/ domingo 8 de agosto de 2021

La geoestrategia de Rusia


Si bien la mismísima Dama de Hierro, Margaret Thatcher, primera ministra de Inglaterra, fue seducida por los beneficios energéticos que emanaban de la geopolítica en la entonces Unión Soviética, no es sorpresa que en la actualidad la canciller alemana Angela Merkel también quiera disfrutar de las ofertas que Rusia le ofrece. Aunque Estados Unidos llegó a gozar de un favoritismo en Europa Occidental, el cuidado de la seguridad energética de esos países, incluso de aquellos pertenecientes a la OTAN, rebasa los límites de cualquier amistad.

Como bien lo mencionó un muy querido maestro, J. Arellanes, “los intereses geopolíticos avasallan las diferencias ideológicas”. Hoy, el proyecto energético de Nord Stream 2 causa controversia por revolucionar las relaciones entre Europa y Rusia. Transportando gas natural desde Rusia a Alemania, atravesando las aguas del Báltico, Nord Stream 2 se posiciona como un negocio prometedor en el mercado energético europeo. Ahora, la dependencia energética de Alemania a Rusia se esparce por otros países de la Europa Occidental y, por supuesto, despierta las fobias de Estados Unidos.

Por otro lado, El País ha llamado a este gasoducto como el más importante para la geopolítica mundial. Si bien Rusia en el 2014 recibió sanciones por la anexión de Crimea, el Nord Stream 2 desde su creación en el 2015 ha hecho frente a los obstáculos y ha logrado su construcción y fortalecimiento durante los últimos años, incluso con las nuevas medidas del presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su rígida política exterior.

Asimismo, el mandatario estadounidense ha declarado que desea regresar a una duradera cooperación con Europa, como alguna vez existió. Sin embargo, este objetivo se ve como una tarea ímproba mientras se tiene al gigante de gas ruso, Gazprom, suministrando su recurso energético a los países Bálticos, los Balcanes, Francia, Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Bélgica, Polonia, Hungría, Austria, entre otros.

En el caso de Nord Stream 2, es una batalla energética, geopolítica y comercial la que dicho proyecto libera. Mientras que la política exterior de los países es influenciada en gran medida por la dependencia energética, las relaciones que Rusia entabla con otros actores lo vuelven un jugador geoestratégico. En cuanto a la materia comercial de la que tal proyecto también saca ventaja, no sólo es la unipolaridad del sistema internacional la que cada vez es más arrebatada de las manos de Estados Unidos, sino el esfuerzo por mantener su gas en el mercado europeo.

Por estas múltiples razones, que terminan por socavar la influencia del hemisferio occidental en el continente europeo, Estados Unidos ha aprovechado distintos factores internos y externos de lo que pasa en Rusia. Algunos de ellos van desde las violaciones al derecho internacional por la anexión de Crimea en el 2014; las agresiones en contra del opositor Navalni; el apoyo al dictador al Assad; y su triple alianza con China e Irán. El proyecto debía haberse finalizado para 2019, pero los embargos estadounidenses a las empresas inversoras han retrasado su conclusión y con ello las ventajas que Merkel gozaría junto al Kremlin.

De esta manera, Merkel se ha opuesto a dichas sanciones denunciándolas como injerencia extranjera y violaciones al derecho internacional. El presidente ruso, Vladimir Putin, por su parte y pese a los obstáculos que Washington ha impuesto sobre el proyecto, inevitablemente ha logrado fracturar Europa y ponerse por encima de los intereses norteamericanos. Evidentemente la re-estatización del gas, hizo de Gazprom un instrumento clave para la política exterior que devolvería al Estado ruso poder e influencia sobre países ex soviéticos y no ex soviéticos, algo así como una geoestrategia para frenar a la OTAN. Rusia, sin lugar a duda, se sabe el principal suministrador mundial de gas natural.

Finalmente, como bien lo presenta Rutland “la idea de una superpotencia energética es una especie de contradicción en los términos. Si tal categoría existe, Rusia es el único candidato para ajustarse a la descripción”.

*Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México.

Hoy, el proyecto energético de Nord Stream 2 causa controversia por revolucionar las relaciones entre Europa y Rusia. Transportando gas natural desde Rusia a Alemania, atravesando las aguas del Báltico, Nord Stream 2 se posiciona como un negocio prometedor en el mercado energético europeo. Ahora, la dependencia energética de Alemania a Rusia se esparce por otros países de la Europa Occidental y, por supuesto, despierta las fobias de Estados Unidos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, pese a los obstáculos que Washington ha impuesto sobre el proyecto, ha logrado fracturar Europa y ponerse por encima de los intereses norteamericanos. Evidentemente la re-estatización del gas, hizo de Gazprom un instrumento clave para la política exterior que devolvería al Estado ruso poder e influencia sobre países ex soviéticos y no ex soviéticos, algo así como una geoestrategia para frenar a la OTAN.


