/ viernes 29 de noviembre de 2019

JÓVENES VOLVER A PENSAR

Perspectiva 2020

Y el destino nos alcanza, el mañana es ahora, por fin concluimos el primer año de este sexenio, la pasión electorera de una frívola convulsión generalizada ha pasado al “rigor mortis” actual; el ocaso de la esperanza ya llegó, ahora como el sexagenario repite y cuestiona que “todo tiempo pasado, fue mejor”.

Sin embargo, un síntoma muy importante de este gobierno, que es la llamada RECESIÓN TÉCNICA señalada en base a datos actualizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dados a conocer este lunes pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) nacional registró descensos de 0.1% en los últimos tres meses de 2018 y en los dos siguientes trimestres del año en curso, con lo que acumuló tres trimestres consecutivos de contracciones.

Técnicamente, una recesión es la caída generalizada de la actividad económica tomando como referencia dos trimestres consecutivos. Durante una recesión, el país produce menos de su capacidad dado sus recursos y tecnología existentes. Las cifras representan un duro golpe para el presidente en turno quien asumió el cargo hace un año, prometiendo un crecimiento de 4% en promedio al término de su sexenio, incluso llegó a retar a los expertos que han venido recortando su expectativa de crecimiento para 2019.

Más allá de los factores externos, en la parte doméstica el gobierno federal tiene que generar condiciones de certeza para la inversión, algo que con la cancelación del aeropuerto en Texcoco o las rondas petroleras y un amén errores logísticos de la mecánica económica del país. Otro asunto sumamente grave, de terapia intensiva es que Trump revela que planea designar a los carteles del narcotráfico de México como "grupos terroristas", basados en los hechos de Culiacán, de los asesinatos de la familia LeBarón, de Nuevo Laredo, de Jalisco, Veracruz, Guanajuato, etc.

Este anuncio de Trump de “designar” como terroristas a los cárteles del narcotráfico en México generaría complicaciones políticas, sociales, comerciales y económicas para el gobierno actual, primer efecto negativo tendría diversas implicaciones, entre ellas, en lo inmediato, dificultará la aprobación del T-MEC. Además, puede haber alcances en términos de cooperación con el gobierno mexicano, en términos de confiscación de bienes en Estados Unidos que se considere que están de alguna manera relacionados con dinero mal habido o con actividades de estos grupos, en fin.

Hay un catálogo muy amplio de consecuencias de una declaración como ésta. Hay que ver cómo se procesa. Es muy pronto para poder aterrizarlo, de entrada, pone a México en una situación muy delicada y es una muy mala noticia porque desde luego que esto empuja en la dirección contraria a la que hubiera querido ir el gobierno mexicano respecto a la política de seguridad.

México se vería expuesto a una serie de acciones de intromisión de parte de la Unión Americana si el presidente Trump lo decidiera; hay ejemplos en el mundo, como, al asignarle esta categoría a un grupo, Estados Unidos permite la intervención de Fuerzas Armadas, grupos de inteligencia, la CIA y demás instituciones de seguridad (caso Noriega-Panamá).

Hay que considerar que, al mezclar en este momento el conflicto de seguridad de los cárteles con el de migración, se generará una tensión patológica. Finalmente, a construcción conceptual y teórica alrededor de los fenómenos del narcotráfico y el terrorismo ha estado sujeta a una secularización y mediatización sustentada por la población civil.

El contenido y el significado de la denominada amenaza “narcoterrorista” tal y como ha sido definida por el actual discurso político, esconde paradojas teóricas y evidentes simplificaciones conceptuales que, no obstante, han justificado el acto de la guerra en el ámbito global. El actual contexto de temor e inseguridad de los individuos y sociedades del mundo frente a los perversos efectos socioeconómicos traídos por la globalización, ha propiciado de manera consecuente la aparición y expansión de dichas amenazas, pero al mismo tiempo ha sido un contexto eficazmente aprovechado por el actor hegemónico para poner en marcha el engranaje de la guerra, la violencia y la intervención como estrategias.

Independientemente del gobierno actual, el futuro mediato del país es lúgubre, seguidamente habrá mayor polarización de la población, y es cuando debería de llamar a la unidad nacional en el discurso oficial, y no paradójicamente como cada mañana en la homilía matutina, insiste en la desunión nacional, y a esto hay que sumarle la hecatombe del sistema de salud y del agro mexicano…

Cuiusvis hominis est errare, nullius nisi insipientis in errore perseverare. “Cualquiera puede errar, pero sólo el necio persevera en su falta”.

