/ lunes 19 de agosto de 2019

LA POLÍTICA ES ASÍ

En campaña

En su largo camino hacia la Presidencia de la República, en el discurso del ahora presidente (en lo sucesivo AMLO) siempre fue muy claro en sus objetivos al llegar a la meta y ha gobernado en consecuencia a ellos. Por demasiado divulgados, se omite su enumeración.

Por otra parte, en el ejercicio del poder AMLO, es constante en su discurso relacionado con la 4T, de insistir en las acciones con miras a la consecución de la misma, y dentro del mismo, ha reiterado que para cumplir con lo prometido, trabajará durante dieciséis horas diarias, para que así su sexenio, en lugar de ser de seis años, sea el equivalente a dos sexenios.

En el tiempo en el cual AMLO se ha desempeñado como titular del Poder Ejecutivo federal y como jefe nato de la organización que lo llevó a la Presidencia, hasta la fecha no ha dejado entrever sus inclinaciones a favor de alguno de sus fieles a quien apoyaría y perfilaría para que lo relevara en la tarea de continuar hacia adelante con la 4T y para que así no se corriera el peligro de regresar al pasado a cargo de la élite política que se autodestruyó y que permitió que él se hiciera del poder el uno de julio de 2018.

En la historia de los regímenes autoritarios o en aquellos en los cuales ha dominado la voluntad de un solo hombre, este ha decidido por sí y ante sí quien lo sucediera al frente del estado y en el ejercicio del poder.

Para no ir muy lejos ni en el tiempo ni en el espacio, en México y en los años de 1970, de 1976, de 1982, de 1988 y de 1994, el Presidente de la República decidió quién fuera su sucesor, tuviera o no la capacidad para el cargo, puesto que se buscaba más la obsecuencia para continuar con su influencia en la toma de decisiones en el ejercicio del poder, lo cual no siempre sucedió.

Para las elecciones de 2000, 2006, 2012 y 2018 el presidente decidió quien fuera su candidato, pero en ninguna de dichas elecciones triunfó o bien obtuvo la postulación el candidato del presidente (en 2006 el candidato del presidente no fue postulado por su partido pero sí ganó la Presidencia con el apoyo de aquél).

En los tiempos transcurridos se han perfilado tres posibles sucesores: el secretario de Relaciones Exteriores, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el coordinador del Grupo Parlamentario en la Cámara de Senadores y a la vez presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara citada. Por ahora no se visualizan más y no se sabe si los mismos conservarán su posición como precandidatos. Inclusive, tampoco se sabe si permanecerán en el cargo político o político-administrativo que por ahora detentan.

Los tres identificados como posibles sucesores de AMLO tienen una muy amplia relación con él. Tal vez el de mayor tiempo pero no el más cercano y menos de más confianza pero sí poseedor del mejor perfil que hasta ahora le ha funcionado muy bien, es el jefe del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Senadores quien, hasta la fecha, ha cumplido con la encomienda de sacar avantes las iniciativas de AMLO en materia de reformas constitucionales, a pesar de que los senadores de Morena y de sus aliados (PT y PES) no conforman la mayoría de las dos terceras partes (mayoría calificada) para que se aprueben las mismas.

La única pendiente y que tal vez no pueda obtener tal mayoría, podría ser la iniciativa para la revocación de mandato y menos para que ésta concurra con las elecciones intermedias de 2021 que implicaría que AMLO estuviera en la boleta, lo cual conduciría para que éste, su partido y sus aliados otra vez avasallaran con sus votos a las fuerzas opositoras (PRI-PAN-MC-PRD).

Mientras los tiempos políticos corren, los tres perfiles están muy bien ubicados, aún cuando para que la Jefe de Gobierno de la Ciudad de México conserve su posición, ha requerido, en más de una ocasión, el apoyo de AMLO; apoyo requerido todavía más ante la marcha reciente de las mujeres capitalinas para que se erradique o que, por lo menos, disminuya la violencia que se ejerce en contra de ellas en la entidad que gobierna.

Sin embargo, ya se han dado escaramuzas y seguramente ocurrirán más entre los seguidores de cada uno de ellos, tal y como ha ocurrido en dos hechos recientes. Uno el pasado domingo y el otro apenas el día de ayer.

