/ viernes 20 de agosto de 2021

¿La legislatura más polarizada de la historia?

Dicen los de PRI, PAN y PRD, que perdieron una batalla, pero no la guerra. “Haiga sido como haiga sido” palo dado ni Dios lo quita. Pero se dice también, que golpe que no aniquila fortalece.

Hay quienes opinan que a los priistas les dieron una sopa de su propio chocolate y que, la trampa que le pusieron a la alianza ganadora, fue puesta por los ex priistas que ahora están en MORENA, encabezados por Iván Gurrola y Otniel García Navarro. Si esto fuera cierto, entonces, los alumnos superaron a los maestros. Sin embargo, creemos que la guerra en el congreso apenas comienza.

Lo acontecido más que una reforma a la Ley Orgánica del Congreso, fue una trampa política de tres bandas. Falta mucho camino por recorrer, la alianza no se quedará con los brazos cruzados y sin duda, aplicará la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente. Cuando los priistas se dieron cuenta, lo que Rubén Escajeda Jiménez calificó como un “agandalle” fue un poco tarde. Trataron por todos los medios de impedir la reforma. Inclusive, hoy se sabe que el dirigente nacional del PRI, se entrevistó con la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero para solicitar su intervención en esté tema tan delicado. Y si los ex priistas, Iván Gurrola y Otniel García Navarro no atendieron el llamado de la secretaria de Gobernación ya lo habían decidido, así de simple.

¿Se ganó una batalla legal, pero eso significa una victoria política? Diría el clásico: Cuestión de enfoques. En primer lugar, la respuesta jurídica para darle atrás a la reforma, de un momento a otro la conoceremos. Sólo están esperando para que sea legal dicha reforma, se publique en el Diario Oficial del Gobierno del Estado. Hasta el día de hoy no hay noticias de su publicación. Los partidos de la alianza seguramente recurrirán a un amparo contra leyes generales o alguna acción de inconstitucionalidad. Sin embargo, se ha filtrado por parte de la alianza que junto al tema jurídico habrá una respuesta política. Responderán de la misma manera y nada pasará porque ellos, son mayoría y como ya sabemos, los que avisan no engañan.

Mientras son peras o son manzanas, como siempre es la sociedad la que paga los platos rotos. Ese es el costo que se paga por tener una democracia representativa. Son 25 diputados en el Congreso, quienes deciden por más de un millón y medio de habitantes en el Estado y un millón de duranguenses en el extranjero. ¿Qué hay más allá de la reforma de dos artículos de la ley orgánica del congreso? Hoy tenemos una sociedad más informada y politizada. No tan fácilmente, caemos en las redes de las “trampas de la fe” de la clase política local.

Más que una reforma legal, el fondo es político y más específico, el poder que representa el poder legislativo local en está coyuntura electoral del 2022 para elegir al próximo gobernador o gobernadora.

Tarde o temprano, como dicen con la vara que mides serás medido o los carniceros de hoy, serán las vacas del mañana. Ni duda cabe, para el desenlace de esté problema en el Congreso y para destrabarlo se necesitarán operadores políticos de primer nivel, para no poner en riesgo una crisis política y constitucional en la próxima Legislatura. En este contexto, por el PRI se va a extrañar al hoy ex presidente de ese partido Rubén Escajeda Jiménez. El de San Juan del Río, con virtudes y defectos es buen operador político. Esta es una gran oportunidad para que Arturo Yáñez, demuestre de qué está hecho y agarre el toro por los cuernos, ahora que es el presidente del PRI estatal. Para los políticos “la moral es un árbol que da moras”. Puede más la ambición por el poder. La guerra apenas comenzó ¿Cómo terminará?


Dicen los de PRI, PAN y PRD, que perdieron una batalla, pero no la guerra. “Haiga sido como haiga sido” palo dado ni Dios lo quita. Pero se dice también, que golpe que no aniquila fortalece.

Hay quienes opinan que a los priistas les dieron una sopa de su propio chocolate y que, la trampa que le pusieron a la alianza ganadora, fue puesta por los ex priistas que ahora están en MORENA, encabezados por Iván Gurrola y Otniel García Navarro. Si esto fuera cierto, entonces, los alumnos superaron a los maestros. Sin embargo, creemos que la guerra en el congreso apenas comienza.

Lo acontecido más que una reforma a la Ley Orgánica del Congreso, fue una trampa política de tres bandas. Falta mucho camino por recorrer, la alianza no se quedará con los brazos cruzados y sin duda, aplicará la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente. Cuando los priistas se dieron cuenta, lo que Rubén Escajeda Jiménez calificó como un “agandalle” fue un poco tarde. Trataron por todos los medios de impedir la reforma. Inclusive, hoy se sabe que el dirigente nacional del PRI, se entrevistó con la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero para solicitar su intervención en esté tema tan delicado. Y si los ex priistas, Iván Gurrola y Otniel García Navarro no atendieron el llamado de la secretaria de Gobernación ya lo habían decidido, así de simple.

¿Se ganó una batalla legal, pero eso significa una victoria política? Diría el clásico: Cuestión de enfoques. En primer lugar, la respuesta jurídica para darle atrás a la reforma, de un momento a otro la conoceremos. Sólo están esperando para que sea legal dicha reforma, se publique en el Diario Oficial del Gobierno del Estado. Hasta el día de hoy no hay noticias de su publicación. Los partidos de la alianza seguramente recurrirán a un amparo contra leyes generales o alguna acción de inconstitucionalidad. Sin embargo, se ha filtrado por parte de la alianza que junto al tema jurídico habrá una respuesta política. Responderán de la misma manera y nada pasará porque ellos, son mayoría y como ya sabemos, los que avisan no engañan.

Mientras son peras o son manzanas, como siempre es la sociedad la que paga los platos rotos. Ese es el costo que se paga por tener una democracia representativa. Son 25 diputados en el Congreso, quienes deciden por más de un millón y medio de habitantes en el Estado y un millón de duranguenses en el extranjero. ¿Qué hay más allá de la reforma de dos artículos de la ley orgánica del congreso? Hoy tenemos una sociedad más informada y politizada. No tan fácilmente, caemos en las redes de las “trampas de la fe” de la clase política local.

Más que una reforma legal, el fondo es político y más específico, el poder que representa el poder legislativo local en está coyuntura electoral del 2022 para elegir al próximo gobernador o gobernadora.

Tarde o temprano, como dicen con la vara que mides serás medido o los carniceros de hoy, serán las vacas del mañana. Ni duda cabe, para el desenlace de esté problema en el Congreso y para destrabarlo se necesitarán operadores políticos de primer nivel, para no poner en riesgo una crisis política y constitucional en la próxima Legislatura. En este contexto, por el PRI se va a extrañar al hoy ex presidente de ese partido Rubén Escajeda Jiménez. El de San Juan del Río, con virtudes y defectos es buen operador político. Esta es una gran oportunidad para que Arturo Yáñez, demuestre de qué está hecho y agarre el toro por los cuernos, ahora que es el presidente del PRI estatal. Para los políticos “la moral es un árbol que da moras”. Puede más la ambición por el poder. La guerra apenas comenzó ¿Cómo terminará?