/ jueves 10 de junio de 2021

Kamala Harris

Kamala Harris, es la vicepresidenta número 49 de los Estados Unidos, hija de un jamaicano y una hindú tamil que desde siempre ha mostrado una inclinación por las causas sociales, ya que desde su infancia vivió el racismo en carne propia.

En 2020, con 56 años y senadora por California, se convirtió en una figura destacada dentro de la política e ideas producto de la diversidad estadounidense, al ser fórmula con Joe Biden a la Presidencia de ese país.

Aunque nació en California, pasó un tiempo viviendo en Canadá cuando sus padres se divorciaron, y se casó en 2014 con un abogado judío. En 2011 se convirtió en fiscal general de California y desde entonces dejó en claro que tenía grandes planes para ella, aunque con gran interés en la política, en el desarrollo de sus actividades también ha mostrado su lado humano al ser capaz de ponerse en el lugar del otro.

Emprendió la lucha contra la explotación sexual a través de su trabajo para acabar con la trata de personas, sobre todo porque conoció el lado oscuro de esta problemática cuando trabajaba como fiscal en Oakland y San Francisco, lo que retomó cuando se desempeñó como fiscal general de California, al considerar la trata de personas como una forma moderna de esclavitud, como señaló en su informe sobre este problema en 2012.

En el informe anotó que en la era de Internet, el negocio del tráfico sexual, en particular, se ha movido en línea y destacó que sitios web sin escrúpulos, eran un bazar para la prostitución, con ingresos que superaban los cientos de millones de dólares al año, por lo que junto con otros fiscales generales estatales, firmó una carta señalando que la Ley de Decencia en las Comunicaciones federal excluía a las autoridades estatales encargadas de hacer cumplir la ley de cumplir con su deber de “investigar y enjuiciar a quienes promueven la prostitución y ponen en peligro a nuestros niños”, e instando al cambio de la ley.

En 2013, una de las asesoras de Harris, Maggy Krell, se embarcó en una investigación sobre una empresa que encontró a varios menores habían sido explotados usando anuncios del sitio, tres años después, en 2016, se presentaron cargos contra los creadores, y aunque fueron capturados por las autoridades, Kamala Harris rara vez celebró conferencias de prensa después de los arrestos y no hizo desfilar a los acusados ante las cámaras.

Además, no se olvidaba de sus amigos que la habían apoyado con anterioridad, como Naomi Gray, a quien vio en el hogar de ancianos, pocos días antes de que falleciera, o cuando uno de sus asesores, Tyrone Gayle, estaba a punto de morir por cáncer de colon, Kamala dejó sus deberes políticos en espera y tomó un vuelo de Washington a Nueva York, para poder tomar su mano por última vez.

A pesar de que es vicepresidenta de la nación más poderosa del mundo, hay algo en ella que nunca deja indiferente: su gran corazón y su empatía con los demás, como lo mostró en su primera visita a nuestro país el pasado martes, cuando fue recibida por el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, donde analizaron cómo mitigar la migración indocumentada hacia el norte, ya que ambos gobiernos buscan mejorar las condiciones de vida en los países de Centroamérica desde donde, cada año, miles de migrantes huyen de la violencia y pobreza con la intención de internarse en Estados Unidos.

Ambos líderes también acordaron aumentar la cooperación para asegurar aún más su frontera y garantizar una migración ordenada además de establecer un grupo operativo para combatir el tráfico y la trata de personas.

Kamala Harris, es la vicepresidenta número 49 de los Estados Unidos, hija de un jamaicano y una hindú tamil que desde siempre ha mostrado una inclinación por las causas sociales, ya que desde su infancia vivió el racismo en carne propia.

En 2020, con 56 años y senadora por California, se convirtió en una figura destacada dentro de la política e ideas producto de la diversidad estadounidense, al ser fórmula con Joe Biden a la Presidencia de ese país.

Aunque nació en California, pasó un tiempo viviendo en Canadá cuando sus padres se divorciaron, y se casó en 2014 con un abogado judío. En 2011 se convirtió en fiscal general de California y desde entonces dejó en claro que tenía grandes planes para ella, aunque con gran interés en la política, en el desarrollo de sus actividades también ha mostrado su lado humano al ser capaz de ponerse en el lugar del otro.

Emprendió la lucha contra la explotación sexual a través de su trabajo para acabar con la trata de personas, sobre todo porque conoció el lado oscuro de esta problemática cuando trabajaba como fiscal en Oakland y San Francisco, lo que retomó cuando se desempeñó como fiscal general de California, al considerar la trata de personas como una forma moderna de esclavitud, como señaló en su informe sobre este problema en 2012.

En el informe anotó que en la era de Internet, el negocio del tráfico sexual, en particular, se ha movido en línea y destacó que sitios web sin escrúpulos, eran un bazar para la prostitución, con ingresos que superaban los cientos de millones de dólares al año, por lo que junto con otros fiscales generales estatales, firmó una carta señalando que la Ley de Decencia en las Comunicaciones federal excluía a las autoridades estatales encargadas de hacer cumplir la ley de cumplir con su deber de “investigar y enjuiciar a quienes promueven la prostitución y ponen en peligro a nuestros niños”, e instando al cambio de la ley.

En 2013, una de las asesoras de Harris, Maggy Krell, se embarcó en una investigación sobre una empresa que encontró a varios menores habían sido explotados usando anuncios del sitio, tres años después, en 2016, se presentaron cargos contra los creadores, y aunque fueron capturados por las autoridades, Kamala Harris rara vez celebró conferencias de prensa después de los arrestos y no hizo desfilar a los acusados ante las cámaras.

Además, no se olvidaba de sus amigos que la habían apoyado con anterioridad, como Naomi Gray, a quien vio en el hogar de ancianos, pocos días antes de que falleciera, o cuando uno de sus asesores, Tyrone Gayle, estaba a punto de morir por cáncer de colon, Kamala dejó sus deberes políticos en espera y tomó un vuelo de Washington a Nueva York, para poder tomar su mano por última vez.

A pesar de que es vicepresidenta de la nación más poderosa del mundo, hay algo en ella que nunca deja indiferente: su gran corazón y su empatía con los demás, como lo mostró en su primera visita a nuestro país el pasado martes, cuando fue recibida por el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, donde analizaron cómo mitigar la migración indocumentada hacia el norte, ya que ambos gobiernos buscan mejorar las condiciones de vida en los países de Centroamérica desde donde, cada año, miles de migrantes huyen de la violencia y pobreza con la intención de internarse en Estados Unidos.

Ambos líderes también acordaron aumentar la cooperación para asegurar aún más su frontera y garantizar una migración ordenada además de establecer un grupo operativo para combatir el tráfico y la trata de personas.