/ jueves 23 de mayo de 2019

La Coparmex y la UJED cumplieron

“El teatro, en mi opinión, nunca ha sido el lugar idóneo para el debate”.- Peter Brook. director de teatro

El pasado miércoles en el auditorio de la prepa diurna de la UJED se realizó el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia Municipal y la candidata Vero Fragoso. Dicho evento fue calificado como un debate ciudadano y, al parecer, se cumplió.

O al menos se logró que no hubiera derecho de réplica por alguna alusión personal de algunos candidatos, como ha sucedido en los debates de ésta y otras contiendas electorales. Dio la impresión, también, de que algunos candidatos fueron sacados de su zona de confort. Si bien hubo algunas fallas, la UJED y la Coparmex demostraron que pueden realizar debates en una televisión cultural y con formatos ciudadanos.

¿Qué pasó en ese debate? Lo que ya todos sabemos: Los finalistas son Jorge Salum del Palacio y José Ramón Enríquez. Los candidatos del Partido Duranguense, Verde Ecologista y el candidato independiente no tienen nada que hacer. El Partido Verde y el Duranguense sólo van en busca de conservar sus respectivos registros y, si se puede, un regidor.

El independiente es, sin duda, un candidato con buenas intenciones, y a lo mejor nos da una sorpresa ya que su corbata azul le correspondía portarla a Jorge Salum. La decepción de este debate fue, sin duda, Gonzalo Yáñez.

El político más experimentado de todos se vio fuera de contexto, ni siquiera pudo utilizar sus dotes histriónicas, su frase “vengo a servir y no a servirme” sonó más falsa que una moneda de tres pesos. Hasta Joaquín Gardeazábal estuvo mejor que el petista, pero bueno, como en los toros: cualquier torero tiene una mala tarde, no cortó orejas ni rabo.

Vimos a un Jorge Salum muy seguro de sí mismo con manejo de imagen y de voz. Cuando tuvo que improvisar, lo hizo muy bien, respondió a una alusión personal de manera muy tranquila, dando prueba de su madurez en el debate.

Usted ya conoce al “ave de las tempestades”, José Ramón Enríquez. Le apuesta a las respuestas con un discurso popular. Aprovecha cualquier medio para hacer crecer su candidatura, y sin duda alguna salió convencido de que el adversario a vencer es el panista Jorge Salum.

Otniel García Navarro aprovechó el debate para colgarse de la figura del Presidente de la República, y creemos que está en su legítimo derecho al apostarle al partido en el poder y también le apuesta al logo de Morena, confiando tal vez en que el triunfo reciente de AMLO le dé para llevarlo a la Presidencia Municipal. Su enemigo es haber sido priista.

El menos presionado de todos fue Arturo Yáñez, el candidato del PRI. Concentró su discurso en dos ejes de campaña: una especie de banca municipal y su frase “los falsos gobiernos del cambio”. Ahora sí el candidato priista se dio el gusto de criticar a todos, no dejó títere sin cabeza, sólo le faltó decir “estábamos mejor cuando estábamos peor”.

No cabe duda que los priistas sienten nostalgia por el poder que perdieron. Arturo puede estar contento, es muy posible que le dé a su partido tres regidores. Vero Fragoso al final del debate se pudo recuperar. Tiene argumentos, pero le faltan tablas, si hubiera sido así en el debate anterior, otro gallo le cantaría al Partido Verde el próximo dos de junio.

“El teatro, en mi opinión, nunca ha sido el lugar idóneo para el debate”.- Peter Brook. director de teatro

El pasado miércoles en el auditorio de la prepa diurna de la UJED se realizó el segundo debate entre los candidatos a la Presidencia Municipal y la candidata Vero Fragoso. Dicho evento fue calificado como un debate ciudadano y, al parecer, se cumplió.

O al menos se logró que no hubiera derecho de réplica por alguna alusión personal de algunos candidatos, como ha sucedido en los debates de ésta y otras contiendas electorales. Dio la impresión, también, de que algunos candidatos fueron sacados de su zona de confort. Si bien hubo algunas fallas, la UJED y la Coparmex demostraron que pueden realizar debates en una televisión cultural y con formatos ciudadanos.

¿Qué pasó en ese debate? Lo que ya todos sabemos: Los finalistas son Jorge Salum del Palacio y José Ramón Enríquez. Los candidatos del Partido Duranguense, Verde Ecologista y el candidato independiente no tienen nada que hacer. El Partido Verde y el Duranguense sólo van en busca de conservar sus respectivos registros y, si se puede, un regidor.

El independiente es, sin duda, un candidato con buenas intenciones, y a lo mejor nos da una sorpresa ya que su corbata azul le correspondía portarla a Jorge Salum. La decepción de este debate fue, sin duda, Gonzalo Yáñez.

El político más experimentado de todos se vio fuera de contexto, ni siquiera pudo utilizar sus dotes histriónicas, su frase “vengo a servir y no a servirme” sonó más falsa que una moneda de tres pesos. Hasta Joaquín Gardeazábal estuvo mejor que el petista, pero bueno, como en los toros: cualquier torero tiene una mala tarde, no cortó orejas ni rabo.

Vimos a un Jorge Salum muy seguro de sí mismo con manejo de imagen y de voz. Cuando tuvo que improvisar, lo hizo muy bien, respondió a una alusión personal de manera muy tranquila, dando prueba de su madurez en el debate.

Usted ya conoce al “ave de las tempestades”, José Ramón Enríquez. Le apuesta a las respuestas con un discurso popular. Aprovecha cualquier medio para hacer crecer su candidatura, y sin duda alguna salió convencido de que el adversario a vencer es el panista Jorge Salum.

Otniel García Navarro aprovechó el debate para colgarse de la figura del Presidente de la República, y creemos que está en su legítimo derecho al apostarle al partido en el poder y también le apuesta al logo de Morena, confiando tal vez en que el triunfo reciente de AMLO le dé para llevarlo a la Presidencia Municipal. Su enemigo es haber sido priista.

El menos presionado de todos fue Arturo Yáñez, el candidato del PRI. Concentró su discurso en dos ejes de campaña: una especie de banca municipal y su frase “los falsos gobiernos del cambio”. Ahora sí el candidato priista se dio el gusto de criticar a todos, no dejó títere sin cabeza, sólo le faltó decir “estábamos mejor cuando estábamos peor”.

No cabe duda que los priistas sienten nostalgia por el poder que perdieron. Arturo puede estar contento, es muy posible que le dé a su partido tres regidores. Vero Fragoso al final del debate se pudo recuperar. Tiene argumentos, pero le faltan tablas, si hubiera sido así en el debate anterior, otro gallo le cantaría al Partido Verde el próximo dos de junio.