/ sábado 17 de agosto de 2019

La austeridad no implica detener el gasto público

El Senado de la República aprobó la Ley de Austeridad Republicana que se convierte en la norma formal para aplicar diversas medidas de mesura en el gasto público. Pero antes de ser votada esta ley, el gobierno federal ya ha aplicado severos recortes a programas e instituciones con efectos devastadores como en materia de atención a la salud de los mexicanos, la desaparición de instancias infantiles, esfumar programas de apoyo al campo, limitar la operación de organismos autónomos como el INE, la CNDH, la COFETEL, la Comisión Nacional de Hidrocarburos entre otros.

Hay un asunto preocupante que menciona la nueva Ley al afectar de manera directa el funcionamiento del gobierno al eliminar las oficinas de representación de las varias secretarías en el exterior, con lo que desaparecen las oficinas de la Secretaría de Economía en Washington, Ginebra, Bruselas, Tokio, Beijing, Paris, Hong Kong y Montevideo, las cuales realizan un trabajo altamente especializado representando a México en organismos como T-MEC, ONU, ALADI y la OMC; además de representar al gobierno de nuestro país y actuar para que nuestros productores tengan acceso a los mercados extranjeros.

México es una de las 12 economías más grandes del mundo gracias el crecimiento exponencial de sus exportaciones, a que muchos productos hechos aquí se consumen en diversas regiones del mundo, lo que provoca la entrada de divisas, convirtiendo a nuestro país en uno de los más atractivos para la inversión extranjera.

Esta dinámica de la economía mexicana en el mundo puede afectarse por la precipitada decisión del gobierno federal de desaparecer el organismo “Pro-México” y sus 46 oficinas en todo el mundo y ahora con la entrada en vigor de la ley que concentrará todas esas funciones en la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuyas embajadas y consulados no cuentan con personal suficiente y quienes laboran en los mismos no están preparados para realizar una tarea de alta calidad técnica y conocimientos especializados en materia comercial.

En estas oficinas de representación y en las de Pro-México labora personal preparado en las mejores universidades del mundo, que han acumulado muchos años de experiencia en la representación eficaz de México en el mundo, cualidades que nada tienen que ver con la diplomacia, de ahí que desaparecer dichas representaciones y encomendarlas al cuerpo diplomático es de una ignorancia inadmisible, por decir lo menos.

La mayoría de los países están buscando un contacto efectivo con el exterior, acercarse a las economías más poderosas, a los mercados más rentables, con los organismos multinacionales a fin de proteger el intercambio de sus productos, servicios, tecnologías; contribuyendo además al éxito de las organizaciones internacionales, cuyos programas y objetivos forman parte de los tratados internacionales en los que México participa.

Las relaciones exteriores de un país en este época global no sólo impactan en el comercio exterior, también tienen que ver con temas que están en la agenda mundial, en la libreta de tareas de los países con los que México mantiene relaciones cordiales y cotidianas, como importante intercambios en materia de salud, educación, medio ambiente, combate al narcotráfico, tecnología y derechos humanos.

Es inaceptable y erróneo que el actual Gobierno de la República desdeñe las relaciones con el exterior para concentrarse solamente en los problemas internos. En la reciente y trascendente reunión del G-20 participaron 19 Jefes de Estado de los países más importantes del mundo y sólo faltó el Mandatario mexicano. Ahí se tomaron decisiones relevantes que impactan en la marcha de la economía y cooperación mundial en temas sociales y ambientales. La explicación de la ausencia del Presidente mexicano es que está concentrado en los temas internos del país, como si las relaciones con el exterior no tuvieran un gran impacto en la marcha de nuestro país.

La austeridad no debe implicar aislarnos, hacer a un lado temas importantes, como las relaciones internacionales, porque hay asuntos en los que resultan más dañinas las consecuencias de ahorrase algunos recursos que impulsar la presencia de nuestro país para ganar mercados y oportunidades, competencia en la que muchos países envían a sus funcionarios mejor preparados. La austeridad no debe estar peleada con una visión amplia de la realidad del mundo de la que México es parte.

