/ sábado 24 de julio de 2021

La belleza y la fragilidad

¡Este es el día más feliz de mi vida! Confesó el artífice de la multimillonaria Amazon cuando estaba por partir al espacio junto con otros cuatro tripulantes bidn seleccionados.

Duró poco más de diez minutos el viaje que atravesó la atmósfera para entrar en órbita después de ascender más de cien kilómetros y desde ahí poder contemplar la redondez del planeta. ¿Qué fue lo que más le impactó al magnate al ver la tierra desde lejos? Según sus propias palabras “la belleza y la fragilidad”.

Desde lejos el planeta se ve bello, pero si uno se adentra en un suburbio de muchas de nuestras ciudades latinoamericanas tendrá un encuentro con la miseria, la maldad, y la fealdad de la que es capaz el ser humano. Desde lejos el planeta se ve frágil, pero cuando uno camina entre rascacielos en una ciudad sin Dios, el planeta se ve arrogante y autosuficiente. Un mundo que no quiere que Dios intervenga.

El resultado de cien años de era espacial, nos puede llevar a cien kilómetros en ascenso para contemplar por diez minutos la belleza de la creación y la realidad de nuestra fragilidad humana. Jesucristo, en cambio bajó de su trono para revelarnos su amor y ayudarnos en nuestra fragilidad al hacerse el más frágil de todos los seres humanos. Desde la nave de Bezzos el planeta se ve necesitado e impotente, pero desde el trono de Dios uno ve que su amor todo lo puede.

Seguramente no tengamos los veintiocho millones de dólares que costaba el asiento que se subastó para el invitado anónimo que no pudo ir “por cuestiones de agenda”, pero tenemos dos rodillas que nos elevan al mismo lugar donde está Dios y donde nosotros podemos vivir y ver la belleza de la perfecta creación pero también nuestra fragilidad que nos pone cara a cara con nuestro Señor y Salvador.

leonardolombar@gmail.com

¡Este es el día más feliz de mi vida! Confesó el artífice de la multimillonaria Amazon cuando estaba por partir al espacio junto con otros cuatro tripulantes bidn seleccionados.

Duró poco más de diez minutos el viaje que atravesó la atmósfera para entrar en órbita después de ascender más de cien kilómetros y desde ahí poder contemplar la redondez del planeta. ¿Qué fue lo que más le impactó al magnate al ver la tierra desde lejos? Según sus propias palabras “la belleza y la fragilidad”.

Desde lejos el planeta se ve bello, pero si uno se adentra en un suburbio de muchas de nuestras ciudades latinoamericanas tendrá un encuentro con la miseria, la maldad, y la fealdad de la que es capaz el ser humano. Desde lejos el planeta se ve frágil, pero cuando uno camina entre rascacielos en una ciudad sin Dios, el planeta se ve arrogante y autosuficiente. Un mundo que no quiere que Dios intervenga.

El resultado de cien años de era espacial, nos puede llevar a cien kilómetros en ascenso para contemplar por diez minutos la belleza de la creación y la realidad de nuestra fragilidad humana. Jesucristo, en cambio bajó de su trono para revelarnos su amor y ayudarnos en nuestra fragilidad al hacerse el más frágil de todos los seres humanos. Desde la nave de Bezzos el planeta se ve necesitado e impotente, pero desde el trono de Dios uno ve que su amor todo lo puede.

Seguramente no tengamos los veintiocho millones de dólares que costaba el asiento que se subastó para el invitado anónimo que no pudo ir “por cuestiones de agenda”, pero tenemos dos rodillas que nos elevan al mismo lugar donde está Dios y donde nosotros podemos vivir y ver la belleza de la perfecta creación pero también nuestra fragilidad que nos pone cara a cara con nuestro Señor y Salvador.

leonardolombar@gmail.com

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