/ sábado 20 de noviembre de 2021

Jóvenes volver a pensar

Son muchos los aspirantes que se necesitan en la próxima elección de gobernador y presidentes municipales; y unos cuantos cientos en la consiguiente de regidores. En el primer caso, ciertamente estamos hablando de personas muy distintas:

Ejecutores eficientes los postulantes a gobernador y… ¿aprendices de gambusinos los candidatos a presidente municipal? No, un gobernador debe ser ante todo una persona de sentido común, de buen criterio, de conocimiento local, de afán de servicio.

Y esas cuatro calidades –en la medida suficiente- las cumplen miles y miles de ciudadanos en el estado y cientos y decenas en cada una de las poblaciones más pequeñas, todo en lógica proporción (incluso, podríamos pensar que mientras más chica es la localidad, mayor es la posibilidad de que el sentido común y el afán de servicio estén bien desarrollados en sus habitantes).

Pero el problema local es la tendencia a mirar siempre para el lado, descartando la propia participación en los asuntos de la comunidad: “Prefiero no meterme en problemas, eso ya lo tienen cocinado los partidos, es poco lo que se puede hacer en ese cargo”, son los argumentos escapistas más socorridos. Lo paradójico es que, al poco tiempo de instalados los nuevos representantes, comienzan a recaer sobre ellos las quejas y las descalificaciones.

Son los mismos labios que dijeron “yo no, ni loco” a una posible candidatura, los que después alegan con furia: “No puede ser, no hay derecho que el gobernador y el alcalde sean tan malos”. Pataletas de niño taimado y egoísta. Ahora, en estas semanas próximas, cuando se definen esas precandidaturas en todas las listas, es el momento de remediar esa inconsecuencia.

Dirigentes juveniles, sindicales, empresariales, vecinales, gremiales, estudiantiles, de jubilados, deportivos, culturales, etc. eso que se llama fuerzas vivas de un estado: Ha llegado una nueva hora (siempre habrá una próxima, la de los cómodos) de asumir responsabilidades. ¿Cómo saber si se tienen esas condiciones? Para averiguarlo, no hace falta contratar asesorías comunicacionales o encuestas; simplemente hay que tener en cuenta estas recomendaciones de Vaclav Havel, el dramaturgo que por más una década ocupara la presidencia de un país europeo, y quien obviamente tenía muy buenos motivos para seguir sólo pendiente de la tramoya, hasta que entendió que su pueblo lo necesitaba.

Escribía Havel: “Si su corazón está bien ordenado y usted tiene buen gusto, usted no sólo lo hará bien en la política, sin que usted está destinado a ella. Si usted es modesto y no tiene ambiciones de poder, no sólo tiene condiciones para la política, sino que pertenece absolutamente a ese mundo”.

Por cierto, que es fácil decir que son otros los que en realidad tienen esas condiciones y uno no; bueno, incluso podría ser verdad. Entonces no cabe más que empeñar un buen tiempo en convencer a ese amigo (a), a ese conocido, de la necesidad de su candidatura, de la conveniencia de su postulación y, por cierto, ponerse a trabajar en esa campaña.

Unum pro multis dabitur caput. Caerá la cabeza de uno a cambio de la de muchos.

tomymx@hotmail.com

Son muchos los aspirantes que se necesitan en la próxima elección de gobernador y presidentes municipales; y unos cuantos cientos en la consiguiente de regidores. En el primer caso, ciertamente estamos hablando de personas muy distintas:

Ejecutores eficientes los postulantes a gobernador y… ¿aprendices de gambusinos los candidatos a presidente municipal? No, un gobernador debe ser ante todo una persona de sentido común, de buen criterio, de conocimiento local, de afán de servicio.

Y esas cuatro calidades –en la medida suficiente- las cumplen miles y miles de ciudadanos en el estado y cientos y decenas en cada una de las poblaciones más pequeñas, todo en lógica proporción (incluso, podríamos pensar que mientras más chica es la localidad, mayor es la posibilidad de que el sentido común y el afán de servicio estén bien desarrollados en sus habitantes).

Pero el problema local es la tendencia a mirar siempre para el lado, descartando la propia participación en los asuntos de la comunidad: “Prefiero no meterme en problemas, eso ya lo tienen cocinado los partidos, es poco lo que se puede hacer en ese cargo”, son los argumentos escapistas más socorridos. Lo paradójico es que, al poco tiempo de instalados los nuevos representantes, comienzan a recaer sobre ellos las quejas y las descalificaciones.

Son los mismos labios que dijeron “yo no, ni loco” a una posible candidatura, los que después alegan con furia: “No puede ser, no hay derecho que el gobernador y el alcalde sean tan malos”. Pataletas de niño taimado y egoísta. Ahora, en estas semanas próximas, cuando se definen esas precandidaturas en todas las listas, es el momento de remediar esa inconsecuencia.

Dirigentes juveniles, sindicales, empresariales, vecinales, gremiales, estudiantiles, de jubilados, deportivos, culturales, etc. eso que se llama fuerzas vivas de un estado: Ha llegado una nueva hora (siempre habrá una próxima, la de los cómodos) de asumir responsabilidades. ¿Cómo saber si se tienen esas condiciones? Para averiguarlo, no hace falta contratar asesorías comunicacionales o encuestas; simplemente hay que tener en cuenta estas recomendaciones de Vaclav Havel, el dramaturgo que por más una década ocupara la presidencia de un país europeo, y quien obviamente tenía muy buenos motivos para seguir sólo pendiente de la tramoya, hasta que entendió que su pueblo lo necesitaba.

Escribía Havel: “Si su corazón está bien ordenado y usted tiene buen gusto, usted no sólo lo hará bien en la política, sin que usted está destinado a ella. Si usted es modesto y no tiene ambiciones de poder, no sólo tiene condiciones para la política, sino que pertenece absolutamente a ese mundo”.

Por cierto, que es fácil decir que son otros los que en realidad tienen esas condiciones y uno no; bueno, incluso podría ser verdad. Entonces no cabe más que empeñar un buen tiempo en convencer a ese amigo (a), a ese conocido, de la necesidad de su candidatura, de la conveniencia de su postulación y, por cierto, ponerse a trabajar en esa campaña.

Unum pro multis dabitur caput. Caerá la cabeza de uno a cambio de la de muchos.

tomymx@hotmail.com