/ viernes 18 de enero de 2019

Jóvenes volver a pensar

El año de 2019 ha comenzado, la situación imperante en México es de confusión, país que al romper los viejos moldes, sin tener aún los nuevos en qué verter su contenido vital, parece haberse contentado con regar sus propias entrañas por la tierra, girando, como mula ciega de noria, en un círculo vicioso.

Esta perturbación, es lo que ha hecho posible que se burle sistemáticamente el derecho, se pisotee la ley, se disfrace el malandro de político o estadista, careta con la cual sale al exterior. Así, bajo el paso de idéntica persecución, un instante se llegaron a sentir el hermano liberal y el conservador-enemigos; confusión, elemento ambiente en 2019. Y subrayándolo todo, con una mortecina línea opaca, el desencanto de la masa de votantes decepcionados.

De suerte lo que entendemos por civilización supone el ejercicio del voto que ejercitan los ciudadanos y tomar las decisiones que impone la conciencia democrática. Pero se sabe por experiencia que, leyes, instituciones y gobiernos, pueden ser instrumentos del mal cuando caen en manos de malvados.

Finalmente, la conciencia humana, es heredera y guardiana de los principios eternos del bien, y, en consecuencia, está obligada a cuidar de cada época ajuste su conducta y sus instituciones a las verdades de una moral absoluta.

En las sociedades modernas, han solido ser, las redes sociales, el instrumento de las protestas públicas contra el abuso ya a las injusticias de los poderosos, esperando que dichos instrumentos no sean secuestrados por empresas que responden a intereses generalmente malignos e inconfesables.

Partiendo que la democracia es mil veces preferible a otra forma de gobierno, sin embargo, pueden llegar a fracasar, pero ya, no a manos de generales, sino de líderes electos, de presidentes o ministros que revierten el proceso que los llevó al poder, cuidado, porque las democracias se erosionan lentamente en pasos silenciosos e imperceptibles.

Ya no hay golpes de estado, ni presidentes desterrados ni asesinados, menos suspender la carta magna, mucho menos tropas y tanques en la calle. Ahora, en la actualidad todo esto sea por: ¡Vía electoral! Ya no sucede lo enumerado anteriormente, la constitución sigue vigente, la población sigue votando. Los autócratas electos (¿?) mantienen su apariencia de demócratas y emplean estrategias extraordinarias para subvertir a las instituciones democráticas…

Mientras los ciudadanos tengan valores democráticos, la democracia estará protegida. Si la ciudadanía está dispuesta a responder a llamamientos autocráticos, la democracia está en peligro. Así es como mueren las democracias hoy en día. Muchas medidas gubernamentales que subvierten la democracia son “legales”, en el sentido de que las aprueban bien, ambas cámaras.

Es posible que incluso se vendan a la población como medidas para “mejorar” la democracia: para reforzar la eficacia del poder judicial, combatir la corrupción, el narco, el “huachicol” o incluso sanear el proceso electoral. Los ciudadanos continúan criticando al Gobierno, pero a menudo se encuentran lidiando con impuestos u otros problemas legales.

Y todo ello siembra la confusión pública. La población no cae inmediatamente en la cuenta de lo que está sucediendo. Muchas personas continúan creyendo que viven en una democracia… Errare humanum est: perseverare diabolicum. “Errar es humano; caer en el mismo error, diabólico”.


tomymx@me.com

El año de 2019 ha comenzado, la situación imperante en México es de confusión, país que al romper los viejos moldes, sin tener aún los nuevos en qué verter su contenido vital, parece haberse contentado con regar sus propias entrañas por la tierra, girando, como mula ciega de noria, en un círculo vicioso.

Esta perturbación, es lo que ha hecho posible que se burle sistemáticamente el derecho, se pisotee la ley, se disfrace el malandro de político o estadista, careta con la cual sale al exterior. Así, bajo el paso de idéntica persecución, un instante se llegaron a sentir el hermano liberal y el conservador-enemigos; confusión, elemento ambiente en 2019. Y subrayándolo todo, con una mortecina línea opaca, el desencanto de la masa de votantes decepcionados.

De suerte lo que entendemos por civilización supone el ejercicio del voto que ejercitan los ciudadanos y tomar las decisiones que impone la conciencia democrática. Pero se sabe por experiencia que, leyes, instituciones y gobiernos, pueden ser instrumentos del mal cuando caen en manos de malvados.

Finalmente, la conciencia humana, es heredera y guardiana de los principios eternos del bien, y, en consecuencia, está obligada a cuidar de cada época ajuste su conducta y sus instituciones a las verdades de una moral absoluta.

En las sociedades modernas, han solido ser, las redes sociales, el instrumento de las protestas públicas contra el abuso ya a las injusticias de los poderosos, esperando que dichos instrumentos no sean secuestrados por empresas que responden a intereses generalmente malignos e inconfesables.

Partiendo que la democracia es mil veces preferible a otra forma de gobierno, sin embargo, pueden llegar a fracasar, pero ya, no a manos de generales, sino de líderes electos, de presidentes o ministros que revierten el proceso que los llevó al poder, cuidado, porque las democracias se erosionan lentamente en pasos silenciosos e imperceptibles.

Ya no hay golpes de estado, ni presidentes desterrados ni asesinados, menos suspender la carta magna, mucho menos tropas y tanques en la calle. Ahora, en la actualidad todo esto sea por: ¡Vía electoral! Ya no sucede lo enumerado anteriormente, la constitución sigue vigente, la población sigue votando. Los autócratas electos (¿?) mantienen su apariencia de demócratas y emplean estrategias extraordinarias para subvertir a las instituciones democráticas…

Mientras los ciudadanos tengan valores democráticos, la democracia estará protegida. Si la ciudadanía está dispuesta a responder a llamamientos autocráticos, la democracia está en peligro. Así es como mueren las democracias hoy en día. Muchas medidas gubernamentales que subvierten la democracia son “legales”, en el sentido de que las aprueban bien, ambas cámaras.

Es posible que incluso se vendan a la población como medidas para “mejorar” la democracia: para reforzar la eficacia del poder judicial, combatir la corrupción, el narco, el “huachicol” o incluso sanear el proceso electoral. Los ciudadanos continúan criticando al Gobierno, pero a menudo se encuentran lidiando con impuestos u otros problemas legales.

Y todo ello siembra la confusión pública. La población no cae inmediatamente en la cuenta de lo que está sucediendo. Muchas personas continúan creyendo que viven en una democracia… Errare humanum est: perseverare diabolicum. “Errar es humano; caer en el mismo error, diabólico”.


tomymx@me.com