuales dejó a medias o de plano no cumplió. Son saldos negativos que no se podrá quitar de “encima”, y que lo perseguirán, tan pronto asome la cabeza en el entorno mediático, y de redes sociales.

Aún se recuerda cuando en plena campaña, en la antesala de uno de los debates entre los candidatos que organizó el IEyPC, llegó y quiso intimidar a Salum, quien le respondió “no te tengo miedo, y lo que quieras y cuando quieras”, de acuerdo a versiones de quienes estaban cerca.

O más atrás, cuando en plena campaña a senador, que también la perdió ante Gonzalo Yáñez, intimidó a varios de los candidatos, e hizo alianzas con dirigentes de los partidos opositores, para que lo dejaran llegar, y finalmente al ocupar el segundo lugar, le dio espacio a un escaño.

Este tipo de actitudes de Enríquez, es lo que le ha valido enemistarse con integrantes de la clase política local, por lo que de echar a andar de nuevo su proyecto hacia el 2022, tendría que remar contracorriente, e incluso, sin contar con algunos de sus más cercanos, a los que dejó molestos.

Quiérase o no, el nuevo Gobierno Municipal tendrá que transparentar sus primeras acciones, con relación a “lo que encontró” en la administración que les dejó Enríquez, y decir lo que es, sin tapujos, pero tampoco sin magnificar situaciones irregulares.

Jorge Salum no necesita de este tipo de escenarios para demostrar de qué está hecho, sino enfocarse en desarrollar un gobierno diferente al de sus antecesores, con respuestas directas e inmediatas de lo que puede hacer y lo que no.

Requiere de una comunicación política expedita y “fina”, en la que vislumbre los escenarios de los servicios públicos, que son lo más cercano a la gente, pero con el toque político que le permita posicionarse como un servidor público que entiende los tiempos y a la sociedad actual.

La nueva contralora municipal adelantó que en un mes podría haber resultados de las auditorías sobre la recepción de la anterior administración. En ese contexto se desarrollará el devenir de la actual administración al menos, en los dos o tres próximos meses.

Para los opositores políticos a José Ramón Enríquez, para quienes lo conocen, y sobre todo sus más cercanos, ven con seguridad que el galeno insistirá, desde el Senado de la República, en aterrizar su proyecto 2022, a pesar de que el escenario local actual le es totalmente adverso, y la expectativa es que se acrecentarán los saldos negativos en su contra en las próximas semanas.

Sale a colación el escenario político del oftalmólogo, luego del revés que le diera la actual administración municipal, al señalar que es inviable el proyecto de Ciudad Gobierno, que Enríquez abanderó dentro de los diez compromisos, que incumplió, pero que al irse, dejó la expectativa de que serían benéficos para el nuevo gobierno municipal.

“El mundo se le vino abajo” al expresidente municipal, al perder los comicios del pasado junio, y con ello quedar en la incertidumbre el proyecto político exitoso que vislumbró al 2022 con sus colaboradores.

Y, sin embargo, quienes lo conocen, y sobre todo, a quienes dejó “empinados” políticamente por decirlo coloquialmente, aún tienen la esperanza de que encuentre los resquicios que le permitan revivir sus pretensiones rumbo a la gubernatura.

A Enríquez le dio el síndrome de Gonzalo, que después de los resultados electorales negativos, le daba por retirarse del ambiente político. El anterior alcalde de Durango, luego que desocupó la silla principal del Palacio de Escárzaga, se aisló, y sus más cercanos argumentan que aún es un misterio lo que habrá de realizar.

Esperan que reaparezca en un escaño de la Cámara Alta, desde donde, de acuerdo a comentarios que supuestamente había hecho en los últimos días antes de que dejara el poder municipal, empiece a recomponer su proyecto, y pueda auxiliar a las “viudas” políticas que abandonó, cual político que ya es.

Enríquez se navegó con el estandarte de provenir de la sociedad civil, al expresarse mal supuestamente a los políticos, cuando él, en la práctica, se comportó como todo un experto en las lides del servicio público de antaño, y aplicó decisiones que lo dejaron ver como “todo un experto”.

Afirman, que incluso, rebasó a sus maestros que lo incorporaron a la política, como lo fue el gobernador de Durango, 2004-2010, con quien comenzó en una Secretaría de Estado, y a quien le juró venganza política, luego que lo bajó del gabinete.

Durante su campaña para reelegirse en la Alcaldía, estableció muchos compromisos políticos, económicos y sociales, los cuales dejó a medias o de plano no cumplió. Son saldos negativos que no se podrá quitar de “encima”, y que lo perseguirán, tan pronto asome la cabeza en el entorno mediático, y de redes sociales.

Aún se recuerda cuando en plena campaña, en la antesala de uno de los debates entre los candidatos que organizó el IEyPC, llegó y quiso intimidar a Salum, quien le respondió “no te tengo miedo, y lo que quieras y cuando quieras”, de acuerdo a versiones de quienes estaban cerca.

O más atrás, cuando en plena campaña a senador, que también la perdió ante Gonzalo Yáñez, intimidó a varios de los candidatos, e hizo alianzas con dirigentes de los partidos opositores, para que lo dejaran llegar, y finalmente al ocupar el segundo lugar, le dio espacio a un escaño.

Este tipo de actitudes de Enríquez, es lo que le ha valido enemistarse con integrantes de la clase política local, por lo que de echar a andar de nuevo su proyecto hacia el 2022, tendría que remar contracorriente, e incluso, sin contar con algunos de sus más cercanos, a los que dejó molestos.

Quiérase o no, el nuevo Gobierno Municipal tendrá que transparentar sus primeras acciones, con relación a “lo que encontró” en la administración que les dejó Enríquez, y decir lo que es, sin tapujos, pero tampoco sin magnificar situaciones irregulares.

Jorge Salum no necesita de este tipo de escenarios para demostrar de qué está hecho, sino enfocarse en desarrollar un gobierno diferente al de sus antecesores, con respuestas directas e inmediatas de lo que puede hacer y lo que no.

Requiere de una comunicación política expedita y “fina”, en la que vislumbre los escenarios de los servicios públicos, que son lo más cercano a la gente, pero con el toque político que le permita posicionarse como un servidor público que entiende los tiempos y a la sociedad actual.

La nueva contralora municipal adelantó que en un mes podría haber resultados de las auditorías sobre la recepción de la anterior administración. En ese contexto se desarrollará el devenir de la actual administración al menos, en los dos o tres próximos meses.