/ sábado 18 de septiembre de 2021

La convivencia educativa y el C-19

En la pretensión de la SEP por menoscabar el lastre socioemocional por la falta de convivencia escolar y extraescolar, como resultado de la pandemia, la Secretaría de Educación en el Estado de Durango en coordinación con la SEP, han promovido diversos cursos y talleres, para atenuar la crisis emocional que sufren los estudiantes de educación básica en Durango, ante el regreso a clases en el presente ciclo escolar. Capacitación que aborda uno de los rubros más sensibles de la educación de los últimos tiempos, que va desde la crisis emocional y la regularización académica de los alumnos y por qué no decir, también de los docentes.

Uno de los derechos fundamentales de la niñez es recibir educación y ante el flagelo pandémico es necesario propiciar un ambiente de higiene y sana. Uno de los derechos no reconocidos de la niñez en el pasado reciente, que ha sido tema de discusión local y nacional, es su derecho a recibir la vacuna, sin embargo, la autoridad sanitaria nacional no transita en la misma dirección; pero si tomamos en cuenta que lo que está en la mesa del debate es la importancia de la escuela, no como espacio de contagio, sino como mediador de la sociedad, por lo que sí resulta necesaria la vacunación entre los alumnos.

El retorno a clases ha sido beneficiosos para el alumno, toda vez que al interior del hogar se había generado cualquier tipo de violencia por el encierro, representando uno de los más grandes retos de convivencia una vez al ingresar al techo escolar, por lo que es urgente regenerar o recomponer el tejido escolar que fue lacerado durante la pandemia; queda claro que el encierro generó violencia intrafamiliar, siendo uno de los factores detonantes de la desintegración social con educandos trastornados y sin expectativas, fomentando un círculo vicioso de resentimiento social al interior del aula.

De aquí la relevancia del retorno de los alumnos a clases, y que en adelante la escuela continuará en su noble tarea de formar ciudadanos íntegros, éticos y tolerantes ante un problema que en su momento no fue dimensionado en el ámbito socioemocional, pero que el alumno y el docente, tienen que enfrentar y solucionar.

Sobra referir, que ante este contexto pandémico, resulta cada vez más necesario que no le endosen a la escuela y al maestro toda la responsabilidad de corregir un problema que no estaba previsto, ciertamente la sociedad está convulsionada por el gran desafío de enfrentar el reto Covid y reactivar su actividad educativa de la mano del magisterio.

Los cursos y talleres que se han implementado recientemente y que abordan con puntualidad la problemática de la pandemia, representa un paliativo para los docentes que toman dichos cursos, y se percibe la preocupación de las autoridades educativas por hacerle frente al flagelo de la pandemia que se encuentra inserta entre la sociedad y que afecta progresivamente todas las esferas de convivencia escolar.

En la pretensión de la SEP por menoscabar el lastre socioemocional por la falta de convivencia escolar y extraescolar, como resultado de la pandemia, la Secretaría de Educación en el Estado de Durango en coordinación con la SEP, han promovido diversos cursos y talleres, para atenuar la crisis emocional que sufren los estudiantes de educación básica en Durango, ante el regreso a clases en el presente ciclo escolar. Capacitación que aborda uno de los rubros más sensibles de la educación de los últimos tiempos, que va desde la crisis emocional y la regularización académica de los alumnos y por qué no decir, también de los docentes.

Uno de los derechos fundamentales de la niñez es recibir educación y ante el flagelo pandémico es necesario propiciar un ambiente de higiene y sana. Uno de los derechos no reconocidos de la niñez en el pasado reciente, que ha sido tema de discusión local y nacional, es su derecho a recibir la vacuna, sin embargo, la autoridad sanitaria nacional no transita en la misma dirección; pero si tomamos en cuenta que lo que está en la mesa del debate es la importancia de la escuela, no como espacio de contagio, sino como mediador de la sociedad, por lo que sí resulta necesaria la vacunación entre los alumnos.

El retorno a clases ha sido beneficiosos para el alumno, toda vez que al interior del hogar se había generado cualquier tipo de violencia por el encierro, representando uno de los más grandes retos de convivencia una vez al ingresar al techo escolar, por lo que es urgente regenerar o recomponer el tejido escolar que fue lacerado durante la pandemia; queda claro que el encierro generó violencia intrafamiliar, siendo uno de los factores detonantes de la desintegración social con educandos trastornados y sin expectativas, fomentando un círculo vicioso de resentimiento social al interior del aula.

De aquí la relevancia del retorno de los alumnos a clases, y que en adelante la escuela continuará en su noble tarea de formar ciudadanos íntegros, éticos y tolerantes ante un problema que en su momento no fue dimensionado en el ámbito socioemocional, pero que el alumno y el docente, tienen que enfrentar y solucionar.

Sobra referir, que ante este contexto pandémico, resulta cada vez más necesario que no le endosen a la escuela y al maestro toda la responsabilidad de corregir un problema que no estaba previsto, ciertamente la sociedad está convulsionada por el gran desafío de enfrentar el reto Covid y reactivar su actividad educativa de la mano del magisterio.

Los cursos y talleres que se han implementado recientemente y que abordan con puntualidad la problemática de la pandemia, representa un paliativo para los docentes que toman dichos cursos, y se percibe la preocupación de las autoridades educativas por hacerle frente al flagelo de la pandemia que se encuentra inserta entre la sociedad y que afecta progresivamente todas las esferas de convivencia escolar.