/ lunes 6 de septiembre de 2021

La polémica sobre el endeudamiento

A la fecha no ha cesado la polémica entre prianistas y morenistas, sobre el tema de los siete mil millones de pesos, donde de forma recíproca se culpan de la facilidad que unos y otros le otorgaron al beneficiario, para que éste sin esfuerzo ni problema los obtuviera.

Total que en esa rebatiña de dimes y diretes, no le ha quedado claro a la ciudadanía cuál es el monto real. Porque en la presunción de arrogarse unos y otros la verdad, la confusión aumenta al exponerlo cada quien desde su propia perspectiva, donde los números y objetivos agigantan la discrepancia.

Los de Morena se lamentan haber cometido semejante exceso y los del PRIAN festejan haberlos chamaqueado, dando por hecho que serán ellos los que saboreen a sus anchas el filón de oro, mientras los que se dicen las víctimas tendrán que conformarse con lamer el jarro por lo más tiznado.

Sin duda que los prianistas a unas horas tendrían todo para conseguir esos siete mil millones, pero calcularon magistralmente la jugada para llevarse entre las patas a Morena, a la que no le será fácil limpiarse el lodo que en este agandalle tan sucio le arrojaron los prianistas.

Estos, estaban urgidos de dinero, que para obtenerlo no temían venderle su alma al diablo, pero no se la entregaron hasta que lo convencieron de que en estos tiempos: “peca más el que tiene la pata que el que mata la vaca”.

Y ahí están los que a la vaca tuvieron la pata, llevando a cuestas la penitencia y a no perder de vista a aquellos que se llevaron el saco de billetes a cambio del palo de las gallinas que, ahora exhiben como trofeo, para hacerle honor al guano del que por su puritito gusto se embarraron.

Los prianistas celebran el escandaloso endeudamiento. Eufóricos describen cómo se logró la proeza de semejante crédito. Se escuchan aplausos por doquier ante la respuesta firme de la legislatura anterior, que no vaciló ni un momento para salir airosa. Y sin duda que tienen mucho que festejar, sobre todo a la luz de lo que no pudo haber sido y fue.

La oposición al endeudamiento no ocurrió. Los diputados de Morena en lugar de detenerlo, lo dejaron circular por la libre sin siquiera cuestionarlo. En vez del pasmo se impuso la acción de la complicidad. En las redes sociales se palpa una ciudadanía mayoritariamente insatisfecha con lo que se hizo, con lo que se decidió. De ahí que las bases de Morena no les queda duda que su ex bancada respondió con contundencia a favor de dicho agandalle y por tal motivo deben ser expulsados.

Cosa que no creo que les preocupe, porque siempre se vio que las fichas de negociación con el PRIAN, pesaban más que los principios que predica el presidente. Así que ayunos todos de cualquier indicio de austeridad, el PAN cerró filas ante la urgencia de obtener dinero fácil, el PRI se atrincheró con el mismo objetivo y de paso agradecer al jefe los favores, ignorando omisiones con tal de obtener grandes comisiones y por último los de Morena cerraron filas para que el PRIAN se agandallara los millones y ellos el desprestigio.

Ante los vergonzosos acontecimientos, difícil creerle a aquellos que cínicamente se deslindaron del atraco, cuando su ausencia fue para legitimarlo. Difícil creer en las denuncias que hicieron circular en todos los medios, cuando hay tantas opiniones que contradicen la culpa que pretenden justificar.

Las explicaciones tardías no detienen el repudio social. Sabían que la complicidad aún soterrada, obliga a pagar un precio muy alto y no hay descuento aunque exhiban las manos limpias, atendiendo no sólo el caso del escandaloso crédito, sino tantos más que nos llevan a pensar que Otniel, García, Sandra Amaya e Iván Gurrola, no combaten el endeudamiento, cuando descaradamente diputados de su partido terminaron avalando y solapando y las cosas empeorarían si se descubre que cobraron las treinta monedas.

