/ domingo 6 de septiembre de 2020

Jóvenes volver a pensar

Una catástrofe llamada pandemia

Se denomina CATÁSTROFE a todo acontecimiento o secuencia de situaciones reales, destructivas en el orden material y perjudiciales para la comunidad humana que lo sufre, de aparición sorpresiva o de instalación inopinada, limitado en el tiempo.

Puede ser progresivo en alguna de sus magnitudes, de desaparición brusca o de desarrollo impredecible en su cualidad destructiva, que puede ser presuntamente previsible, o no, que supera a los medios de auxilio disponibles en el momento de su aparición o desarrollo posterior y que por su extensión territorial, cantidad y calidad de daños materiales, duración temporal o cantidad de víctimas; altera gravemente el orden en la sociedad involucrada.

Para que se deba calificar el evento o sucesión de eventos como catástrofe, las consecuencias inmediatas o alejadas deberán ser de tal importancia social que sus consecuencias, más allá de su contenido material, serán desproporcionadas frente a lo previsible en el acaecer accidentológico habitual. En esta época en nuestras comunidades se está viviendo hechos nunca vistos por las dos generaciones, nosotros, nuestros padres y nuestros hijos, los abuelos quizá vivieron en mayor o menor grado la última guerra de nuestro país, la de la intolerancia religiosa, los cristeros y la Gripe Española.

Nuestros padres vivieron con algo de temor mezclado con curiosidad, la II Guerra Mundial, que fueron testigos vivientes de aquella época, que felizmente llegó a término, leíamos en la prensa con curiosidad y algo de asombro, el terrorismo europeo, de oriente medio, del ISIS, los etarras, los del ERI, Hezbollá, los noticiaros escatológicos de la TV nos remontaban hacia lugares lejísimos, y dábamos gracias a Dios, que vivíamos en México, éramos ajenos a esos menesteres.

Sin embargo en estos días, nos invade un temor colectivo a la población civil, la trabajadora, la misma que le infunde temor el maleante que la autoridad, la angustia de deambular por las calles o ir de francachela a un bar, que antes era lo habitual, y sin ninguna novedad, más que la desvelada y la “resaca” del día después… bien dicen que ¡hasta que lo pierdes, lo valoras¡, y hoy por hoy, nuestra ciudad ya no es igual que hace un año, la apacible y bella ciudad colonial.

Ahora los tiempos modernos han cambiado el panorama de incertidumbre, zozobra y penurias de los integrantes de las diversas sociedades humanas frente a la inseguridad escatológica paradójicamente y a pesar de los adelantos tecnológicos, el siglo XXI (y lo que va trascurrido de este novísimo tercer milenio) muestra el crecimiento en extensión planetario de frecuentes catástrofes pero por causales de la naturaleza.

La diversidad del funcionamiento psíquico facilita que haya “zonas” donde la preparación es casi imposible. Al decir de un estudioso “uno nunca está preparado para pensar lo impensable”.

La prevención es necesario que se desarrolle en forma grupal, siguiendo “al trauma que destrama, hay que oponerle una trama que destraume”. Tres son las condiciones de la prevención:1) Preparación: cuando las personas están preparadas, los hechos pierden su penetración misteriosa. Preparación significa a nivel material (primeros auxilios, almacenamiento de alimentos, etc.) y a nivel psicológico. 2) Información: Significa el conocimiento de lo que puede suceder o sucede.

Cuando se está bien informado se minimiza el impacto de lo desconocido y lo mágico. La información es comunicación y refuerza la sensación de estar juntos, el “nosotros” se refuerza, la “trama” se instala. 3) Acción: acción es acción organizada, en que las personas saben sus tareas y obligaciones en los momentos de inseguridad, bien fundamentadas- mascarilla – sana distancia- lavado de manos. Cuando las personas saben que hacer disminuyen las posibilidades de generar contaminación. Finalmente, una vez sucedida la catástrofe, el garantizar en las personas las gratificaciones mínimas esenciales. Finalmente ser consientes de la Patria que estamos deformando es el terruño en que sobreviran nuestros descendientes… Semper fortis “Siempre fuertes”.

