/ lunes 7 de enero de 2019

La política es así

Los partidos adversarios carecen de un liderazgo fuerte y con la suficiente sagacidad, astucia y recursos para remontar la cuesta de la derrota que les fue infligida en las elecciones federales y locales del reciente año.

En los tiempos políticos que se viven, se considera que nadie podría negar la triple función del presidente de la República: Jefe de Estado, jefe de Gobierno y dirigente real de la dupla de Partidos políticos con registro legal, bajo cuyo influjo, influencia y cobertura (más un tercero que perdió el registro) obtuvo la victoria para que así se diera la alternancia ahora hacia la “izquierda”.

Luego pues, ya fuere en forma expresa o tácita, y más bien ésta que la primera por aquello de no violar la normatividad legal-electoral en vigor, el presidente, precisamente en su función de dirigente real de los partidos de referencia, habrá de estar con ellos y también apoyar no sólo a los mismos, sino también a los candidatos que sean postulados, por lo menos en el presente año, en pos de buscar y alcanzar una posición política, sin importar su relieve, trascendencia y amplitud, para, de tal manera, tener el soporte político-electoral para ejercer el poder en los tres niveles de gobierno.

En consecuencia, los aludidos partidos sí tienen un guía o bien un conductor que los organice, ya fuere directa o indirectamente para participar y vencer en las batallas políticas que vienen.

Por el contrario, los partidos adversarios carecen de un liderazgo fuerte y con la suficiente sagacidad, astucia y recursos para remontar la cuesta de la derrota que les fue infligida en las elecciones federales y locales del reciente año.

Es más, en atención a sus antecedentes cercanos y remotos, ni siquiera tienen algo tangible y posible que ofrecer a los ciudadanos como una alternativa viable y superable a la que representan los partidos y su ahora dirigente real y quien, bajo su amparo formal, fue electo presidente de la República.

Por lo que se refiere al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que obtuvo la Presidencia de la República en el 2012, su actual dirigencia nacional ni se ve ni se siente. Tal vez que está hibernada en un largo proceso de reflexión en pos de un camino que los coloque en una senda dentro de la cual y en cierto tiempo (corto o largo y más bien largo), para así transitar con lentitud y firmeza hacia la recuperación del poder perdido.

Por otra parte, parte de la élite del PRI que gozó del ejercicio del poder y de las mieles de los beneficios que ello implica, se ubicaron muy bien en las cámaras que conforman el Congreso de la Unión, todos ellos por la vía de la representación proporcional.

De los seis senadores o senadoras que llegaron a ser por esa vía, son: la actual presidenta del PRI quien había sido secretaria general del mismo, además de titular de las secretarías de Turismo y de Relaciones exteriores; el secretario general de la Confederación de Trabajadores de México cuya fuerza laboral y militancia en esa central ha disminuido en forma sensible, para ubicarse en un lugar muy distante al que en otros tiempo tuvo y bastante para influir en la toma de decisiones trascendentes no sólo para el partido sino para el gobierno mismo.

La senadora que obtuvo el cargo de elección por el hecho de haber sido colocada en el tercer lugar de la lista de candidatos plurinominales, no era ni pertenece al PRI. Al margen de su inteligencia y preparación, fue candidata como una concesión al candidato presidencial (tampoco era del PRI), desde la posición de jefa de oficina de aquél y de quien había sido subsecretaria (me parece) en dos de las tres secretarías que el mismo desempeñó en el pasado sexenio.

El secretario de Gobernación durante la mayor tiempo del sexenio 2012-2018, quien había sido gobernador de Hidalgo y uno de los artífices para que el anterior presidente fuera postulado y obtuviera el triunfo, no tiene en su haber méritos suficientes para ser y asumir un liderazgo con fuerza para reencontrar la senda de la victoria, a pesar de que se desempeña como coordinador del grupo parlamentario del PRI en el Senado. El fracaso de la política de seguridad pública bajo su encomienda así lo indica.

La senadora, que fue ubicada en el quinto lugar en la lista y desde el cual alcanzó la posición, tiene fama de ser inteligente y capaz pues así lo indica el extenso currículum político que posee, pero que por haber estado demasiado tiempo alejada del país en atención a la representación diplomática que le fue otorgada, estuvo y está marginada para construir un liderazgo con la fuerza y sentido que el PRI requiere.

