/ viernes 25 de octubre de 2019

La fe mueve montañas pero el amor transforma

Amar a nuestra Patria, a nuestra querida tierra mexicana, es arraigarnos íntegramente a ella como el árbol que, con sus raíces se alimenta, se sostiene para crecer dignamente con libertad. Y, así, al igual que un árbol, se inclina por su propio peso, enraizándose profundamente en todo nuestro ser y llegar a reverdecer aún en medio de las ruinas de nuestro corazón.

El amor abre todas las puertas; en cambio el rencor las cierra. Si queremos un mundo de paz y de justicia, hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor. Alguien que se aprecie de ser buena persona debe tener tres cualidades finas: la primera se llama amor, la segunda modestia y la tercera humildad.

El amor es un yo que busca un tú para formar un nosotros. Cuando nuestra mayor energía es enriquecida por el amor, somos las personas más fuertes del mundo. El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo. El amor y la verdad son las dos caras de una misma moneda. De ahí que el único elemento básico para unir a la humanidad es el amor; excluyendo o suprimiendo a aquellos individuos que siembran la discordia en la sociedad. Donde existe un gran amor siempre se producen milagros. El valor de la amistad es como el de la salud: no la valoramos hasta que la vemos perdida; o sea, no sabemos cuánto queremos a una persona hasta que se ha ido.

El mejor olor: el pan; el mejor sabor: la sal; el mejor amor: el de los niños. Los niños perciben qué personas los quieren y quienes no; es un don natural que mucho los favorece. La medida del amor es: amar sin medida. Donde reina el amor sobran las leyes. Si arrancamos del corazón el amor le quitamos todo el encanto de vivir. Amamos la vida no porque nos hayamos acostumbrado a vivir sino porque nos hemos habituado al amor.

El amor es un acto de fe y, quien tenga poca fe tiene poco amor. Sintámonos felices de tener vida y salud porque nos da la oportunidad de amar, de trabajar, de convivir y de agradecer al cielo. Lo que importa es cuánto amor ponemos en el trabajo o responsabilidad que enfrentemos. Cuando logremos hacer todo por amor, viviremos la verdadera felicidad que como humanos merecemos.

Somos ciudadanos del mundo amando a nuestros prójimos. Para el amor no existen fronteras, ni idiomas, ni color de la piel. El amor auténtico tiene una grande fortaleza: olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos. Más vale amar y perder que nunca haber amado. Cuánto más queremos a un(a) amigo(a), menos lo(a) alabamos; cuando menos apreciamos más ensalzamos.

En realidad, cuantas veces sucede que no nos percatamos de cuánto estimamos a una persona hasta que la perdemos. El verdadero amigo no es el que te seca las lágrimas sino el que evita que las derrames. Un amigo es el que te da con gusto y no te pide. La única forma de conseguir un amigo es siendo amigo sincero.

En la casa donde hay una madre los problemas se resuelven con amor. Los pequeños se alimentan del pecho de su madre, pero de grandes, lo siguen haciendo de su corazón. El amor es el vino que más pronto nos embriaga; el amor y el vino sacan al hombre de tino. Despacito y con amor se hacen las cosas mejor.

El amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento. El amor es una de las bellas artes y la mejor de todas. Es el alimento del corazón como el sustento lo es del cuerpo. El corazón es una riqueza que no se vende ni se compra; se regala. Demos un poco de amor a un niño y ganarás su corazón. Hay que escuchar a la cabeza pero dejemos hablar al corazón.

Dios hizo el amor y, los seres humanos la amistad. Estoy agradecido con el Eterno de haber empapado mi vida de amor; éste me ha salvado de caer muchas veces. Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor se desliza por la ventana. El amor y la fe en la obras se ve. En la bandera de la libertad bordamos el amor más grande de nuestra vida. En la medida que el sufrimiento de los niños esté permitido, no existirá amor verdadero en este mundo. Cuantas veces más nos unimos para compartir un mismo odio que para enaltecer el amor social.

