/ domingo 6 de octubre de 2019

La incongruencia de los líderes del SNTE no tiene límites

El día 5 de octubre del año que transcurre, los voceros del SNTE convocaron muy formalmente a una gran marcha, que se llevaría a cabo en la Ciudad de México, para defender a sus líderes que están siendo arteramente atropellados por la 4ª.Transformación y que pretende moverlos de sus puestos, a decir de ellos bajo una aberrante intervención que a todas luces viola la autonomía de sus 75 años de cacicazgo como SNTE.

En esos términos circuló por las redes sociales dicho llamado, lo que podría tomarse como falso, pero que en el fondo es real y que moverse como lo hicieron todo se podía esperar. Sin embargo, el evento miserable y desairado que realizaron, se convirtió en el festejo del Día del Docente, donde aprovecharon para simular un reconocimiento al presidente de la República, donde obviamente no se puede omitir el mensaje entre líneas de que este es el inicio suave de una batalla, que no se descarta si insiste en moverles el tapete.

Lo que simulan no entender, es que la nueva Ley Federal del Trabajo, que le da vigencia a la normatividad de los sindicatos, no puede estar por debajo de los estatutos, donde sustentan su famosa autonomía que a discreción estableció una banda de maleantes y que ahora en ella se amparan para exigir una estabilidad perene y una intocabilidad a sus intereses y de grupo, que les permita seguir viviendo a cuerpo de reyes a costillas de los cuotizantes.

Enarbolan la bandera de la defensa de su glorioso sindicato, la cual aducen que la 4ª. Transformación se empeña en derrumbarlo. Interpretación que a su conveniencia han tergiversado, porque jamás van a tener el valor de reconocer que sus excesos son los que han contribuido para que dicho derrumbe tarde o temprano suceda.

Por qué colocar de forma tan beligerante, la culpa del desastre sindical sobre los hombros de la 4ª. Transformación, cuando todos los males acumulados en su interior, indiscutiblemente tienen que ver con las traiciones y transas de que han hecho víctima al magisterio. A quién más responsabilizar de las penurias de su miserable y mezquina representación, cuando ellos han sido sus propios diseñadores. Ahora se empecinan en usar a los maestros como escudo contra la justicia que viene a favor de ellos y que no han tenido empacho en adjudicarse el regreso de las conquistas que los intereses cupulares habían dejado perder.

Por qué adjudicar la responsabilidad del abandono y la división, sobre el cuello del gran Movimiento de Regeneración Nacional que ellos despreciaron. ¿No fue su ataque al Presidente una coartada fácil que buscaba trasladar su atención a las prácticas corruptas y cuestionables de su sindicato, cuya dirigencia vendió a Enrique Peña Nieto, la dignidad y derechos de los maestros?

Por qué y cómo explicar que toda la camarilla que traicionó a la maestra Elba Esther, quedara exenta de cualquier tipo de investigación y cínicamente se coludiera con la SEP y su testaferro Aurelio Nuño, para implementar todo tipo de mecanismos para reprimir a los docentes que se manifestaran en contra de la evaluación punitiva. ¿Cómo explicarse que siendo Juan Díaz de la Torre y Alfonso Cepeda “la parte defensora en contra de la mal llamada reforma educativa, resultaran los agraciados de los tres mil doscientos millones para promoverla?

Sin duda que están muy preocupados, pero no arrepentidos de lo que le hicieron a los maestros, sino porque el presidente se ha reunido y pactado con la disidencia, señales que indican, quizá, que no está dispuesto ni a reunirse, mucho menos a pactar con ellos, lo que deduce un enfrentamiento con las mafias cupulares. De ahí que se avizora al interior del SNTE renovación de los liderazgos por corruptos y malolientes.

Las cosas van en serio y los líderes saben que no hay reversa en lo que concierne a hacer respetar las nuevas reglas. Por eso su desesperación no tiene límites y se arriesgan a tirar patadas de ahogado, queriendo sorprender al gobierno que aún cuentan con el apoyo de las bases, donde su incongruencia se torna atípica, ya que nunca han defendido a los trabajadores, pero ahora cínicamente pretenden que éstos les reconozcan las cien mil basificaciones y que saquen la casta por ellos.

Por eso, no resulta ocioso señalar lo incongruente que se miran ahora, alborotando a los maestros para que los defiendan de la 4ª. Transformación que va contra la antidemocracia que los docentes repudian, pero que los sorprenden y acarrean bajo la falsedad de que el nuevo gobierno quiere eliminar al SNTE.