Finalmente, el sexto senador que también llegó por la vía plurinominal, fue gobernador del Estado de México de 2011 al 2017 y se diría, que a pesar de que el PRI conservó la gubernatura, no entregó buenas cuentas como tal, puesto que aquélla se mantuvo con los votos de un partido aliado ya que, cara a cara, la candidata de Morena obtuvo más votos que los obtenidos por el gobernador actual bajo la tutela del membrete priista.

En lo que se refiere a la Cámara de Diputados, el coordinador de los legisladores del PRI fue Subsecretario de Gobernación, presidente nacional del partido y gobernador de su Estado natal Guerrero, cuyo titularidad del Poder Ejecutivo de dicha Entidad perdió y tuvo que entregar el mando al candidato vencedor del Partido de la Revolución Democrática, lo cual sucedió en el año de 2005. Además, como figura de relieve hacia el interior de la Cámara de Diputados por parte del PRI, aparece también el exgobernador de Coahuila del 2011 al 2017 y quien también se desempeñó primero, como secretario de acción electoral, y luego de organización del partido de referencia.

Luego pues, si del análisis de los diputados y senadores citados se desprende que unos formaron parte de la dirigencia del PRI y que otros tuvieron a su cargo la tarea de hacer frente a la seguridad pública y que la tarea realizada en tal sentido, no arrojó buenos resultados para el país, a tal grado que tal rubro tiene entrampado al nuevo gobierno en su propuesta de crear la guardia nacional con miembros del Ejército, de la Marina y de la Policía Federal.

Luego pues, bien se puede concluir que por ahora el PRI vive presa de una orfandad política y que sus posibles guías-salvadores, se ubican más en el pasado que se fue y no en el futuro que viene; por tanto, son los menos indicados para llenar el hueco de la orfandad que por ahora agobia y limita al otrora poderoso e invencible Partido Revolucionario Institucional.

Ya habrá oportunidad de analizar la situación del Partido Acción Nacional.

Los partidos adversarios carecen de un liderazgo fuerte y con la suficiente sagacidad, astucia y recursos para remontar la cuesta de la derrota que les fue infligida en las elecciones federales y locales del reciente año.

En los tiempos políticos que se viven, se considera que nadie podría negar la triple función del presidente de la República: Jefe de Estado, jefe de Gobierno y dirigente real de la dupla de Partidos políticos con registro legal, bajo cuyo influjo, influencia y cobertura (más un tercero que perdió el registro) obtuvo la victoria para que así se diera la alternancia ahora hacia la “izquierda”.

Luego pues, ya fuere en forma expresa o tácita, y más bien ésta que la primera por aquello de no violar la normatividad legal-electoral en vigor, el presidente, precisamente en su función de dirigente real de los partidos de referencia, habrá de estar con ellos y también apoyar no sólo a los mismos, sino también a los candidatos que sean postulados, por lo menos en el presente año, en pos de buscar y alcanzar una posición política, sin importar su relieve, trascendencia y amplitud, para, de tal manera, tener el soporte político-electoral para ejercer el poder en los tres niveles de gobierno.

En consecuencia, los aludidos partidos sí tienen un guía o bien un conductor que los organice, ya fuere directa o indirectamente para participar y vencer en las batallas políticas que vienen.

Por el contrario, los partidos adversarios carecen de un liderazgo fuerte y con la suficiente sagacidad, astucia y recursos para remontar la cuesta de la derrota que les fue infligida en las elecciones federales y locales del reciente año.

Es más, en atención a sus antecedentes cercanos y remotos, ni siquiera tienen algo tangible y posible que ofrecer a los ciudadanos como una alternativa viable y superable a la que representan los partidos y su ahora dirigente real y quien, bajo su amparo formal, fue electo presidente de la República.

Por lo que se refiere al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que obtuvo la Presidencia de la República en el 2012, su actual dirigencia nacional ni se ve ni se siente. Tal vez que está hibernada en un largo proceso de reflexión en pos de un camino que los coloque en una senda dentro de la cual y en cierto tiempo (corto o largo y más bien largo), para así transitar con lentitud y firmeza hacia la recuperación del poder perdido.

