/ viernes 12 de marzo de 2021

Jóvenes volver a pensar

Pregunta que se repite frecuentemente en consultorios y hospitales, como una obsesión justificada, somos interrogados durante el transcurso del día.

Muchas veces el paciente no acude por una dolencia, sino a resolver dudas de esta vacunación ya que estamos en plena campaña, pero la desinformación y las “fake news” han hallado en esta coyuntura un cultivo ideal para causar desconfianza y temor en la población, me recuerda en los años 70´s, las campañas de vacunación de la polio y la “triple” a las zonas rurales de nuestro estado y las madres escondían a los niños porque “era una vacuna para esterilizar a los niños, por el gobierno”.

Si así lo vivimos y ahora en menor escala se repite no en la zona rural, sino en la urbana, no son niños son adultos mayores, pero hay que tener en cuenta y recordar que las vacunas son una maravilla científica. Hace un año, el doctor Anthony S. Fauci dijo que tomaría de 12 a 18 meses, en el mejor de los casos, descubrir una sola vacuna de eficacia potencialmente media.

Muchos científicos pensaron que incluso eso era una especie de disparate. Las vacunas suelen tardar 10 años en desarrollarse, si es que pueden desarrollarse, y ninguna se había desarrollado antes en menos de cuatro. Por lo tanto, vale la pena hacer un balance de lo extraordinario que es que en menos de 12 meses desde que se declaró la pandemia, sólo Estados Unidos tiene tres, y potencialmente cuatro, vacunas que parecen eliminar de manera efectiva el riesgo de morir por Covid-19 y casi eliminar el riesgo de hospitalización, incluso, al parecer, para las variantes más temibles.

Ese es un hecho inequívocamente alentador cuyos efectos en el mundo real apenas comienzan a sentirse. Uno podría haber esperado que la aprobación inicial de las vacunas contra el coronavirus provocara un júbilo espectacular, pero eso no sucedió. En cambio, el constante redoble de las buenas noticias sobre las vacunas se ha encontrado con un coro de implacable pesimismo.

El problema puede empeorar con las informaciones que dan a las personas una impresión engañosa de que las vacunas sin ARNm son de “segunda clase”, una percepción que ha comenzado a obstaculizar el lanzamiento en Europa y Latinoamérica. Pero sin embargo… ¡hay que vacunarse ¡con cualquier vacuna!. Fortunae cetera mando. “Dejo el resto a la fortuna”.

tomymx@hotmail.com

Pregunta que se repite frecuentemente en consultorios y hospitales, como una obsesión justificada, somos interrogados durante el transcurso del día.

Muchas veces el paciente no acude por una dolencia, sino a resolver dudas de esta vacunación ya que estamos en plena campaña, pero la desinformación y las “fake news” han hallado en esta coyuntura un cultivo ideal para causar desconfianza y temor en la población, me recuerda en los años 70´s, las campañas de vacunación de la polio y la “triple” a las zonas rurales de nuestro estado y las madres escondían a los niños porque “era una vacuna para esterilizar a los niños, por el gobierno”.

Si así lo vivimos y ahora en menor escala se repite no en la zona rural, sino en la urbana, no son niños son adultos mayores, pero hay que tener en cuenta y recordar que las vacunas son una maravilla científica. Hace un año, el doctor Anthony S. Fauci dijo que tomaría de 12 a 18 meses, en el mejor de los casos, descubrir una sola vacuna de eficacia potencialmente media.

Muchos científicos pensaron que incluso eso era una especie de disparate. Las vacunas suelen tardar 10 años en desarrollarse, si es que pueden desarrollarse, y ninguna se había desarrollado antes en menos de cuatro. Por lo tanto, vale la pena hacer un balance de lo extraordinario que es que en menos de 12 meses desde que se declaró la pandemia, sólo Estados Unidos tiene tres, y potencialmente cuatro, vacunas que parecen eliminar de manera efectiva el riesgo de morir por Covid-19 y casi eliminar el riesgo de hospitalización, incluso, al parecer, para las variantes más temibles.

Ese es un hecho inequívocamente alentador cuyos efectos en el mundo real apenas comienzan a sentirse. Uno podría haber esperado que la aprobación inicial de las vacunas contra el coronavirus provocara un júbilo espectacular, pero eso no sucedió. En cambio, el constante redoble de las buenas noticias sobre las vacunas se ha encontrado con un coro de implacable pesimismo.

El problema puede empeorar con las informaciones que dan a las personas una impresión engañosa de que las vacunas sin ARNm son de “segunda clase”, una percepción que ha comenzado a obstaculizar el lanzamiento en Europa y Latinoamérica. Pero sin embargo… ¡hay que vacunarse ¡con cualquier vacuna!. Fortunae cetera mando. “Dejo el resto a la fortuna”.

tomymx@hotmail.com