A la fecha no ha cesado la polémica entre prianistas y morenistas, sobre el tema de los siete mil millones de pesos, donde de forma recíproca se culpan de la facilidad que unos y otros le otorgaron al beneficiario, para que éste sin esfuerzo ni problema los obtuviera.

Total que en esa rebatiña de dimes y diretes, no le ha quedado claro a la ciudadanía cuál es el monto real. Porque en la presunción de arrogarse unos y otros la verdad, la confusión aumenta al exponerlo cada quien desde su propia perspectiva, donde los números y objetivos agigantan la discrepancia.

Los de Morena se lamentan haber cometido semejante exceso y los del PRIAN festejan haberlos chamaqueado, dando por hecho que serán ellos los que saboreen a sus anchas el filón de oro, mientras los que se dicen las víctimas tendrán que conformarse con lamer el jarro por lo más tiznado.

Sin duda que los prianistas a unas horas tendrían todo para conseguir esos siete mil millones, pero calcularon magistralmente la jugada para llevarse entre las patas a Morena, a la que no le será fácil limpiarse el lodo que en este agandalle tan sucio le arrojaron los prianistas.

Estos, estaban urgidos de dinero, que para obtenerlo no temían venderle su alma al diablo, pero no se la entregaron hasta que lo convencieron de que en estos tiempos: “peca más el que tiene la pata que el que mata la vaca”.

Y ahí están los que a la vaca tuvieron la pata, llevando a cuestas la penitencia y a no perder de vista a aquellos que se llevaron el saco de billetes a cambio del palo de las gallinas que, ahora exhiben como trofeo, para hacerle honor al guano del que por su puritito gusto se embarraron.

Los prianistas celebran el escandaloso endeudamiento. Eufóricos describen cómo se logró la proeza de semejante crédito. Se escuchan aplausos por doquier ante la respuesta firme de la legislatura anterior, que no vaciló ni un momento para salir airosa. Y sin duda que tienen mucho que festejar, sobre todo a la luz de lo que no pudo haber sido y fue.

La oposición al endeudamiento no ocurrió. Los diputados de Morena en lugar de detenerlo, lo dejaron circular por la libre sin siquiera cuestionarlo. En vez del pasmo se impuso la acción de la complicidad. En las redes sociales se palpa una ciudadanía mayoritariamente insatisfecha con lo que se hizo, con lo que se decidió. De ahí que las bases de Morena no les queda duda que su ex bancada respondió con contundencia a favor de dicho agandalle y por tal motivo deben ser expulsados.

Cosa que no creo que les preocupe, porque siempre se vio que las fichas de negociación con el PRIAN, pesaban más que los principios que predica el presidente. Así que ayunos todos de cualquier indicio de austeridad, el PAN cerró filas ante la urgencia de obtener dinero fácil, el PRI se atrincheró con el mismo objetivo y de paso agradecer al jefe los favores, ignorando omisiones con tal de obtener grandes comisiones y por último los de Morena cerraron filas para que el PRIAN se agandallara los millones y ellos el desprestigio.

Ante los vergonzosos acontecimientos, difícil creerle a aquellos que cínicamente se deslindaron del atraco, cuando su ausencia fue para legitimarlo. Difícil creer en las denuncias que hicieron circular en todos los medios, cuando hay tantas opiniones que contradicen la culpa que pretenden justificar.

Las explicaciones tardías no detienen el repudio social. Sabían que la complicidad aún soterrada, obliga a pagar un precio muy alto y no hay descuento aunque exhiban las manos limpias, atendiendo no sólo el caso del escandaloso crédito, sino tantos más que nos llevan a pensar que Otniel, García, Sandra Amaya e Iván Gurrola, no combaten el endeudamiento, cuando descaradamente diputados de su partido terminaron avalando y solapando y las cosas empeorarían si se descubre que cobraron las treinta monedas.