/ martes 24 de septiembre de 2019

La amnistía: Soplo de esperanza para pobres y vulnerables

La Ley de Amnistía tiene miles de años, fue Trasíbulo el que le dio el nombre, después de haber arrojado a los 30 Tiranos de Atenas. Con esta medida, recobró La República su antigua pujanza, la paz y la libertad (404 a.C.)

En la campaña presidencial, una de las formas de la propaganda negra contra el ahora presidente de México era exhibir a peligrosos criminales diciendo que serían liberados de llegar a gobernar Andrés Manuel López Obrador. Nada más distante de la realidad mostrada por la iniciativa de ley presentada el pasado domingo 12, que establece una amnistía para los más vulnerables, para quienes están en la cárcel por la falta de un proceso justo o por razones francamente de injusticia y fabricadas.

El adagio de la derecha no se cumplió (ya lo sabíamos), la realidad dio cuenta de que mintieron al acusar de un peligro al ahora mandatario de la Nación, quien justo envió al Congreso federal hace casi dos semanas una propuesta de ley que establece por ejemplo, la posibilidad de que tres mil mujeres en prisión acusadas de delitos contra la salud (98.9% de ellas es la primera vez que están presas, cientos fueron obligadas por sus parejas a trasladar droga o a cometer cualquier delito menor), se les dé la oportunidad de reinsertarse en la sociedad.

No estaban armadas, tienen hijos o hijas y están procesadas o fueron sentenciadas en buena parte de los casos sin que la justicia sea la premisa con la cual se les juzga, ni tampoco en muchos casos se tome en cuenta el hecho de considerar las atenuantes.

La amnistía no es para secuestradores, ni para sacar de la cárcel a los grandes, medianos o pequeños capos de la droga, es para que quienes son pobres y vulnerables, quienes por décadas no han tenido acceso a la justicia y que cuando esta ley pase su proceso de aprobación, la misma les permitirá acogerse a esa amnistía y reincorporarse a la vida pública.

La justicia no es ciega en nuestro país, tampoco es expedita, por ello el planteamiento del ejecutivo federal hace énfasis en que son tres sectores los beneficiarios de esta iniciativa: Las mujeres, las y los jóvenes, las y los indígenas.

El trabajo legislativo para llegar a la amnistía ya está en nuestra colegisladora (Cámara de Diputados), la analizarán las comisiones de Justicia, Gobernación y Población, confiamos en la responsabilidad y sensibilidad de las y los legisladores federales para aprobar esta histórica ley. Ley que cobijará, por ejemplo el que quien haya cometido un robo sin violencia y que se le haya impuesto una pena no mayor de cuatro años, sea sujeto de alcanzar su libertad.

En nuestro estado y muchos otros del país, se encarcela al que roba unas chuletas de res, latas de atún o desodorantes en tiendas departamentales y los saqueadores de “cuello blanco” andan sueltos y amparados por la ley. No se nos olviden los más de dos mil amparos de funcionarios y familiares de las administraciones pasadas.

Otra promesa de campaña que pronto se verá consolidada. No será fácil, como todo lo que les mueve el tapete a los poderosos e inhumanos, esto también les causará ardor, porque tuvieron oportunidad de hacerlo y se quedaron de manos cruzadas como en muchos otros temas sociales que el objetivo es disminuir la brecha social, la violencia y el sufrimiento de los mexicanos y mexicanas.

*Senadora

La Ley de Amnistía tiene miles de años, fue Trasíbulo el que le dio el nombre, después de haber arrojado a los 30 Tiranos de Atenas. Con esta medida, recobró La República su antigua pujanza, la paz y la libertad (404 a.C.)

En la campaña presidencial, una de las formas de la propaganda negra contra el ahora presidente de México era exhibir a peligrosos criminales diciendo que serían liberados de llegar a gobernar Andrés Manuel López Obrador. Nada más distante de la realidad mostrada por la iniciativa de ley presentada el pasado domingo 12, que establece una amnistía para los más vulnerables, para quienes están en la cárcel por la falta de un proceso justo o por razones francamente de injusticia y fabricadas.

El adagio de la derecha no se cumplió (ya lo sabíamos), la realidad dio cuenta de que mintieron al acusar de un peligro al ahora mandatario de la Nación, quien justo envió al Congreso federal hace casi dos semanas una propuesta de ley que establece por ejemplo, la posibilidad de que tres mil mujeres en prisión acusadas de delitos contra la salud (98.9% de ellas es la primera vez que están presas, cientos fueron obligadas por sus parejas a trasladar droga o a cometer cualquier delito menor), se les dé la oportunidad de reinsertarse en la sociedad.

No estaban armadas, tienen hijos o hijas y están procesadas o fueron sentenciadas en buena parte de los casos sin que la justicia sea la premisa con la cual se les juzga, ni tampoco en muchos casos se tome en cuenta el hecho de considerar las atenuantes.

La amnistía no es para secuestradores, ni para sacar de la cárcel a los grandes, medianos o pequeños capos de la droga, es para que quienes son pobres y vulnerables, quienes por décadas no han tenido acceso a la justicia y que cuando esta ley pase su proceso de aprobación, la misma les permitirá acogerse a esa amnistía y reincorporarse a la vida pública.

La justicia no es ciega en nuestro país, tampoco es expedita, por ello el planteamiento del ejecutivo federal hace énfasis en que son tres sectores los beneficiarios de esta iniciativa: Las mujeres, las y los jóvenes, las y los indígenas.

El trabajo legislativo para llegar a la amnistía ya está en nuestra colegisladora (Cámara de Diputados), la analizarán las comisiones de Justicia, Gobernación y Población, confiamos en la responsabilidad y sensibilidad de las y los legisladores federales para aprobar esta histórica ley. Ley que cobijará, por ejemplo el que quien haya cometido un robo sin violencia y que se le haya impuesto una pena no mayor de cuatro años, sea sujeto de alcanzar su libertad.

En nuestro estado y muchos otros del país, se encarcela al que roba unas chuletas de res, latas de atún o desodorantes en tiendas departamentales y los saqueadores de “cuello blanco” andan sueltos y amparados por la ley. No se nos olviden los más de dos mil amparos de funcionarios y familiares de las administraciones pasadas.

Otra promesa de campaña que pronto se verá consolidada. No será fácil, como todo lo que les mueve el tapete a los poderosos e inhumanos, esto también les causará ardor, porque tuvieron oportunidad de hacerlo y se quedaron de manos cruzadas como en muchos otros temas sociales que el objetivo es disminuir la brecha social, la violencia y el sufrimiento de los mexicanos y mexicanas.

*Senadora

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