El Senado de la República aprobó la Ley de Austeridad Republicana que se convierte en la norma formal para aplicar diversas medidas de mesura en el gasto público. Pero antes de ser votada esta ley, el gobierno federal ya ha aplicado severos recortes a programas e instituciones con efectos devastadores como en materia de atención a la salud de los mexicanos, la desaparición de instancias infantiles, esfumar programas de apoyo al campo, limitar la operación de organismos autónomos como el INE, la CNDH, la COFETEL, la Comisión Nacional de Hidrocarburos entre otros.

Hay un asunto preocupante que menciona la nueva Ley al afectar de manera directa el funcionamiento del gobierno al eliminar las oficinas de representación de las varias secretarías en el exterior, con lo que desaparecen las oficinas de la Secretaría de Economía en Washington, Ginebra, Bruselas, Tokio, Beijing, Paris, Hong Kong y Montevideo, las cuales realizan un trabajo altamente especializado representando a México en organismos como T-MEC, ONU, ALADI y la OMC; además de representar al gobierno de nuestro país y actuar para que nuestros productores tengan acceso a los mercados extranjeros.

México es una de las 12 economías más grandes del mundo gracias el crecimiento exponencial de sus exportaciones, a que muchos productos hechos aquí se consumen en diversas regiones del mundo, lo que provoca la entrada de divisas, convirtiendo a nuestro país en uno de los más atractivos para la inversión extranjera.

Esta dinámica de la economía mexicana en el mundo puede afectarse por la precipitada decisión del gobierno federal de desaparecer el organismo “Pro-México” y sus 46 oficinas en todo el mundo y ahora con la entrada en vigor de la ley que concentrará todas esas funciones en la Secretaría de Relaciones Exteriores, cuyas embajadas y consulados no cuentan con personal suficiente y quienes laboran en los mismos no están preparados para realizar una tarea de alta calidad técnica y conocimientos especializados en materia comercial.

En estas oficinas de representación y en las de Pro-México labora personal preparado en las mejores universidades del mundo, que han acumulado muchos años de experiencia en la representación eficaz de México en el mundo, cualidades que nada tienen que ver con la diplomacia, de ahí que desaparecer dichas representaciones y encomendarlas al cuerpo diplomático es de una ignorancia inadmisible, por decir lo menos.

La mayoría de los países están buscando un contacto efectivo con el exterior, acercarse a las economías más poderosas, a los mercados más rentables, con los organismos multinacionales a fin de proteger el intercambio de sus productos, servicios, tecnologías; contribuyendo además al éxito de las organizaciones internacionales, cuyos programas y objetivos forman parte de los tratados internacionales en los que México participa.

Las relaciones exteriores de un país en este época global no sólo impactan en el comercio exterior, también tienen que ver con temas que están en la agenda mundial, en la libreta de tareas de los países con los que México mantiene relaciones cordiales y cotidianas, como importante intercambios en materia de salud, educación, medio ambiente, combate al narcotráfico, tecnología y derechos humanos.

Es inaceptable y erróneo que el actual Gobierno de la República desdeñe las relaciones con el exterior para concentrarse solamente en los problemas internos. En la reciente y trascendente reunión del G-20 participaron 19 Jefes de Estado de los países más importantes del mundo y sólo faltó el Mandatario mexicano. Ahí se tomaron decisiones relevantes que impactan en la marcha de la economía y cooperación mundial en temas sociales y ambientales. La explicación de la ausencia del Presidente mexicano es que está concentrado en los temas internos del país, como si las relaciones con el exterior no tuvieran un gran impacto en la marcha de nuestro país.

La austeridad no debe implicar aislarnos, hacer a un lado temas importantes, como las relaciones internacionales, porque hay asuntos en los que resultan más dañinas las consecuencias de ahorrase algunos recursos que impulsar la presencia de nuestro país para ganar mercados y oportunidades, competencia en la que muchos países envían a sus funcionarios mejor preparados. La austeridad no debe estar peleada con una visión amplia de la realidad del mundo de la que México es parte.