En el primero se dio dentro del contexto de la reunión del Consejo Político Nacional para que se diera la aprobación de la convocatoria para la elección de los dirigentes nacionales de Morena el próximo 20 de noviembre del año en curso, ya que los grupos de cada uno de los perfiles es natural que aspiren a que los electos sean proclives a sus aspiraciones.

La escaramuza de referencia habría tenido como motivación que la actual dirigente nacional (que aspira a ser elegida ya que la dirección nacional la ha asumido por encargo de la misma y no por haber sido electa), no simpatiza con el jefe del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de los Senadores, quien, por otra parte, se menciona que hizo alianza con el titular de Relaciones Exteriores para que el próximo presidente lo sea el actual coordinador del Grupo Parlamentario en la Cámara de Diputados y a la vez presidente de la Junta de Coordinación Política de la misma

AMLO no ha dado visos de tener especial inclinación por ninguno de los aspirantes. Sin embargo, en el colectivo de Morena y de buena parte de analistas confiables, se ha dejado entrever que aquél está y estará detrás de las pretensiones de la actual presidenta del Consejo Nacional de Morena.

La otra escaramuza se dio el día de ayer cuando, con evidente contrariedad del actual Presidente de la Cámara de Senadores, se decidió que el Senado fuere presidido por una mujer (obviamente de Morena y además tabasqueña) y lo cual estaría en concordancia con la equidad de género ampliamente aceptada. Sin embargo, el aún presidente no lo vio así y atribuyó al actual coordinador de Morena en el Senado la decisión de que él no fuera reelegido.

De acuerdo con la tradición del gobierno de un solo hombre cuyas características las posee el régimen que preside AMLO, tanto la presidencia del Senado como la Presidencia de Morena fue y será una decisión de AMLO.

Mientras los tiempos transcurren, el coordinador de Morena en la Cámara de Senadores anda en precampaña para ser el candidato presidencial de su partido en 2024. Prueba de ello es que mañana presentará su libro en esta ciudad titulado “El acceso de las mujeres a la justicia”.

Por otra parte, AMLO también anda en campaña para que la 4T vaya más allá de un sexenio.

En campaña

En su largo camino hacia la Presidencia de la República, en el discurso del ahora presidente (en lo sucesivo AMLO) siempre fue muy claro en sus objetivos al llegar a la meta y ha gobernado en consecuencia a ellos. Por demasiado divulgados, se omite su enumeración.

Por otra parte, en el ejercicio del poder AMLO, es constante en su discurso relacionado con la 4T, de insistir en las acciones con miras a la consecución de la misma, y dentro del mismo, ha reiterado que para cumplir con lo prometido, trabajará durante dieciséis horas diarias, para que así su sexenio, en lugar de ser de seis años, sea el equivalente a dos sexenios.

En el tiempo en el cual AMLO se ha desempeñado como titular del Poder Ejecutivo federal y como jefe nato de la organización que lo llevó a la Presidencia, hasta la fecha no ha dejado entrever sus inclinaciones a favor de alguno de sus fieles a quien apoyaría y perfilaría para que lo relevara en la tarea de continuar hacia adelante con la 4T y para que así no se corriera el peligro de regresar al pasado a cargo de la élite política que se autodestruyó y que permitió que él se hiciera del poder el uno de julio de 2018.

En la historia de los regímenes autoritarios o en aquellos en los cuales ha dominado la voluntad de un solo hombre, este ha decidido por sí y ante sí quien lo sucediera al frente del estado y en el ejercicio del poder.

Para no ir muy lejos ni en el tiempo ni en el espacio, en México y en los años de 1970, de 1976, de 1982, de 1988 y de 1994, el Presidente de la República decidió quién fuera su sucesor, tuviera o no la capacidad para el cargo, puesto que se buscaba más la obsecuencia para continuar con su influencia en la toma de decisiones en el ejercicio del poder, lo cual no siempre sucedió.

Para las elecciones de 2000, 2006, 2012 y 2018 el presidente decidió quien fuera su candidato, pero en ninguna de dichas elecciones triunfó o bien obtuvo la postulación el candidato del presidente (en 2006 el candidato del presidente no fue postulado por su partido pero sí ganó la Presidencia con el apoyo de aquél).