Una catástrofe llamada pandemia

Se denomina CATÁSTROFE a todo acontecimiento o secuencia de situaciones reales, destructivas en el orden material y perjudiciales para la comunidad humana que lo sufre, de aparición sorpresiva o de instalación inopinada, limitado en el tiempo.

Puede ser progresivo en alguna de sus magnitudes, de desaparición brusca o de desarrollo impredecible en su cualidad destructiva, que puede ser presuntamente previsible, o no, que supera a los medios de auxilio disponibles en el momento de su aparición o desarrollo posterior y que por su extensión territorial, cantidad y calidad de daños materiales, duración temporal o cantidad de víctimas; altera gravemente el orden en la sociedad involucrada.

Para que se deba calificar el evento o sucesión de eventos como catástrofe, las consecuencias inmediatas o alejadas deberán ser de tal importancia social que sus consecuencias, más allá de su contenido material, serán desproporcionadas frente a lo previsible en el acaecer accidentológico habitual. En esta época en nuestras comunidades se está viviendo hechos nunca vistos por las dos generaciones, nosotros, nuestros padres y nuestros hijos, los abuelos quizá vivieron en mayor o menor grado la última guerra de nuestro país, la de la intolerancia religiosa, los cristeros y la Gripe Española.

Nuestros padres vivieron con algo de temor mezclado con curiosidad, la II Guerra Mundial, que fueron testigos vivientes de aquella época, que felizmente llegó a término, leíamos en la prensa con curiosidad y algo de asombro, el terrorismo europeo, de oriente medio, del ISIS, los etarras, los del ERI, Hezbollá, los noticiaros escatológicos de la TV nos remontaban hacia lugares lejísimos, y dábamos gracias a Dios, que vivíamos en México, éramos ajenos a esos menesteres.

Sin embargo en estos días, nos invade un temor colectivo a la población civil, la trabajadora, la misma que le infunde temor el maleante que la autoridad, la angustia de deambular por las calles o ir de francachela a un bar, que antes era lo habitual, y sin ninguna novedad, más que la desvelada y la “resaca” del día después… bien dicen que ¡hasta que lo pierdes, lo valoras¡, y hoy por hoy, nuestra ciudad ya no es igual que hace un año, la apacible y bella ciudad colonial.

Ahora los tiempos modernos han cambiado el panorama de incertidumbre, zozobra y penurias de los integrantes de las diversas sociedades humanas frente a la inseguridad escatológica paradójicamente y a pesar de los adelantos tecnológicos, el siglo XXI (y lo que va trascurrido de este novísimo tercer milenio) muestra el crecimiento en extensión planetario de frecuentes catástrofes pero por causales de la naturaleza.

La diversidad del funcionamiento psíquico facilita que haya “zonas” donde la preparación es casi imposible. Al decir de un estudioso “uno nunca está preparado para pensar lo impensable”.

La prevención es necesario que se desarrolle en forma grupal, siguiendo “al trauma que destrama, hay que oponerle una trama que destraume”. Tres son las condiciones de la prevención:1) Preparación: cuando las personas están preparadas, los hechos pierden su penetración misteriosa. Preparación significa a nivel material (primeros auxilios, almacenamiento de alimentos, etc.) y a nivel psicológico. 2) Información: Significa el conocimiento de lo que puede suceder o sucede.

Cuando se está bien informado se minimiza el impacto de lo desconocido y lo mágico. La información es comunicación y refuerza la sensación de estar juntos, el “nosotros” se refuerza, la “trama” se instala. 3) Acción: acción es acción organizada, en que las personas saben sus tareas y obligaciones en los momentos de inseguridad, bien fundamentadas- mascarilla – sana distancia- lavado de manos. Cuando las personas saben que hacer disminuyen las posibilidades de generar contaminación. Finalmente, una vez sucedida la catástrofe, el garantizar en las personas las gratificaciones mínimas esenciales. Finalmente ser consientes de la Patria que estamos deformando es el terruño en que sobreviran nuestros descendientes… Semper fortis “Siempre fuertes”.