/ domingo 19 de septiembre de 2021

La antesala de las candidaturas

La temperatura sube o baja todos los días, en el contexto de quién será el sucesor del gobernador José Rosas Aispuro Torres. Lo que sobran son tiradores, son tantos que ya perdimos la cuenta o por el “Alzheimer” político. Recientemente, Héctor Arreola Soria, con una amplia carrera en la SEP, por segunda vez levanta la mano: “Yo también quiero ser gobernador”. Todos saben que su padrino es nativo del municipio de Mezquital. Por cierto, este exgobernador tiene varios ahijados para que uno de ellos se convierta en el próximo candidato a gobernador.

Y ya que hablamos de mujeres y traiciones, otro exgobernador no tiene ahijados, pero sí el mismo delfín de 2016. ¿Cuál de los aspirantes del PRI es ahijado de “Alito” Moreno? Ese sí es un padrino de primera, no como otros.

Son muchos los factores que estarán en juego en la próxima sucesión. Un factor podría ser las encuestas, que en ocasiones no son muy confiables. Otro las relaciones políticas que se tengan con los poderes fácticos locales. Y el más importante: la relación que se tenga con el gobernador actual que en un momento dado podrá escoger a su sucesor. Nos guste o no, el gobernador sin duda será importante fiel de la balanza, o en su momento su derecho al veto.

Lo primero que se comenta sobre la sucesión gubernamental: ¿quién es quién en las encuestas? De entrada, parece lógica la pregunta, pero el problema es si esto es definitorio para tomar una decisión tan importante. No estamos descalificando a las empresas encuestadoras, pero sí las ponemos en duda. Historia y ejemplos tenemos de sobra. ¿Cómo no recordar los trabajos de Gisela Rubach como encuestadora en Durango? En 2016 daba como ganador al candidato del PRI sobre el de Acción Nacional. Si la memoria no nos traiciona, la experta le daba más de 20 puntos de ventaja a Esteban Villegas, y al final ganó José Rosas Aispuro Torres. En ese entonces, algunos periodistas hicieron sus encuestas con los taxistas, en los mercados, en reuniones sociales, familiares, en restaurantes y otros lugares. Y todos los resultados le favorecían al actual gobernador. En cambio, las casas encuestadoras contratadas para tales efectos daban como seguro ganador a Esteban Villegas Villarreal. Pero la verdad se empezó a ver en las encuestas de salida. No fue mucha la diferencia entre los dos candidatos, pero como dicen los demócratas: con un voto de diferencia se gana una elección. También hay dos tipos de encuestas: las que se pagan para hacerse públicas y las llamadas “de consumo interno”, que también en ocasiones fallan. Por ejemplo: en el pasado proceso federal en el distrito 03 nadie daba un cinco por Maribel Aguilera, Lucy Martínez iba arriba en las encuestas con más del 20% y perdió. ¿Quién nos puede explicar eso?

En teoría, la alianza PRI-PAN-PRD se ve como un sueño perfecto. Están convencidos de que yendo juntos ganarían de calle a MORENA. ¿Pero si no se ponen de acuerdo, como así pudiera suceder, qué podrían hacer para ganarle a MORENA? Alguien tiene que tener un plan B para ello. La respuesta está en el análisis minucioso de la pasada elección federal. En este momento, en el PRI no hay nada para nadie, y todos tienen las mismas posibilidades. En ocasiones, las encuestas no significan que en automático un candidato llegue al Bicentenario, y esto es para todas y todos quienes aspiran en un partido político, porque como lo hemos comentado en otras ocasiones, las verdaderas encuestas son las que se hacen en las cúpulas partidistas y la de los ciudadanos el día de la elección. Pero ya no está lejos el mes de diciembre, para empezar a terminar con lo que hoy son puras especulaciones.

La temperatura sube o baja todos los días, en el contexto de quién será el sucesor del gobernador José Rosas Aispuro Torres. Lo que sobran son tiradores, son tantos que ya perdimos la cuenta o por el “Alzheimer” político. Recientemente, Héctor Arreola Soria, con una amplia carrera en la SEP, por segunda vez levanta la mano: “Yo también quiero ser gobernador”. Todos saben que su padrino es nativo del municipio de Mezquital. Por cierto, este exgobernador tiene varios ahijados para que uno de ellos se convierta en el próximo candidato a gobernador.

Y ya que hablamos de mujeres y traiciones, otro exgobernador no tiene ahijados, pero sí el mismo delfín de 2016. ¿Cuál de los aspirantes del PRI es ahijado de “Alito” Moreno? Ese sí es un padrino de primera, no como otros.

Son muchos los factores que estarán en juego en la próxima sucesión. Un factor podría ser las encuestas, que en ocasiones no son muy confiables. Otro las relaciones políticas que se tengan con los poderes fácticos locales. Y el más importante: la relación que se tenga con el gobernador actual que en un momento dado podrá escoger a su sucesor. Nos guste o no, el gobernador sin duda será importante fiel de la balanza, o en su momento su derecho al veto.

Lo primero que se comenta sobre la sucesión gubernamental: ¿quién es quién en las encuestas? De entrada, parece lógica la pregunta, pero el problema es si esto es definitorio para tomar una decisión tan importante. No estamos descalificando a las empresas encuestadoras, pero sí las ponemos en duda. Historia y ejemplos tenemos de sobra. ¿Cómo no recordar los trabajos de Gisela Rubach como encuestadora en Durango? En 2016 daba como ganador al candidato del PRI sobre el de Acción Nacional. Si la memoria no nos traiciona, la experta le daba más de 20 puntos de ventaja a Esteban Villegas, y al final ganó José Rosas Aispuro Torres. En ese entonces, algunos periodistas hicieron sus encuestas con los taxistas, en los mercados, en reuniones sociales, familiares, en restaurantes y otros lugares. Y todos los resultados le favorecían al actual gobernador. En cambio, las casas encuestadoras contratadas para tales efectos daban como seguro ganador a Esteban Villegas Villarreal. Pero la verdad se empezó a ver en las encuestas de salida. No fue mucha la diferencia entre los dos candidatos, pero como dicen los demócratas: con un voto de diferencia se gana una elección. También hay dos tipos de encuestas: las que se pagan para hacerse públicas y las llamadas “de consumo interno”, que también en ocasiones fallan. Por ejemplo: en el pasado proceso federal en el distrito 03 nadie daba un cinco por Maribel Aguilera, Lucy Martínez iba arriba en las encuestas con más del 20% y perdió. ¿Quién nos puede explicar eso?

En teoría, la alianza PRI-PAN-PRD se ve como un sueño perfecto. Están convencidos de que yendo juntos ganarían de calle a MORENA. ¿Pero si no se ponen de acuerdo, como así pudiera suceder, qué podrían hacer para ganarle a MORENA? Alguien tiene que tener un plan B para ello. La respuesta está en el análisis minucioso de la pasada elección federal. En este momento, en el PRI no hay nada para nadie, y todos tienen las mismas posibilidades. En ocasiones, las encuestas no significan que en automático un candidato llegue al Bicentenario, y esto es para todas y todos quienes aspiran en un partido político, porque como lo hemos comentado en otras ocasiones, las verdaderas encuestas son las que se hacen en las cúpulas partidistas y la de los ciudadanos el día de la elección. Pero ya no está lejos el mes de diciembre, para empezar a terminar con lo que hoy son puras especulaciones.