No disminuyamos nuestro espíritu, no nos neguemos el bien cuando está al alcance de todos. Enfrentemos por una conciencia bien formada, sin miedo a la verdad, para hacer de México un hogar democrático, más justo, más humano.
Es curioso, cuando nos hacen la siguiente pregunta: ¿Le gustaría tener un hijo totalmente sano?, respondemos con un rotundo sí; más a la pregunta: ¿le gustaría que su hijo fuera superdotado?, es decir, ¿querría que su hijo desarrollara y utilizara su inteligencia en toda su capacidad posible?, comenzamos a dudar, quizá porque creemos que conlleva matices negativos, de rareza e introversión… o de locura.
No nos damos cuenta de que estar sano significa saber pensar y hacerlo de forma correcta, significa conocer bien. El ser humano, ya sea hombre o mujer, es un espíritu encarnado, es un alma con cuerpo: por eso es inteligente, por eso es libre, por eso puede amar. La salud, por tanto, no incluye sólo al cuerpo, también es del alma, “mente sana en cuerpo sano”.
Aquel que piense que no hay que cultivar el espíritu, que la formación no es importante, está abocado a la ruina, a la incapacidad de amar, a la muerte de su espíritu, al odio amargo de saberse absolutamente vacío. Al ser espíritus encarnados somos inteligentes, es decir, somos capaces de conocer, de salir de nosotros mismos para introducirnos en lo que queramos y comprenderlo. Esa capacidad de conocer es la libertad fundamental.
Como podemos conocer, conocemos de hecho varias cosas, realidades, caminos: Podemos elegir, libertad de elección o libre albedrío. Y al elegir, aparte de poner en práctica nuestra libertad, tomamos partido por algo, decidimos algo: elección que tiene sus consecuencias, consecuencias que llegan porque nosotros decidimos aquello, he aquí la responsabilidad, No formemos títeres, sino hombres soberanos, conocedores de su grandeza y de sus limitaciones, valientes, dispuestos a luchar contra sí mismos para ser verdaderamente humanos, pues el hombre que no lucha contra sí para vencer y superar sus propias miserias acabará luchando contra los demás, acabará destrozando la sociedad en la que vive, acabará haciendo de su vida y de las vidas que le rodean un infierno.
No aminoremos nuestro espíritu, no nos neguemos el bien cuando está al alcance de todos.
Retemos por una conciencia bien formada, sin miedo a la verdad, para hacer de la Patria un hogar democrático, justo y de unidad.
Nemo potest personam diu ferre. Nadie puede llevar una máscara por mucho tiempo.
tomymx@hotmail.com