/ lunes 13 de mayo de 2019

La Política es así

Consensos y disensos

Los teóricos han establecido que la democracia implica el gobierno de las mayorías, lo cual no trae consigo que, en automático, las minorías deban ser marginadas a la hora de tomar decisiones en el interior de los órganos legislativos, por lo general integrados con la concurrencia de representantes de partidos que, en conjunto o en lo individual, constituyen minorías.

De las reformas constitucionales planteadas por el presidente de la República y cuya aprobación fue demandada por él, dos de ellas se dieron dentro del disenso, que por intervención de todas las fuerzas políticas presentes en el Congreso de la Unión, aquél se convirtió en consenso para obtener la mayoría calificada necesaria para la procedencia de las mismas. Me refiero a las reformas constitucionales para crear la Guardia Nacional y a las tendientes para “abrogar” “la mal llamada reforma educativa”.

Por lo que se refiere a la primera de las reformas constitucionales citadas, bajo la operación de los coordinadores parlamentarios del partido del presidente y que ambos presiden la Junta de Coordinación Política en cada una de las cámaras que conforman el Congreso de la Unión, los cuales actuaron siempre con la finalidad de acatar la voluntad presidencial, se obtuvo el consenso a tal grado que en las mismas su aprobación casi se dio por unanimidad y con el aval de porras que estuvieron a cargo de los parlamentarios que integraron la mayoría calificada.

En su oportunidad se comentó que, para obtener el consenso y la mayoría calificada, se cedió un aspecto considerado como clave para la aprobación de la Guardia Nacional que no fue otro más que la misma estuviera ubicada en el ámbito administrativo y bajo el mando de un civil, o bien de un militar de alta graduación en retiro.

Al parecer, se podría desprender que en el contenido de las disposiciones reglamentarias de los preceptos constitucionales correspondientes, que en el caso de la conducción y mando de la Guardia Nacional, en ambos podría quedar un militar aún no en retiro y con segundos que le darían más perfil militar que ciudadano a la misma, lo cual no sería muy recomendable ni aceptable por diversas circunstancias, entre ellas a la diferencia de la lógica y razón de la milicia con la de los ciudadanos que en minoría constituirían la Guardia Nacional, en la cual dominarían ampliamente el número de sus integrantes provenientes de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina.

El tiempo aclarará la Constitución y operación de la Guardia Nacional, en la inteligencia de que, para la aprobación de la legislación reglamentaria, únicamente se requerirá la mayoría absoluta (más de la mitad de los diputados y senadores presentes en las sesiones de ambas cámaras) que sí tiene el partido del presidente.

En donde se dio un mayor grado de dificultad para superar el disenso y alcanzar el consenso y así obtener la mayoría calificada (las dos terceras partes de los diputados senadores presentes en las respectivas sesiones) requerida, concurrió en la “abrogación” de “la mal llamada reforma educativa”, de la cual se llegó a decir que no quedaría ni una coma de la misma.

La dificultad señalada se considera que tuvo su origen en dos circunstancias. La primera lo fue que en el régimen anterior se le dio un fuerte matiz político-educativo y que constituyó una de las prioridades más importantes (por trascendente en el tiempo), mientras que la segunda fue también la injerencia del factor político, pues en la misma estaban en juego los intereses de los maestros, y más que de éstos, de las dirigencias del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), aderezadas sus participaciones e intereses con la resurrección de la fuerza magisterial de quien fuera poderosa dirigente del SNTE, liberada precisamente el año pasado y cuya presencia y simpatizantes se notaron antes y después de las elecciones presidenciales del año pasado.

Al final del día y del trámite parlamentario en ambas cámaras, fueron aprobadas las reformas derivadas de la promesa y de la voluntad presidencial, con cambias significativos demandados principalmente por la fuerza magisterial, con la consecuente aceptación y complacencia del otrora partido en el poder, representado en ambas cámaras por, en un principio, ultra defensores de la reforma educativa aprobada en el pasado sexenio, quienes, sencillamente concluyeron que las reformas constitucionales en materia educativa en proceso, constituyen una evolución positiva de las que se aprobaron hace seis años.