Amar a nuestra Patria, a nuestra querida tierra mexicana, es arraigarnos íntegramente a ella como el árbol que, con sus raíces se alimenta, se sostiene para crecer dignamente con libertad. Y, así, al igual que un árbol, se inclina por su propio peso, enraizándose profundamente en todo nuestro ser y llegar a reverdecer aún en medio de las ruinas de nuestro corazón.

El amor abre todas las puertas; en cambio el rencor las cierra. Si queremos un mundo de paz y de justicia, hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor. Alguien que se aprecie de ser buena persona debe tener tres cualidades finas: la primera se llama amor, la segunda modestia y la tercera humildad.

El amor es un yo que busca un tú para formar un nosotros. Cuando nuestra mayor energía es enriquecida por el amor, somos las personas más fuertes del mundo. El amor es el principio de todo, la razón de todo, el fin de todo. El amor y la verdad son las dos caras de una misma moneda. De ahí que el único elemento básico para unir a la humanidad es el amor; excluyendo o suprimiendo a aquellos individuos que siembran la discordia en la sociedad. Donde existe un gran amor siempre se producen milagros. El valor de la amistad es como el de la salud: no la valoramos hasta que la vemos perdida; o sea, no sabemos cuánto queremos a una persona hasta que se ha ido.

El mejor olor: el pan; el mejor sabor: la sal; el mejor amor: el de los niños. Los niños perciben qué personas los quieren y quienes no; es un don natural que mucho los favorece. La medida del amor es: amar sin medida. Donde reina el amor sobran las leyes. Si arrancamos del corazón el amor le quitamos todo el encanto de vivir. Amamos la vida no porque nos hayamos acostumbrado a vivir sino porque nos hemos habituado al amor.

El amor es un acto de fe y, quien tenga poca fe tiene poco amor. Sintámonos felices de tener vida y salud porque nos da la oportunidad de amar, de trabajar, de convivir y de agradecer al cielo. Lo que importa es cuánto amor ponemos en el trabajo o responsabilidad que enfrentemos. Cuando logremos hacer todo por amor, viviremos la verdadera felicidad que como humanos merecemos.

Somos ciudadanos del mundo amando a nuestros prójimos. Para el amor no existen fronteras, ni idiomas, ni color de la piel. El amor auténtico tiene una grande fortaleza: olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos. Más vale amar y perder que nunca haber amado. Cuánto más queremos a un(a) amigo(a), menos lo(a) alabamos; cuando menos apreciamos más ensalzamos.

En realidad, cuantas veces sucede que no nos percatamos de cuánto estimamos a una persona hasta que la perdemos. El verdadero amigo no es el que te seca las lágrimas sino el que evita que las derrames. Un amigo es el que te da con gusto y no te pide. La única forma de conseguir un amigo es siendo amigo sincero.

En la casa donde hay una madre los problemas se resuelven con amor. Los pequeños se alimentan del pecho de su madre, pero de grandes, lo siguen haciendo de su corazón. El amor es el vino que más pronto nos embriaga; el amor y el vino sacan al hombre de tino. Despacito y con amor se hacen las cosas mejor.

El amor que se alimenta de regalos siempre está hambriento. El amor es una de las bellas artes y la mejor de todas. Es el alimento del corazón como el sustento lo es del cuerpo. El corazón es una riqueza que no se vende ni se compra; se regala. Demos un poco de amor a un niño y ganarás su corazón. Hay que escuchar a la cabeza pero dejemos hablar al corazón.

Dios hizo el amor y, los seres humanos la amistad. Estoy agradecido con el Eterno de haber empapado mi vida de amor; éste me ha salvado de caer muchas veces. Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor se desliza por la ventana. El amor y la fe en la obras se ve. En la bandera de la libertad bordamos el amor más grande de nuestra vida. En la medida que el sufrimiento de los niños esté permitido, no existirá amor verdadero en este mundo. Cuantas veces más nos unimos para compartir un mismo odio que para enaltecer el amor social.