Qué incongruentes se observan ahora, citando a los maestros para que los respalden de la embestida, en contra de los privilegios que ostentan los líderes a nombre de los maestros y que éstos rechazan, pero que desafortunadamente algunos todavía se intimidan cuando les mienten que sus derechos corren peligro.

Qué incongruentes se muestran ahora, llamando a los maestros para que los defiendan del voto directo y secreto, derecho al que los docentes siempre han aspirado, pero que los paralizan a través de la confusión y la manipulación, al argumentarles que bajo el precepto de ese proceso, se puede perder lo que a ellos les ha costado mucho.

Qué incongruentes se plantan ahora, suplicándoles a los maestros que no los abandonen, cuando Juan Díaz y Alfonso Cepeda, jamás se apiadaron de ellos, pese a que acudieron a su liderazgo, en pos de su defensa, cuando fueron vilmente avasallados y humillados con la imposición de la mal llamada reforma educativa.

Desde luego que su opacidad y negligencia no fueron gratuitas, porque su traición tuvo el precio de 3,200 millones de pesos, que Díaz y Cepeda usufructuaron, bajo el disfraz de promotores de la mal llamada reforma educativa, de la que el cínico de Juan se ufanara, al declarar a los medios “que no la habían pedido, sino exigido porque era justa y necesaria y que el sindicato estaría presto siempre, para defenderla hasta las últimas consecuencias”.

Así se dieron los hechos, donde el SNTE se cubrió de vergüenza, gracias a la mala fe y pésima conducción de estos innombrables, que se resisten a aceptar las nuevas reglas que hablan de la libre sindicalización, así como de la no retención automática de las cuotas. Sin embargo, con la actitud derrochadora que evidenció a Cepeda en pleno zócalo el día 5 de octubre, demuestra a que está dispuesto a seguir invirtiendo nuestras aportaciones en lonches y frutsis para los acarreados. Razones que deducen que su intención es sabotear hasta el final lo que implica frenar el gran negocio.

Los actuales líderes se olvidan que su misión ya terminó y deben irse y agachar la testa, por haber subordinado su voluntad a la de Enrique Peña Nieto, y si ahora no lo han hecho, es porque de parte del presidente hay un rechazo evidente, que no está dispuesto a aceptar la sumisión a cambio de la permanencia rastrea que tanto daño ha generado a los maestros.

El día 5 de octubre del año que transcurre, los voceros del SNTE convocaron muy formalmente a una gran marcha, que se llevaría a cabo en la Ciudad de México, para defender a sus líderes que están siendo arteramente atropellados por la 4ª.Transformación y que pretende moverlos de sus puestos, a decir de ellos bajo una aberrante intervención que a todas luces viola la autonomía de sus 75 años de cacicazgo como SNTE.

En esos términos circuló por las redes sociales dicho llamado, lo que podría tomarse como falso, pero que en el fondo es real y que moverse como lo hicieron todo se podía esperar. Sin embargo, el evento miserable y desairado que realizaron, se convirtió en el festejo del Día del Docente, donde aprovecharon para simular un reconocimiento al presidente de la República, donde obviamente no se puede omitir el mensaje entre líneas de que este es el inicio suave de una batalla, que no se descarta si insiste en moverles el tapete.

Lo que simulan no entender, es que la nueva Ley Federal del Trabajo, que le da vigencia a la normatividad de los sindicatos, no puede estar por debajo de los estatutos, donde sustentan su famosa autonomía que a discreción estableció una banda de maleantes y que ahora en ella se amparan para exigir una estabilidad perene y una intocabilidad a sus intereses y de grupo, que les permita seguir viviendo a cuerpo de reyes a costillas de los cuotizantes.

Enarbolan la bandera de la defensa de su glorioso sindicato, la cual aducen que la 4ª. Transformación se empeña en derrumbarlo. Interpretación que a su conveniencia han tergiversado, porque jamás van a tener el valor de reconocer que sus excesos son los que han contribuido para que dicho derrumbe tarde o temprano suceda.

Por qué colocar de forma tan beligerante, la culpa del desastre sindical sobre los hombros de la 4ª. Transformación, cuando todos los males acumulados en su interior, indiscutiblemente tienen que ver con las traiciones y transas de que han hecho víctima al magisterio. A quién más responsabilizar de las penurias de su miserable y mezquina representación, cuando ellos han sido sus propios diseñadores. Ahora se empecinan en usar a los maestros como escudo contra la justicia que viene a favor de ellos y que no han tenido empacho en adjudicarse el regreso de las conquistas que los intereses cupulares habían dejado perder.