Si bien la mismísima Dama de Hierro, Margaret Thatcher, primera ministra de Inglaterra, fue seducida por los beneficios energéticos que emanaban de la geopolítica en la entonces Unión Soviética, no es sorpresa que en la actualidad la canciller alemana Angela Merkel también quiera disfrutar de las ofertas que Rusia le ofrece. Aunque Estados Unidos llegó a gozar de un favoritismo en Europa Occidental, el cuidado de la seguridad energética de esos países, incluso de aquellos pertenecientes a la OTAN, rebasa los límites de cualquier amistad.

Como bien lo mencionó un muy querido maestro, J. Arellanes, “los intereses geopolíticos avasallan las diferencias ideológicas”. Hoy, el proyecto energético de Nord Stream 2 causa controversia por revolucionar las relaciones entre Europa y Rusia. Transportando gas natural desde Rusia a Alemania, atravesando las aguas del Báltico, Nord Stream 2 se posiciona como un negocio prometedor en el mercado energético europeo. Ahora, la dependencia energética de Alemania a Rusia se esparce por otros países de la Europa Occidental y, por supuesto, despierta las fobias de Estados Unidos.

Por otro lado, El País ha llamado a este gasoducto como el más importante para la geopolítica mundial. Si bien Rusia en el 2014 recibió sanciones por la anexión de Crimea, el Nord Stream 2 desde su creación en el 2015 ha hecho frente a los obstáculos y ha logrado su construcción y fortalecimiento durante los últimos años, incluso con las nuevas medidas del presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su rígida política exterior.

Asimismo, el mandatario estadounidense ha declarado que desea regresar a una duradera cooperación con Europa, como alguna vez existió. Sin embargo, este objetivo se ve como una tarea ímproba mientras se tiene al gigante de gas ruso, Gazprom, suministrando su recurso energético a los países Bálticos, los Balcanes, Francia, Reino Unido, Finlandia, Dinamarca, Bélgica, Polonia, Hungría, Austria, entre otros.

En el caso de Nord Stream 2, es una batalla energética, geopolítica y comercial la que dicho proyecto libera. Mientras que la política exterior de los países es influenciada en gran medida por la dependencia energética, las relaciones que Rusia entabla con otros actores lo vuelven un jugador geoestratégico. En cuanto a la materia comercial de la que tal proyecto también saca ventaja, no sólo es la unipolaridad del sistema internacional la que cada vez es más arrebatada de las manos de Estados Unidos, sino el esfuerzo por mantener su gas en el mercado europeo.

Por estas múltiples razones, que terminan por socavar la influencia del hemisferio occidental en el continente europeo, Estados Unidos ha aprovechado distintos factores internos y externos de lo que pasa en Rusia. Algunos de ellos van desde las violaciones al derecho internacional por la anexión de Crimea en el 2014; las agresiones en contra del opositor Navalni; el apoyo al dictador al Assad; y su triple alianza con China e Irán. El proyecto debía haberse finalizado para 2019, pero los embargos estadounidenses a las empresas inversoras han retrasado su conclusión y con ello las ventajas que Merkel gozaría junto al Kremlin.

De esta manera, Merkel se ha opuesto a dichas sanciones denunciándolas como injerencia extranjera y violaciones al derecho internacional. El presidente ruso, Vladimir Putin, por su parte y pese a los obstáculos que Washington ha impuesto sobre el proyecto, inevitablemente ha logrado fracturar Europa y ponerse por encima de los intereses norteamericanos. Evidentemente la re-estatización del gas, hizo de Gazprom un instrumento clave para la política exterior que devolvería al Estado ruso poder e influencia sobre países ex soviéticos y no ex soviéticos, algo así como una geoestrategia para frenar a la OTAN. Rusia, sin lugar a duda, se sabe el principal suministrador mundial de gas natural.

Finalmente, como bien lo presenta Rutland “la idea de una superpotencia energética es una especie de contradicción en los términos. Si tal categoría existe, Rusia es el único candidato para ajustarse a la descripción”.

*Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Anáhuac en la Ciudad de México.

Hoy, el proyecto energético de Nord Stream 2 causa controversia por revolucionar las relaciones entre Europa y Rusia. Transportando gas natural desde Rusia a Alemania, atravesando las aguas del Báltico, Nord Stream 2 se posiciona como un negocio prometedor en el mercado energético europeo. Ahora, la dependencia energética de Alemania a Rusia se esparce por otros países de la Europa Occidental y, por supuesto, despierta las fobias de Estados Unidos.

El presidente ruso, Vladimir Putin, pese a los obstáculos que Washington ha impuesto sobre el proyecto, ha logrado fracturar Europa y ponerse por encima de los intereses norteamericanos. Evidentemente la re-estatización del gas, hizo de Gazprom un instrumento clave para la política exterior que devolvería al Estado ruso poder e influencia sobre países ex soviéticos y no ex soviéticos, algo así como una geoestrategia para frenar a la OTAN.

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