Por otra parte, parte de la élite del PRI que gozó del ejercicio del poder y de las mieles de los beneficios que ello implica, se ubicaron muy bien en las cámaras que conforman el Congreso de la Unión, todos ellos por la vía de la representación proporcional.

De los seis senadores o senadoras que llegaron a ser por esa vía, son: la actual presidenta del PRI quien había sido secretaria general del mismo, además de titular de las secretarías de Turismo y de Relaciones exteriores; el secretario general de la Confederación de Trabajadores de México cuya fuerza laboral y militancia en esa central ha disminuido en forma sensible, para ubicarse en un lugar muy distante al que en otros tiempo tuvo y bastante para influir en la toma de decisiones trascendentes no sólo para el partido sino para el gobierno mismo.

La senadora que obtuvo el cargo de elección por el hecho de haber sido colocada en el tercer lugar de la lista de candidatos plurinominales, no era ni pertenece al PRI. Al margen de su inteligencia y preparación, fue candidata como una concesión al candidato presidencial (tampoco era del PRI), desde la posición de jefa de oficina de aquél y de quien había sido subsecretaria (me parece) en dos de las tres secretarías que el mismo desempeñó en el pasado sexenio.

El secretario de Gobernación durante la mayor tiempo del sexenio 2012-2018, quien había sido gobernador de Hidalgo y uno de los artífices para que el anterior presidente fuera postulado y obtuviera el triunfo, no tiene en su haber méritos suficientes para ser y asumir un liderazgo con fuerza para reencontrar la senda de la victoria, a pesar de que se desempeña como coordinador del grupo parlamentario del PRI en el Senado. El fracaso de la política de seguridad pública bajo su encomienda así lo indica.

La senadora, que fue ubicada en el quinto lugar en la lista y desde el cual alcanzó la posición, tiene fama de ser inteligente y capaz pues así lo indica el extenso currículum político que posee, pero que por haber estado demasiado tiempo alejada del país en atención a la representación diplomática que le fue otorgada, estuvo y está marginada para construir un liderazgo con la fuerza y sentido que el PRI requiere.

Finalmente, el sexto senador que también llegó por la vía plurinominal, fue gobernador del Estado de México de 2011 al 2017 y se diría, que a pesar de que el PRI conservó la gubernatura, no entregó buenas cuentas como tal, puesto que aquélla se mantuvo con los votos de un partido aliado ya que, cara a cara, la candidata de Morena obtuvo más votos que los obtenidos por el gobernador actual bajo la tutela del membrete priista.

En lo que se refiere a la Cámara de Diputados, el coordinador de los legisladores del PRI fue Subsecretario de Gobernación, presidente nacional del partido y gobernador de su Estado natal Guerrero, cuyo titularidad del Poder Ejecutivo de dicha Entidad perdió y tuvo que entregar el mando al candidato vencedor del Partido de la Revolución Democrática, lo cual sucedió en el año de 2005. Además, como figura de relieve hacia el interior de la Cámara de Diputados por parte del PRI, aparece también el exgobernador de Coahuila del 2011 al 2017 y quien también se desempeñó primero, como secretario de acción electoral, y luego de organización del partido de referencia.

Luego pues, si del análisis de los diputados y senadores citados se desprende que unos formaron parte de la dirigencia del PRI y que otros tuvieron a su cargo la tarea de hacer frente a la seguridad pública y que la tarea realizada en tal sentido, no arrojó buenos resultados para el país, a tal grado que tal rubro tiene entrampado al nuevo gobierno en su propuesta de crear la guardia nacional con miembros del Ejército, de la Marina y de la Policía Federal.

Luego pues, bien se puede concluir que por ahora el PRI vive presa de una orfandad política y que sus posibles guías-salvadores, se ubican más en el pasado que se fue y no en el futuro que viene; por tanto, son los menos indicados para llenar el hueco de la orfandad que por ahora agobia y limita al otrora poderoso e invencible Partido Revolucionario Institucional.

Ya habrá oportunidad de analizar la situación del Partido Acción Nacional.

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