¿Estadista o populista para el 2024?
Quizá la gran incógnita que tenemos desde hoy los mexicanos, es definir específicamente qué es lo que queremos de nuestro gobierno a partir de diciembre del 2024, si nos debe gobernar un perfil estadista o uno populista, entendiendo que existen grandes diferencias entre ambas definiciones.
Por lo que a poco más de un año de que los partidos y coaliciones definan a sus candidatos, creo que este análisis a fondo debe comenzar desde los propios institutos políticos, dirigentes, militantes y simpatizantes, sobre todo considerando el rumbo que en este momento lleva nuestro país encabezado por el presidente que a pesar de su forma de gobierno sigue siendo bien calificado por un importante sector social en el territorio mexicano.
Desde luego existen casos a nivel mundial donde se podrían conjugar ciertas características de un estadista con un gobernante que sea popular, el asunto es que en nuestro país, y a lo largo de nuestra historia, no se ha presentado este fenómeno, por lo que nos encontramos en esa bifurcación del perfil del próximo jefe del ejecutivo federal.
En el caso del estadista, deberá tener rasgos de líder que sepa mantener el control de su gobierno, que fomente el diálogo y que pueda crear los puentes de comunicación para lograr acciones que beneficien a los gobernados; que comprenda el funcionamiento de la economía global y que enfoque sus relaciones con otros países en construir, pues México necesita de otras experiencias exitosas en otras naciones para poder “enderezar el barco”, que en este momento está a la deriva, y que es consecuencia no sólo de este gobierno, sino de anteriores que les ha faltado cimentar una idea de gobierno.
En el caso del populista es quizá más cercano a la sociedad, pero la incógnita es hasta qué punto esa cercanía le permite escuchar de las necesidades de los ciudadanos, el poder del pueblo se demuestra en las urnas, eso es claro, pero tampoco es un “cheque en blanco” para fijar políticas públicas unilaterales, por el contrario, es basado en lo que escucha de las familias que lo llevaron al poder. En el caso del 2024 me parece que Morena y aliados buscarán hacer perdurar la ideología de la 4T basados en perfiles más populares que estadistas, y me refiero específicamente a Claudia Sheinbaum y Adán Augusto, porque en relación a Marcelo Ebrard creo que podría estar más perfilado a ser un líder que podría construir; ahí es donde estará la verdadera disyuntiva del presidente en la selección de quien encabece la campaña rumbo a Palacio Nacional.
Por parte del PRI, PAN y PRD, creo que más allá de los “sueños guajiros” que tienen sus dirigentes, en lo personal creo que un perfil de estadista sigue siendo José Antonio Meade, quien con su experiencia en el servicio público en México y en el exterior, bien podría marcar un rumbo diferente al país.
Si bien su derrota en el 2018 fue estrepitosa derivado de que encabezaba la marca priista, y que no se le percibe como un perfil que conecte con la sociedad, su probada capacidad de ver el movimiento de la economía, me parece que tendría herramientas suficientes para lograr un crecimiento nacional. Desde luego si “Va por México” desea ganar, debe pensar en un abanderado con este tipo de características y que basados en una buena estrategia se entienda la importancia de que encabece un estadista, entonces las cosas podrían resultar a su favor.
Pajareando
Urge que las autoridades de los tres órdenes de gobierno, garanticen la seguridad de los médicos en todas las regiones del estado, y evitar más casos como lo ocurrido en el municipio de Pueblo Nuevo; su labor es fundamental, pero si no hay garantías de protección nadie querrá hacer así sus prácticas. Luego se queja el gobierno federal que tampoco hay médicos especialistas en algunas regiones del país, ahí una clara muestra del riesgo constante que corren.