Por qué adjudicar la responsabilidad del abandono y la división, sobre el cuello del gran Movimiento de Regeneración Nacional que ellos despreciaron. ¿No fue su ataque al Presidente una coartada fácil que buscaba trasladar su atención a las prácticas corruptas y cuestionables de su sindicato, cuya dirigencia vendió a Enrique Peña Nieto, la dignidad y derechos de los maestros?

Por qué y cómo explicar que toda la camarilla que traicionó a la maestra Elba Esther, quedara exenta de cualquier tipo de investigación y cínicamente se coludiera con la SEP y su testaferro Aurelio Nuño, para implementar todo tipo de mecanismos para reprimir a los docentes que se manifestaran en contra de la evaluación punitiva. ¿Cómo explicarse que siendo Juan Díaz de la Torre y Alfonso Cepeda “la parte defensora en contra de la mal llamada reforma educativa, resultaran los agraciados de los tres mil doscientos millones para promoverla?

Sin duda que están muy preocupados, pero no arrepentidos de lo que le hicieron a los maestros, sino porque el presidente se ha reunido y pactado con la disidencia, señales que indican, quizá, que no está dispuesto ni a reunirse, mucho menos a pactar con ellos, lo que deduce un enfrentamiento con las mafias cupulares. De ahí que se avizora al interior del SNTE renovación de los liderazgos por corruptos y malolientes.

Las cosas van en serio y los líderes saben que no hay reversa en lo que concierne a hacer respetar las nuevas reglas. Por eso su desesperación no tiene límites y se arriesgan a tirar patadas de ahogado, queriendo sorprender al gobierno que aún cuentan con el apoyo de las bases, donde su incongruencia se torna atípica, ya que nunca han defendido a los trabajadores, pero ahora cínicamente pretenden que éstos les reconozcan las cien mil basificaciones y que saquen la casta por ellos.

Por eso, no resulta ocioso señalar lo incongruente que se miran ahora, alborotando a los maestros para que los defiendan de la 4ª. Transformación que va contra la antidemocracia que los docentes repudian, pero que los sorprenden y acarrean bajo la falsedad de que el nuevo gobierno quiere eliminar al SNTE.

Qué incongruentes se observan ahora, citando a los maestros para que los respalden de la embestida, en contra de los privilegios que ostentan los líderes a nombre de los maestros y que éstos rechazan, pero que desafortunadamente algunos todavía se intimidan cuando les mienten que sus derechos corren peligro.

Qué incongruentes se muestran ahora, llamando a los maestros para que los defiendan del voto directo y secreto, derecho al que los docentes siempre han aspirado, pero que los paralizan a través de la confusión y la manipulación, al argumentarles que bajo el precepto de ese proceso, se puede perder lo que a ellos les ha costado mucho.

Qué incongruentes se plantan ahora, suplicándoles a los maestros que no los abandonen, cuando Juan Díaz y Alfonso Cepeda, jamás se apiadaron de ellos, pese a que acudieron a su liderazgo, en pos de su defensa, cuando fueron vilmente avasallados y humillados con la imposición de la mal llamada reforma educativa.

Desde luego que su opacidad y negligencia no fueron gratuitas, porque su traición tuvo el precio de 3,200 millones de pesos, que Díaz y Cepeda usufructuaron, bajo el disfraz de promotores de la mal llamada reforma educativa, de la que el cínico de Juan se ufanara, al declarar a los medios “que no la habían pedido, sino exigido porque era justa y necesaria y que el sindicato estaría presto siempre, para defenderla hasta las últimas consecuencias”.

Así se dieron los hechos, donde el SNTE se cubrió de vergüenza, gracias a la mala fe y pésima conducción de estos innombrables, que se resisten a aceptar las nuevas reglas que hablan de la libre sindicalización, así como de la no retención automática de las cuotas. Sin embargo, con la actitud derrochadora que evidenció a Cepeda en pleno zócalo el día 5 de octubre, demuestra a que está dispuesto a seguir invirtiendo nuestras aportaciones en lonches y frutsis para los acarreados. Razones que deducen que su intención es sabotear hasta el final lo que implica frenar el gran negocio.

Los actuales líderes se olvidan que su misión ya terminó y deben irse y agachar la testa, por haber subordinado su voluntad a la de Enrique Peña Nieto, y si ahora no lo han hecho, es porque de parte del presidente hay un rechazo evidente, que no está dispuesto a aceptar la sumisión a cambio de la permanencia rastrea que tanto daño ha generado a los maestros.