/ domingo 24 de enero de 2021

Kamala Harris, un viraje histórico

El viraje histórico que ha dado la vicepresidencia de EE.UU con la llegada de Kamala Harris refleja no sólo la potente y clara muestra de la relevancia de la mujer en posiciones de poder en el mundo, sino la urgente necesidad de terminar con la polarización social, el desgaste institucional y los riesgos implícitos que dejan a su paso los discursos supremacistas que comprometieron a un país de por sí convulso por la crisis sanitaria y la democracia amenazada como nunca antes en la historia reciente.

El pasado y presente de Kamala Harris hablan por sí mismos: una mujer decidida que ha roto no sólo prejuicios raciales y profesionales, también ha construido desde el poder y a partir de un pragmático estilo de utilizar su capital político en el aquí y el ahora, la posibilidad de ofrecer soluciones a problemas que le ha tocado enfrentar desde su responsabilidad como fiscal en San Francisco y California, además del Senado por el partido demócrata, cuyo desempeño, ha sido definido por la prensa internacional como hábil y veloz interlocución que la sitúan en la coyuntura como una figura carismática e imprescindible para abrazar todas las culturas, las desventajas y las vulnerabilidades gubernamentales que dejó la administración anterior y que ahora tiene por delante nuevos retos para recuperar la credibilidad no sólo de la Casa Blanca, sino de la fortaleza de un país construido desde la interculturalidad, la libertad y el respeto a la ley.

La prensa internacional muestra la coordinación y la voluntad conjunta del presidente Joe Biden y Kamala Harris para reconstruir un gobierno que tiene prioridades claras: el control de la pandemia del Covid-19; ofrecer certeza migratoria y darle celeridad a soluciones que se dejaron de largo como las acciones para combatir el cambio climático; el fortalecimiento de la Organización Mundial de la Salud; la preservación del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) y otras decisiones ejecutivas que pretenden reinsertar a EE.UU como un país activo en las soluciones globales.

Un buen síntoma de la directriz de este nuevo gobierno que acaba de protagonizar la vicepresidenta de EE.UU para dejar claro que el papel de la mujer importa en la toma de decisiones, es la llegada de Avril Haines, como directora de Inteligencia nacional, lo que implica una posición estratégica para mantener condiciones de paz para el pueblo estadounidense.

El discurso del gobierno de EE.UU cambió por completo: se habla de unidad, de pacificación, de integración y de colaboración; quedó atrás el discurso de confrontación y sospecha que dividió a un país que ha sido ejemplo en el mundo por sus bases democráticas y pluralidad social, lo que seguramente tendrá implicaciones también en México.

En nuestro país, el reto será dejar atrás las resistencias y por el contrario, armonizar nuestra visión nacional con la nueva relación bilateral que ha dejado grandes frutos a ambas naciones.

El viraje histórico que ha dado la vicepresidencia de EE.UU con la llegada de Kamala Harris refleja no sólo la potente y clara muestra de la relevancia de la mujer en posiciones de poder en el mundo, sino la urgente necesidad de terminar con la polarización social, el desgaste institucional y los riesgos implícitos que dejan a su paso los discursos supremacistas que comprometieron a un país de por sí convulso por la crisis sanitaria y la democracia amenazada como nunca antes en la historia reciente.

El pasado y presente de Kamala Harris hablan por sí mismos: una mujer decidida que ha roto no sólo prejuicios raciales y profesionales, también ha construido desde el poder y a partir de un pragmático estilo de utilizar su capital político en el aquí y el ahora, la posibilidad de ofrecer soluciones a problemas que le ha tocado enfrentar desde su responsabilidad como fiscal en San Francisco y California, además del Senado por el partido demócrata, cuyo desempeño, ha sido definido por la prensa internacional como hábil y veloz interlocución que la sitúan en la coyuntura como una figura carismática e imprescindible para abrazar todas las culturas, las desventajas y las vulnerabilidades gubernamentales que dejó la administración anterior y que ahora tiene por delante nuevos retos para recuperar la credibilidad no sólo de la Casa Blanca, sino de la fortaleza de un país construido desde la interculturalidad, la libertad y el respeto a la ley.

La prensa internacional muestra la coordinación y la voluntad conjunta del presidente Joe Biden y Kamala Harris para reconstruir un gobierno que tiene prioridades claras: el control de la pandemia del Covid-19; ofrecer certeza migratoria y darle celeridad a soluciones que se dejaron de largo como las acciones para combatir el cambio climático; el fortalecimiento de la Organización Mundial de la Salud; la preservación del programa DACA (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia) y otras decisiones ejecutivas que pretenden reinsertar a EE.UU como un país activo en las soluciones globales.

Un buen síntoma de la directriz de este nuevo gobierno que acaba de protagonizar la vicepresidenta de EE.UU para dejar claro que el papel de la mujer importa en la toma de decisiones, es la llegada de Avril Haines, como directora de Inteligencia nacional, lo que implica una posición estratégica para mantener condiciones de paz para el pueblo estadounidense.

El discurso del gobierno de EE.UU cambió por completo: se habla de unidad, de pacificación, de integración y de colaboración; quedó atrás el discurso de confrontación y sospecha que dividió a un país que ha sido ejemplo en el mundo por sus bases democráticas y pluralidad social, lo que seguramente tendrá implicaciones también en México.

En nuestro país, el reto será dejar atrás las resistencias y por el contrario, armonizar nuestra visión nacional con la nueva relación bilateral que ha dejado grandes frutos a ambas naciones.