En los tiempos transcurridos se han perfilado tres posibles sucesores: el secretario de Relaciones Exteriores, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el coordinador del Grupo Parlamentario en la Cámara de Senadores y a la vez presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara citada. Por ahora no se visualizan más y no se sabe si los mismos conservarán su posición como precandidatos. Inclusive, tampoco se sabe si permanecerán en el cargo político o político-administrativo que por ahora detentan.

Los tres identificados como posibles sucesores de AMLO tienen una muy amplia relación con él. Tal vez el de mayor tiempo pero no el más cercano y menos de más confianza pero sí poseedor del mejor perfil que hasta ahora le ha funcionado muy bien, es el jefe del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Senadores quien, hasta la fecha, ha cumplido con la encomienda de sacar avantes las iniciativas de AMLO en materia de reformas constitucionales, a pesar de que los senadores de Morena y de sus aliados (PT y PES) no conforman la mayoría de las dos terceras partes (mayoría calificada) para que se aprueben las mismas.

La única pendiente y que tal vez no pueda obtener tal mayoría, podría ser la iniciativa para la revocación de mandato y menos para que ésta concurra con las elecciones intermedias de 2021 que implicaría que AMLO estuviera en la boleta, lo cual conduciría para que éste, su partido y sus aliados otra vez avasallaran con sus votos a las fuerzas opositoras (PRI-PAN-MC-PRD).

Mientras los tiempos políticos corren, los tres perfiles están muy bien ubicados, aún cuando para que la Jefe de Gobierno de la Ciudad de México conserve su posición, ha requerido, en más de una ocasión, el apoyo de AMLO; apoyo requerido todavía más ante la marcha reciente de las mujeres capitalinas para que se erradique o que, por lo menos, disminuya la violencia que se ejerce en contra de ellas en la entidad que gobierna.

Sin embargo, ya se han dado escaramuzas y seguramente ocurrirán más entre los seguidores de cada uno de ellos, tal y como ha ocurrido en dos hechos recientes. Uno el pasado domingo y el otro apenas el día de ayer.

En el primero se dio dentro del contexto de la reunión del Consejo Político Nacional para que se diera la aprobación de la convocatoria para la elección de los dirigentes nacionales de Morena el próximo 20 de noviembre del año en curso, ya que los grupos de cada uno de los perfiles es natural que aspiren a que los electos sean proclives a sus aspiraciones.

La escaramuza de referencia habría tenido como motivación que la actual dirigente nacional (que aspira a ser elegida ya que la dirección nacional la ha asumido por encargo de la misma y no por haber sido electa), no simpatiza con el jefe del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de los Senadores, quien, por otra parte, se menciona que hizo alianza con el titular de Relaciones Exteriores para que el próximo presidente lo sea el actual coordinador del Grupo Parlamentario en la Cámara de Diputados y a la vez presidente de la Junta de Coordinación Política de la misma

AMLO no ha dado visos de tener especial inclinación por ninguno de los aspirantes. Sin embargo, en el colectivo de Morena y de buena parte de analistas confiables, se ha dejado entrever que aquél está y estará detrás de las pretensiones de la actual presidenta del Consejo Nacional de Morena.

La otra escaramuza se dio el día de ayer cuando, con evidente contrariedad del actual Presidente de la Cámara de Senadores, se decidió que el Senado fuere presidido por una mujer (obviamente de Morena y además tabasqueña) y lo cual estaría en concordancia con la equidad de género ampliamente aceptada. Sin embargo, el aún presidente no lo vio así y atribuyó al actual coordinador de Morena en el Senado la decisión de que él no fuera reelegido.

De acuerdo con la tradición del gobierno de un solo hombre cuyas características las posee el régimen que preside AMLO, tanto la presidencia del Senado como la Presidencia de Morena fue y será una decisión de AMLO.

Mientras los tiempos transcurren, el coordinador de Morena en la Cámara de Senadores anda en precampaña para ser el candidato presidencial de su partido en 2024. Prueba de ello es que mañana presentará su libro en esta ciudad titulado “El acceso de las mujeres a la justicia”.

Por otra parte, AMLO también anda en campaña para que la 4T vaya más allá de un sexenio.

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