Los diputados provenientes del SNTE y de la CNTE no se opusieron a las reformas. Por el contrario, votaron a favor. Tampoco se manifestaron las fuerzas de la social que apoyaron y favorecieron a las reformas del sexenio anterior.

En su momento, al presentarse la iniciativa para su aprobación de las leyes secundarias, habrá que saber y ver qué fue lo concedido para que, los opositores primarios, apoyaran las reformas en el Congreso de la Unión.

La tramitación de las reformas constitucionales en las legislaturas locales, se considera que no existirá ningún problema, habida cuenta que el partido del presidente domina en más de la mitad de los congresos locales, y que en el resto, ningún gobernador del PRI se opondrá, y tal vez tampoco del PAN (partido este cuyos diputados y senadores votaron en contra de las reformas), toda vez que todos quieren y querrán estar bien con el presidente que es el dador sexenal de bienes y dones.

Solamente en el imaginario popular y para el futuro que viene, se plantean dos interrogantes.

La primera es si el titular de la Secretaría de Educación Pública y sus auxiliares podrán implementar y llevar a buen puerto la reforma educativa deseada por el presidente y que ya tiene el aval del congreso constituyente para entrar en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación mañana (todo indica que así será) que se celebra el Día del Maestro.

La segunda consiste en saber cómo se comportarán las fuerzas magisteriales agrupadas por lo pronto con tres frentes: SNTE, CNTE y Fuerzas Sociales Progresistas en construcción bajo la égida de la dirigente nacional de los maestros (1974-enero 2013).

Sólo para recordar. De 1974 a 2019 han dirigido al SNTE cuatro maestros, todos ellos en coordinación y con la anuencia del gobierno federal, los cuales han sido siempre factores para alcanzar, conservar y estabilizar el ejercicio del poder presidencial.

Consensos y disensos

Los teóricos han establecido que la democracia implica el gobierno de las mayorías, lo cual no trae consigo que, en automático, las minorías deban ser marginadas a la hora de tomar decisiones en el interior de los órganos legislativos, por lo general integrados con la concurrencia de representantes de partidos que, en conjunto o en lo individual, constituyen minorías.

De las reformas constitucionales planteadas por el presidente de la República y cuya aprobación fue demandada por él, dos de ellas se dieron dentro del disenso, que por intervención de todas las fuerzas políticas presentes en el Congreso de la Unión, aquél se convirtió en consenso para obtener la mayoría calificada necesaria para la procedencia de las mismas. Me refiero a las reformas constitucionales para crear la Guardia Nacional y a las tendientes para “abrogar” “la mal llamada reforma educativa”.

Por lo que se refiere a la primera de las reformas constitucionales citadas, bajo la operación de los coordinadores parlamentarios del partido del presidente y que ambos presiden la Junta de Coordinación Política en cada una de las cámaras que conforman el Congreso de la Unión, los cuales actuaron siempre con la finalidad de acatar la voluntad presidencial, se obtuvo el consenso a tal grado que en las mismas su aprobación casi se dio por unanimidad y con el aval de porras que estuvieron a cargo de los parlamentarios que integraron la mayoría calificada.

En su oportunidad se comentó que, para obtener el consenso y la mayoría calificada, se cedió un aspecto considerado como clave para la aprobación de la Guardia Nacional que no fue otro más que la misma estuviera ubicada en el ámbito administrativo y bajo el mando de un civil, o bien de un militar de alta graduación en retiro.

Al parecer, se podría desprender que en el contenido de las disposiciones reglamentarias de los preceptos constitucionales correspondientes, que en el caso de la conducción y mando de la Guardia Nacional, en ambos podría quedar un militar aún no en retiro y con segundos que le darían más perfil militar que ciudadano a la misma, lo cual no sería muy recomendable ni aceptable por diversas circunstancias, entre ellas a la diferencia de la lógica y razón de la milicia con la de los ciudadanos que en minoría constituirían la Guardia Nacional, en la cual dominarían ampliamente el número de sus integrantes provenientes de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina.