Perspectiva 2020

Y el destino nos alcanza, el mañana es ahora, por fin concluimos el primer año de este sexenio, la pasión electorera de una frívola convulsión generalizada ha pasado al “rigor mortis” actual; el ocaso de la esperanza ya llegó, ahora como el sexagenario repite y cuestiona que “todo tiempo pasado, fue mejor”.

Sin embargo, un síntoma muy importante de este gobierno, que es la llamada RECESIÓN TÉCNICA señalada en base a datos actualizados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dados a conocer este lunes pasado, el Producto Interno Bruto (PIB) nacional registró descensos de 0.1% en los últimos tres meses de 2018 y en los dos siguientes trimestres del año en curso, con lo que acumuló tres trimestres consecutivos de contracciones.

Técnicamente, una recesión es la caída generalizada de la actividad económica tomando como referencia dos trimestres consecutivos. Durante una recesión, el país produce menos de su capacidad dado sus recursos y tecnología existentes. Las cifras representan un duro golpe para el presidente en turno quien asumió el cargo hace un año, prometiendo un crecimiento de 4% en promedio al término de su sexenio, incluso llegó a retar a los expertos que han venido recortando su expectativa de crecimiento para 2019.

Más allá de los factores externos, en la parte doméstica el gobierno federal tiene que generar condiciones de certeza para la inversión, algo que con la cancelación del aeropuerto en Texcoco o las rondas petroleras y un amén errores logísticos de la mecánica económica del país. Otro asunto sumamente grave, de terapia intensiva es que Trump revela que planea designar a los carteles del narcotráfico de México como "grupos terroristas", basados en los hechos de Culiacán, de los asesinatos de la familia LeBarón, de Nuevo Laredo, de Jalisco, Veracruz, Guanajuato, etc.

Este anuncio de Trump de “designar” como terroristas a los cárteles del narcotráfico en México generaría complicaciones políticas, sociales, comerciales y económicas para el gobierno actual, primer efecto negativo tendría diversas implicaciones, entre ellas, en lo inmediato, dificultará la aprobación del T-MEC. Además, puede haber alcances en términos de cooperación con el gobierno mexicano, en términos de confiscación de bienes en Estados Unidos que se considere que están de alguna manera relacionados con dinero mal habido o con actividades de estos grupos, en fin.

Hay un catálogo muy amplio de consecuencias de una declaración como ésta. Hay que ver cómo se procesa. Es muy pronto para poder aterrizarlo, de entrada, pone a México en una situación muy delicada y es una muy mala noticia porque desde luego que esto empuja en la dirección contraria a la que hubiera querido ir el gobierno mexicano respecto a la política de seguridad.

México se vería expuesto a una serie de acciones de intromisión de parte de la Unión Americana si el presidente Trump lo decidiera; hay ejemplos en el mundo, como, al asignarle esta categoría a un grupo, Estados Unidos permite la intervención de Fuerzas Armadas, grupos de inteligencia, la CIA y demás instituciones de seguridad (caso Noriega-Panamá).

Hay que considerar que, al mezclar en este momento el conflicto de seguridad de los cárteles con el de migración, se generará una tensión patológica. Finalmente, a construcción conceptual y teórica alrededor de los fenómenos del narcotráfico y el terrorismo ha estado sujeta a una secularización y mediatización sustentada por la población civil.

El contenido y el significado de la denominada amenaza “narcoterrorista” tal y como ha sido definida por el actual discurso político, esconde paradojas teóricas y evidentes simplificaciones conceptuales que, no obstante, han justificado el acto de la guerra en el ámbito global. El actual contexto de temor e inseguridad de los individuos y sociedades del mundo frente a los perversos efectos socioeconómicos traídos por la globalización, ha propiciado de manera consecuente la aparición y expansión de dichas amenazas, pero al mismo tiempo ha sido un contexto eficazmente aprovechado por el actor hegemónico para poner en marcha el engranaje de la guerra, la violencia y la intervención como estrategias.

Independientemente del gobierno actual, el futuro mediato del país es lúgubre, seguidamente habrá mayor polarización de la población, y es cuando debería de llamar a la unidad nacional en el discurso oficial, y no paradójicamente como cada mañana en la homilía matutina, insiste en la desunión nacional, y a esto hay que sumarle la hecatombe del sistema de salud y del agro mexicano…

Cuiusvis hominis est errare, nullius nisi insipientis in errore perseverare. “Cualquiera puede errar, pero sólo el necio persevera en su falta”.