El tiempo aclarará la Constitución y operación de la Guardia Nacional, en la inteligencia de que, para la aprobación de la legislación reglamentaria, únicamente se requerirá la mayoría absoluta (más de la mitad de los diputados y senadores presentes en las sesiones de ambas cámaras) que sí tiene el partido del presidente.

En donde se dio un mayor grado de dificultad para superar el disenso y alcanzar el consenso y así obtener la mayoría calificada (las dos terceras partes de los diputados senadores presentes en las respectivas sesiones) requerida, concurrió en la “abrogación” de “la mal llamada reforma educativa”, de la cual se llegó a decir que no quedaría ni una coma de la misma.

La dificultad señalada se considera que tuvo su origen en dos circunstancias. La primera lo fue que en el régimen anterior se le dio un fuerte matiz político-educativo y que constituyó una de las prioridades más importantes (por trascendente en el tiempo), mientras que la segunda fue también la injerencia del factor político, pues en la misma estaban en juego los intereses de los maestros, y más que de éstos, de las dirigencias del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), aderezadas sus participaciones e intereses con la resurrección de la fuerza magisterial de quien fuera poderosa dirigente del SNTE, liberada precisamente el año pasado y cuya presencia y simpatizantes se notaron antes y después de las elecciones presidenciales del año pasado.

Al final del día y del trámite parlamentario en ambas cámaras, fueron aprobadas las reformas derivadas de la promesa y de la voluntad presidencial, con cambias significativos demandados principalmente por la fuerza magisterial, con la consecuente aceptación y complacencia del otrora partido en el poder, representado en ambas cámaras por, en un principio, ultra defensores de la reforma educativa aprobada en el pasado sexenio, quienes, sencillamente concluyeron que las reformas constitucionales en materia educativa en proceso, constituyen una evolución positiva de las que se aprobaron hace seis años.

Los diputados provenientes del SNTE y de la CNTE no se opusieron a las reformas. Por el contrario, votaron a favor. Tampoco se manifestaron las fuerzas de la social que apoyaron y favorecieron a las reformas del sexenio anterior.

En su momento, al presentarse la iniciativa para su aprobación de las leyes secundarias, habrá que saber y ver qué fue lo concedido para que, los opositores primarios, apoyaran las reformas en el Congreso de la Unión.

La tramitación de las reformas constitucionales en las legislaturas locales, se considera que no existirá ningún problema, habida cuenta que el partido del presidente domina en más de la mitad de los congresos locales, y que en el resto, ningún gobernador del PRI se opondrá, y tal vez tampoco del PAN (partido este cuyos diputados y senadores votaron en contra de las reformas), toda vez que todos quieren y querrán estar bien con el presidente que es el dador sexenal de bienes y dones.

Solamente en el imaginario popular y para el futuro que viene, se plantean dos interrogantes.

La primera es si el titular de la Secretaría de Educación Pública y sus auxiliares podrán implementar y llevar a buen puerto la reforma educativa deseada por el presidente y que ya tiene el aval del congreso constituyente para entrar en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación mañana (todo indica que así será) que se celebra el Día del Maestro.

La segunda consiste en saber cómo se comportarán las fuerzas magisteriales agrupadas por lo pronto con tres frentes: SNTE, CNTE y Fuerzas Sociales Progresistas en construcción bajo la égida de la dirigente nacional de los maestros (1974-enero 2013).

Sólo para recordar. De 1974 a 2019 han dirigido al SNTE cuatro maestros, todos ellos en coordinación y con la anuencia del gobierno federal, los cuales han sido siempre factores para alcanzar, conservar y estabilizar el ejercicio del poder presidencial.

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